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Bienvenidos sean todos a la casa del Señor, especialmente si nos visitan. Qué bueno que pueden estar con nosotros. Vamos a buscar nuestras Biblias, el Evangelio de Marcos. Puestos de pie, leer del capítulo 6. Marcos, capítulo 6. Marcos 6. Y vamos a leer comenzando en el versículo 45 y terminando en el versículo 52. Marcos 6. Dice la Escritura. Enseguida, refiriéndose a nuestro Señor Jesucristo, enseguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Bethsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Después que los hubo despedido, se fue al monte a orar. Y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar y él solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar. y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y gritaron, porque todos le veían y se turbaron. Pero enseguida habló con ellos y les dijo, Tened ánimo, yo soy, no temáis. Subió a ellos en la barca y se calmó el viento, y ellos se asombraron en gran manera y se maravillaban, porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones." Es aquí en la lectura de la escritura. Todos vamos a orar del Salmo 119 en voz alta. Vamos a orar comenzando con el versículo 137 y terminando con el versículo 144. apropiándonos de esta oración del salmista y al final del 144, como acostumbramos, digamos en nombre de Cristo Jesús. Amén. Salmo 119 y el versículo 137 al 144 en voz alta unison. Justo eres tú, oh Jehová, y rectos tus juicios. Tus testimonios que has recomendado son rectos y muy fieles. Mi celo me ha consumido, porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras. Sumamente pura es tu palabra y la ama tu sierva. Pequeño soy yo y desechado, mas no me he olvidado de tus mandamientos. Tu justicia es justicia eterna y tu ley la verdad. Aflicción y angustia se han apurado de mi, mas tus mandamientos fueron mi delicia. Justicia eterna son tus testimonios. Dame entendimiento y viviré. En nombre de Cristo Jesús. Amén. Sentémonos, hermanos. Siguiendo con la serie de Marcos, ahora nos toca este pasaje de Marcos capítulo 6, versículo 45 al versículo 52. Estamos estudiando este versículo, este libro, versículo por versículo, y ya llegamos a este pasaje de Marcos 6, 45. Se parece mucho al incidente de Marcos capítulo 4, donde el señor calmó la tempestad. Y aquí vemos que él caminó sobre el mar durante otra tempestad. Ustedes probablemente recordarán la historia de cuando el apóstol Pedro se hundió en esa tempestad. Este es el incidente. Mateo lo registra. Marcos no dice nada al respecto, pero es la misma historia donde Pedro se hundió al ver el viento, al ver la tormenta. Por supuesto, el Señor lo rescató después de que Pedro oró una de las oraciones más breves de la Biblia. Señor, ¡sálvame! Y el Señor, por supuesto, lo rescató. Vamos a anotar las lecciones que nos enseña Marcos, este pasaje de Marcos. La primera lección es que el Señor a veces nos hace entrar en situaciones difíciles y peligrosas. El Señor a veces nos hace entrar en situaciones difíciles y peligrosas. En el versículo 45, enseguida, refiriéndose a nuestro Señor Jesucristo, enseguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Bethsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. La palabra que aquí se traduce hizo, hizo a sus discípulos entrar a la barca. Es una palabra muy, pero muy fuerte. Otra versión la traduce obligó, obligó a sus discípulos. Y tengo unas preguntas para ustedes aquí. ¿Cristo es Dios? Sí. Muy bien. ¿Sabía Él que esa noche habría una tormenta en el mar? Sí o no. Entonces, entonces, ¿por qué Cristo obligó a sus discípulos, obligó a sus discípulos a entrar a la barca e ir delante de él? El Señor, en su sabiduría, a veces nos hace entrar en situaciones difíciles, situaciones peligrosas, y esto por diferentes propósitos. Por ejemplo, para probar nuestra fe, como en esta ocasión, especialmente a Pedro, pero también a los otros discípulos. En el capítulo 4 aprendimos que él los hizo entrar también en la misma barca y el mismo problema de tempestad para que los discípulos supieran de su gran poder sobre la creación. Él calmó el viento y se hizo grande bonanza, dice la escritura. Pero también lo hace para protegernos de pecados. ¿Cómo lo hizo con Pablo? Ven aquí, segunda de Corintios 12, 7. Probablemente se acordarán del aguijón y la carne, esa famosa frase, y que el apóstol oró tres veces para que el Señor la quitara, ese aguijón, esa espinota que tenía en su cuerpo. Pero vamos a ver la razón por la cual el Señor le mandó esa tribulación, esa tormenta, ese gran problema, ese gran dolor. Crónico a lo último. Segunda de Corintios, segunda de Corintios 12, 7. Dice el apóstol, y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofeté para que no me enaltezca sobremanera. En otras palabras, para que yo no me maraglorie, para que no sea orgulloso, soberbio de lo que yo había visto en el paraíso, de lo que yo había visto en el cielo. Por eso el Señor me mandó estos dolores y estas angustias tan dolorosas y crónicas. Entonces, el Señor a veces hace eso y nos manda tormentas difíciles, peligrosas, para protegernos de pecados, pero también para que nos arrepintamos más. Es lo que pasó en la historia de Job. Lean Job 1, Job 2 y Job 42. A lo último, Job dice, me arrepiento ahora sí. He visto a Dios. Me arrepiento. Job, que en el versículo 1 dice, Job 1, 1, que era un hombre perfecto, maduro, completo. Él dice, me arrepiento. El Señor a veces lo hace así y manda esas tormentas, pero también lo hace para disciplinarnos por amor paternal, para disciplinarnos, no castigarnos, pero para disciplinarnos. A los cristianos no se nos castiga, pero es por amor paternal. Él nos disciplina. Como en el caso de David y Bethsabeth. En el caso de David, ustedes lo pueden leer en Samuel capítulo 12, segunda de Samuel. El niño falleció. El niño falleció. Una gran angustia para un padre que su hijo fallezca. Dios lo dirigió así a ese problema tan grande en la vida de David para disciplinarlo. Pero también a veces nos manda tormentas para que aprendamos a depender más del Señor y que oremos más sinceramente. Leemos de esto en Hechos capítulo 4. Cuando encarcelaron a algunos discípulos, la iglesia comenzó a orar de verdad. O también el Señor nos manda a tormentas para que tengamos compasión y consolemos a los que pudieran pasar por ese tipo de tormentas. Lo leímos en 2 Corintios capítulo 1, que nosotros podemos consolar a aquellos por los cuales pasan por las mismas tribulaciones que nosotros. Pero también, y para mí esto es lo mejor, lo aprendimos ya en nuestros estudios de primera de Pedro 4, que el Señor a veces nos manda tormentas y tribulaciones o como dice ahí, fuegos de prueba para que nos haga participantes de los padecimientos de Cristo y tengamos más del Espíritu Santo. Eso es lo máximo para nosotros, por supuesto, ser participantes de los sufrimientos de Cristo y tener el Espíritu Santo. Como dice ahí que el Espíritu Santo reposa sobre nosotros. Entonces, hermano, amigo, tal vez en estos días te encuentras en una tempestad en tu vida, te encuentras en las profundidades del mar, por así decirlo. Esto no es sorpresa para el Señor. Muchas veces, Él lo hace a propósito, nos obliga a pasar por ahí. Pero lo hace. Que pasemos por esos sufrimientos, esos vientos, para que nos acerquemos a Él. Lo hace con buenos y sabios propósitos, que a lo último son buenos para nosotros. Y lo hace por puro amor. Hay que reconocer eso en las pruebas. Tal vez alguien pregunta, hermano Paco, pero que no nos puede enseñar sin esas tormentas, que no nos puede enseñar sin angustias, porque tengo que sufrir tanto. No me puede enseñar de otra manera. Sí, por supuesto, definitivamente. Y generalmente lo hace a través de su palabra y en su buena providencia. Pero como veremos después en otra lección, tenemos un corazón duro, tenemos un corazón terco. Y a menos que el Señor nos azote, no reaccionamos. Como dice el salmista, no seas como el caballo o como el mulo sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti. Muchas veces pasa por eso, que tenemos que pasar por esas tormentas. El Señor tiene que obligarnos a pasar por esos problemas para que realmente reaccionemos. Muy bien, entonces la primera lección, el Señor a veces nos hace entrar en situaciones difíciles, aún peligrosas, pero lo hace con buenos y sabios propósitos. Segunda lección, el Señor valora mucho la oración. El Señor valora mucho la oración. En el versículo 45 y 46, Marcos 6. Enseguida hizo a sus discípulos, obligó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de él a Bethsaida, en la otra ribera. Entretanto, que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar. Él despidió a la multitud. En el pasaje anterior trata de la alimentación de los 5,000. Como vimos, no eran 5,000 personas nada más. Un evangelio nos dice que eran 5,000 hombres más las mujeres y más los niños. Entonces, calculamos que eran unas 15,000 personas. No era una multitud muy pequeña de 100, 200 personas. Eran más de 15,000 personas. Entonces, despedirlos les ha de haber tomado mucho tiempo al Señor. Bastante tiempo despedir a 15,000 personas. Sí, por supuesto, nos podemos imaginar en su ternura, en su amor, el haber tomado tiempo para saludar a los jóvenes y a los niños. Yo me imagino algunas de las madres que llevaban a sus bebés. Por favor, bendice, ora por mi bebé. Y el Señor nunca negó eso, como vemos en nuestra historia. Yo me imagino que muchas personas, dice que el Señor sanó a muchos de ellos. Yo me imagino a muchas de esas personas que personalmente querían agradecerle al Señor una vez más. Me imagino a los ancianos darle gracias a Dios porque sanó a un hijo, tal vez a una hija, algún nieto, muy agradecidos. Y el Señor los despidió, a todos los saludó. Entonces, él ha de haber estado muy cansado después de despedir a una multitud así. Y después de predicar todo el día, ha de haber estado muy, pero muy cansado. ¿Qué hizo? Después que los hubo despedido, se fue al monte a orar. Y ha de haber orado mucho, puesto que nos dice que vio a sus discípulos en la cuarta vigilia. ¿Saben qué es la cuarta vigilia? de las cuatro, de tres, cuatro de la mañana a las seis de la mañana. Dice que estaban a una distancia, como en otro evangelio, dice unos 25, 30 estadios, como una distancia de cinco kilómetros. Los discípulos habían remado bastante. No estaban ahí en la orilla. Estaban ya casi la mitad del mar. Y el Señor oró y oró y oró. Otros evangelios nos dicen que esto no fue algo excepcional, que oró toda la noche. El Señor valoraba mucho la oración. Sabía de la necesidad de orar y perseverar en la oración. Ahora, si esta fuera una conferencia de pastores, recalcara la lección que predicar sin orar es en vano. antes y después del sermón. Predicar sin orar es en vano. Pero de hecho, es en cualquier ministerio. Cualquier cosa que hagamos en la vida, cualquier cosa que hagamos sin orar, es en vano. Debemos encomendar nuestras obras, nuestros trabajos a Dios siempre. Ahora, sin duda alguna, ¿qué oró el Señor? Cómo me hubiera gustado, como dicen en inglés, ser una pequeña mosca alrededor, en una roca de donde el Señor fue a orar, ¿verdad? Ser una pequeña mosca y un mosquito y escuchar lo que el Señor estaba orando. ¿Qué oró el Señor esa noche? Bueno, de seguro oró agradeciendo a Dios por su ayuda ese día. De seguro que oró por la multitud que escuchó sus mensajes, que el diablo no quitara la semilla sembrada. Pero también de seguro que intercedió por sus discípulos. Él sabía en el peligro en que estaban. Exactamente sabía, por supuesto. Hermanos, hermanas, especialmente cuando estemos en medio de tempestades, especialmente cuando estemos en problemas graves, recordemos que Cristo sabe dónde estamos, que Él nos ve y Él ora por nosotros. Acordemos la gran promesa de hebreos que dice que él puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. El Señor intercede por ti. Cuando estás en esa tempestad, cuando estás en problemas, cuando estás en esa tribulación, el Señor está intercediendo por ti. Y entonces este fin de año, o mejor dicho, al principiar el año, vamos a hacer resoluciones. Una de las mejores que puedes hacer es valorar más la oración. Es algo que tengo en mi corazón para mí mismo. Una de las mejores soluciones que podemos tomar. Valorar más la oración. En la oración hay muchísimo más poder de lo que nos imaginamos. Y es una manera de comunicarnos con Dios, por supuesto. Derramar nuestras almas, nuestros corazones a Él. Y escuchar su respuesta en su palabra. Y esperar su respuesta en su buena providencia. Muy bien, segunda lección. El Señor valora mucho la oración. Tercera lección. El Señor muchas veces nos dice, tengan ánimo, no teman. Tengan ánimo, no teman. Versículo 47. Y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar y él solo en tierra. Y viéndole remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y gritaron, porque todos le veían y se turbaron. Pero enseguida habló con ellos y les dijo, tened ánimo, yo soy. No temáis. Probablemente, si yo les pregunto cuál es el mandamiento que más se repite en la Biblia, muchos cristianos van a contestar que nos amemos unos a otros. Y es verdad, es uno de los mandamientos que más se repiten. Pero en la estadística, por números, el mandamiento que más se repite es no teman, no Una y otra vez, no temas. Probablemente el versículo más famoso sobre ese tema, y es el favorito de algunos de ustedes, es Josué 1.9. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente. No temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas. Y es significativo, estudiando ese tema, es muy significativo que la primera vez que se menciona la palabra miedo, la palabra temor, ¿saben cuándo se menciona por primera vez? En Génesis, en los primeros capítulos. Adán y Eva han pecado, tomaron el fruto prohibido. El Señor los buscó a ellos. Los buscó y preguntó, ¿dónde estás tú? Y Adán le contestó esto, oí tu voz en el huerto y tuve miedo. Oí tu voz en el huerto y tuve miedo. El pecado entró en el mundo y con el pecado todo lo malo. El pecado entró en el mundo y con el pecado el miedo. Y como dicen Romanos 5, hasta la muerte entró en el mundo. Pero Cristo apareció para quitar nuestros pecados. Y Él nos dice, tengan ánimo. ¡No teman! ¡No tengan miedo! Y nos los dice en tempestades. Nos dice como a Josué cuando vamos a entrar a batallas. Cuando, por así decirlo, es de lo más normal tener miedo. Pero él nos dice, no teman. ¿Cómo podemos entonces obedecer este mandamiento? Bueno, La clave aquí es confiar en quien nos dice que no tengamos miedo. Si me siento mal, tengo unos dolores que no entiendo y pienso yo, de seguro tengo cáncer. De seguro tengo cáncer. Y un vecino medio loco me dice, no te preocupes, te vas a aliviar de tu enfermedad. Eso no me calma. Pero si un buen médico nos da un diagnóstico exacto de la enfermedad, ve los rayos X, los estudios de laboratorio, las tomografías y todo, y nos dice el doctor, no te preocupes. No es cáncer. Hay medicina para esta enfermedad. Se te va a quitar en una semana más o menos. Te vas a aliviar. No te preocupes. Voy a calmar. ¿Por qué? Es el doctor que me dice, no te preocupes, no tengas miedo, no estés nervioso. Eso es clave aquí. Tenemos que confiar en el Señor. Él es el que nos dice, no temas, no tengas miedo por esto. Hay que aprender a cantar con el salmista. En el día que temo, yo en ti confío. Cuando lleguemos al cielo, no vamos a tener ningún miedo. Pero mientras que estemos en este mundo, vamos a sufrir, vamos a confrontar cosas que nos van a dar miedo y mucho miedo porque estamos en este mundo pecador. Entonces, el problema no es tanto las pruebas y las batallas que nos causan. Pero ¿qué hay que hacer? Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra. En Dios he confiado. No temeré. Jehová es mi luz y mi salvación. ¿De quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida. ¿De quién he de atemorizarme? Los discípulos se calmaron cuando Cristo les dijo, yo soy, yo soy, no temeré. Y el Señor pudiera haber citado la promesa que literalmente se cumplió esa noche. No temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Entonces, la clave es confiar en el Señor que nos dice que no tengamos temor, que no tengamos miedo. Y también la clave es confiar en su poder para ayudarnos. Por supuesto. Aquí pueden escribir, apuntar romanos, En capítulo 4, subraya en este gran texto de la vida de Abraham que nos da uno de los secretos de la cristiandad. Romanos capítulo 4 y versículo 20, hablando de Abraham que se le había prometido que iba a tener un hijo siendo de casi 100 años y su mujer, Sara, era stale. Pero nos dice el versículo 20 de Romanos 4. Tampoco dudó por incluida de la promesa de Dios. sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. Subray en eso, plenamente convencido. de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. Bueno, aquí es donde fallaron los discípulos en Marcos capítulo 6. Ellos estaban aterrorizados. Habían olvidado como el Señor había calmado la tormenta en el capítulo 4, en otro incidente. Y era una tormenta peor la del capítulo 4, por supuesto. Habían olvidado que Cristo es omnipotente, todopoderoso, aún sobre la gravedad, aún sobre la gravedad, de tal manera que él fácilmente pudo caminar sobre el mar y pudo calmar la tempestad. Entonces, hermana, hermano, Nunca olvides que el Señor puede calmar cualquier tormenta en tu vida. Por más difícil que sean tus circunstancias, recuerda que no hay nada imposible para Él, nada imposible para el Señor. Y entre paréntesis aquí, muchas veces nuestras ansiedades, muchas veces nuestros temores, son causados por nuestra imaginación. Aquí los discípulos, ¡Es un fantasma! Pero no era un fantasma. No era un fantasma, era el Señor. ¡Se va a caer el avión! Y no se cae el avión. ¡Tengo cáncer! No tienes cáncer. Que nuestra imaginación no nos controle. Que nos controle la promesa, la palabra de Dios. Memorize, aplique mucho, Filipenses 4.8. en las cosas que debemos de pensar, en lo que es verdad. Cierro el paréntesis y volviendo aquí al punto. El Señor mandó a sus discípulos que no temieran. Pero los discípulos tenían un gran problema y fue lo que causó todo esto. El problema era su entendimiento, su corazón. Y esto nos lleva a la cuarta lección. El Señor tiene discípulos con el corazón endurecido. El Señor tiene discípulos. Hay cristianos con el corazón endurecido. Ven el versículo 51. Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento, y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban, porque aún no habían entendido lo de los panes, que el Señor había multiplicado los panes, los cinco panes los había multiplicado y alimentó a los quince mil. Aún no habían entendido lo de los panes. ¿Cuál era el problema real? ¿Por qué ese miedo? ¿Por qué esa inquietud? ¿Por qué esas dudas? por cuanto estaban endurecidos sus corazones. Estaban endurecidos sus corazones. No captaron el milagro de la alimentación de los 15,000. No captaron el gran poder de Cristo. Él es Dios y es poderoso. Es el creador de Génesis 1.1. Él puede crear de la nada. Él está sobre el mar. Él está sobre el viento. Y por lo tanto, no debían de temer, no debían de tener miedo, no deberían de sorprenderse de los milagros del Señor. Pero como que los discípulos, como me dijo alguien, eran cristianos de lento aprendizaje. Cristianos de lento aprendizaje. Ven en el capítulo ocho, aquí en estas mismas páginas de Marcos. Marcos capítulo ocho y el versículo catorce. Marcos capítulo ocho y versículo catorce. Los discípulos habían olvidado de traer pan y no tenían sino un pan consigo en la barca. Y él les mandó. Nuestro Señor Jesucristo les mandó diciendo Mira, guardaos en la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes. Y discutían entre sí diciendo es porque no trajimos pan y entendiendo lo que Jesús les dijo que discutís. ¿Por qué no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis? ¿Teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis? Cuando partí los cinco panes entre los cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron, doce. Y cuando los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron, siete. Y él les dijo, En cierto sentido, debemos de dar muchas gracias a Dios por estos versículos tan realistas. Testifican que los discípulos eran como nosotros. Como dice Santiago, con las mismas pasiones, con las mismas dudas, con la misma incluidad, con la misma lentitud que nosotros. Ahora, por supuesto, como cristianos, no queremos tener un corazón endurecido. Por supuesto que no. Es peligroso. Un corazón endurecido no nos deja entender, nos causa dudas, nos causa miedos. Y lo peor, lo más grave, un corazón endurecido no nos deja confiar plenamente en Cristo. ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos prevenir esto? ¿Cómo podemos resolver esto? Bien, con esto termino. Bueno, esencialmente la solución es que pongamos mucha atención a nuestro corazón. Yo tengo una aplicación en mi celular. que me dice cuántas veces late mi corazón por minuto. Así, cuando después de algún ejercicio veo qué tan rápido late mi corazón y cuánto tiempo toma en calmarse, sé qué tan bien está o mal está mi salud cardiovascular con esta aplicación. Tengo entendido, yo no tengo un reloj así, pero tengo entendido que hay relojes que miden eso, que miden los latidos de corazón, todo eso, la presión, etcétera. Más acerca de este corazón. Pero a lo que voy es, ojalá hubiera una aplicación en el celular o en el teléfono que pudiera medir los parámetros de cómo está nuestro corazón espiritual. Ese reloj nos diría al final del día qué tan endurecido está nuestro corazón. ¿Está al 25% endurecido o el 50% endurecido, 75%, 100% endurecido? Si las vanidades, las suciedades del mundo están tapando nuestras arterias espirituales, o si está por detenerse el corazón tan mal que está, o si el arrepentimiento, la meditación, la oración tiene ese corazón limpio por la hora del evangelio en nuestras vidas. Qué fabuloso sería eso, ¿verdad? Hermanos, amigos, el que tenga oídos para oír esto, El corazón espiritual es muchísimo más importante que el biológico. Muchísimo más importante que nuestro corazón, este corazón que late aquí. El corazón espiritual, el corazón del hombre interior, es donde entendemos. Es donde amamos. Es donde nos emocionamos. Es ese corazón espiritual de donde salen nuestras decisiones finales. Es de ese corazón espiritual de donde salen nuestros pecados. Es de ese corazón espiritual que salen nuestras virtudes. Es por eso que Salomón nos alerta. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón. Porque de él mana la vida. ¿Cómo está tu corazón esa tarde? ¿Lo has limpiado de la grasa, el calcio inmundo que está tapando tu corazón? ¿Late calmadamente emocionado cuando escuchas de Cristo y las glorias de Cristo? ¿O está endurecido con arritmias Viene el domingo y el lunes... mal, mal. Y el martes, ahí va otra vez y lo... Muchos arritmias de ese corazón. ¿Cómo está tu corazón? Amigo, pon atención a tu corazón espiritual. Piensa en lo que piensas con tu corazón. Valga la redundancia, ¿verdad? Piensa en lo que piensas. Piensa en lo que haces, para qué lo haces, cuál es tu motivación real en tu vida. Nutre tu corazón con verdades, promesas bíblicas. Fortalécelo recordando las maravillas que Cristo ha hecho. Me ha tocado ver y leer acerca de cuando alguien ya se está muriendo, un problema, un accidente o algo, y lo tienen que resultar. Y una de las cosas más eficaces, además de darle shocks eléctricos, es inyectarle adrenalina directamente al corazón. Muchas veces eso es lo que más necesitamos. Una inyección directa de la adrenalina del evangelio puro a nuestro corazón. Ahora, por supuesto, si no eres creyente, lo primero que tienes que hacer es pedirle al Señor, rogarle al Señor, que en su misericordia cambie tu corazón, que haga un trasplante, que te quite el corazón de piedra y te dé un corazón enternecido, que puedas conocerlo, entender la Biblia, creer en él y adorarle a él. Eso se trata la cristiandad a lo último. Esto es lo que nos enseña este gran pasaje de otro milagro en nuestro Señor Jesucristo. Después vamos a ver más de esto, de los milagros, en la sección que sigue de algunos que fueron sanados en Marcos capítulo 6. Pero a lo último, estos pasajes no tratan de el Señor caminó sobre el mar, la tempestad se calmó. Estos pasajes tratan de lo que es la cristiandad, nuestra vida, lo que más necesitamos, cómo es el Señor y cómo nos ayuda a sobrevivir en esta vida, en lo que es la cristiandad real. Vamos a orar esta tarde, el tercer domingo del mes, oramos como congregación aquí personalmente, en vez de como los miércoles
Por qué tormentas en la vida?
Series Marcos
A veces Cristo nos hace entrar en situaciones peligrosas y difíciles, pero tiene buenos propósitos.
Sermon ID | 122224243292217 |
Duration | 33:46 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Mark 6:45-52 |
Language | Spanish |
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