
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
en Lucas, el Evangelio Según Lucas, y también en Segundo de Corintios 4. Lo que tenemos sobre la mesa aquí es este es el cuarto sermón sobre la contraparte de la gloria. Esto lo vamos a terminar. Tengo calculado dos domingos más para cerrar el tema. Luego vamos a pasar a la parte final de la serie sobre la gloria verdadera. y vamos a predicar varios domingos sobre el tema del cielo y la vida venidera. Esa es la contraparte. Pero faltan aquí estos temas que son terribles, que son solemnes, pesados, difíciles tanto de escuchar como de predicar. Son los temas de los cuales nadie quiere hablar hoy en día y nos toca una parte del panorama de de la realidad de la perdición eterna, nos toca ver, Mark, este habló de este tema hace cuatro o cinco domingos y ahora lo vamos a discutir en en una forma un poco diferente. Oremos padres, damos muchas gracias por habernos reunido, por tu cuidado, tu protección a lo largo de esta semana, por tantos que ya están fuera, te pedimos para que puedan acompañarnos a Y por los que estamos aquí en estos días, acercándonos a fin de año y la supuesta época navideña, pedimos que nos ayudes a no perder una perspectiva correcta de lo que es la gran tragedia en que viven todas estas personas en conversos que nos rodean. Y te pedimos que nos ayudes a ver una parte nuevamente de esta tragedia y a entenderlo mejor y a responder, reaccionar correctamente por medio de tu gracia. En el nombre de Cristo Jesús. Amén. Bueno, yo vine aquí sin mis grabadoras. So, bring them both, por favor. Es que estoy tan distraído que es la segunda vez que me subo aquí sin ninguna grabadora. Esta grabación es de respaldo porque se graba también en otros equipos. Pero busquen, el texto de entrada aquí en Segunda de Corintios, en su capítulo cuatro, ese es el tema al cual vamos a volver en relación con la gloria venidera, en el contexto de tanto dolor y sufrimiento y persecución, llega a concluir que había muchísimos motivos en el versículo 16 para no desmayarse, y poniendo todo en un contexto. Y el contexto es múltiple, en donde viene este tema al cual vamos a volver, del cuerpo físico que se va desgastando, por un lado, y el hombre interior que se está renovando Continuamente, esto es un tema extraordinario, lo vamos a discutir en el mes de enero. Es de mucha ayuda ver las cosas desde la perspectiva de lo que viene después, ¿no? De lo visible a lo invisible. Y en el versículo 18, ¿no? No mirando nosotros las que se ven, sino las que no se ven. De lo visible a lo invisible, este gran tema. incluso que estamos viendo aquí en su contraparte en relación con el infierno. Y luego, el hecho de que todas las cosas que se ven son temporales y las que no se ven, la distinción entre lo temporal y lo eterno, lo vamos a discutir también cerrando esta miniserie. Y luego, en la parte final, el gran contraste en el versículo 17 entre todo el sufrimiento presente que es momentáneo y leve, en contraste con la gloria venidera, la contraparte, es levisimo, lo veremos así mirando hacia atrás, desde el cielo hacia la tierra, ¿no? En un futuro lo vamos a ver así como más que leve. Y entenderemos, y este tema lo vamos a discutir, es una parte crucial del tema del cielo, cómo todo esto nos estaba obrando misteriosamente, un sobremanera alto, peso de gloria. Ahora buscan en Lucas 16. Y vamos a volver a leer este texto sobre el rico y Lázaro. Hemos estado ocupados viendo las advertencias sobre la contraparte de la gloria que es el infierno. Hemos estado ocupados desde hace tres, cuatro domingos con este tema. Y analizando la vez pasada una parte de por qué, otra vez, por qué Dios castiga el pecado y por qué el castigo es eterno. Aunque no hemos terminado de discutir eso, lo vamos a ver en una forma más amplia. Hemos visto en Marcos la terrible advertencia de Cristo acerca de la necesidad de tomar medidas drásticas. la cirugía espiritual y moral que consiste de arrepentirnos de todo pecado, en donde dice que sería mejor perder las manos, los pies, los ojos o cualquier otro miembro de nuestro cuerpo que pasar de esta vida a la vida venidera en una condición perdida, en una condición de perdición eterna. Todo esto lo hemos estado viendo. Ahora vamos a dar lectura a este texto, lo vamos a introducir en una forma más amplia, y después vamos a llegar a una serie de conclusiones acerca de lo que este pasaje enseña. Entonces, si ya lo tienen, buscan en Lucas 16, la lectura aquí Será abreviado, ¿no? Vamos a detenernos al principio. Luego vamos a ver algunos detalles que se encuentran aquí en Lucas 16. ¿Ya lo tienen? Y hay un montón de cosas, incluso libros buenísimos, escritos a lo largo de la historia del cristianismo sobre este pasaje. Y comienza en el 19, 16-19 de Lucas. Había también un hombre rico, que se vestía de púrpura. Incluso Moisés tenía una serie de cuatro o seis sermones sobre eso. Los poníamos en el programa de radio a lo largo de muchos años. Y mucha gente piensa que por ser rico se fue a la perdición. Eso tampoco es cierto. Pero se vestía en una forma extraordinaria, de la ropa más costosa en aquel entonces, y disfrutaba de la buena vida. Cada día un banquete. Nuestra versión antigua dice con esplendidez. y su contraparte había un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba, el pobrecito, tirado a la puerta del rico, en teoría, de modo que se veían, sin lugar a dudas, cotidianamente, se veían, ¿no? De paso, por lo menos, se miraban, ¿no? Y estamos pidiendo a todos los que están llegando, que están subiendo arriba, que bajen aquí abajo, por favor. Estamos dejando el El día de hoy, el tapán con lo libre, por favor, hay muchos espacios aquí. Y perdónenme, hay que seguir leyendo. El mendigo lleno de llagas, incluso en una condición miserable de enfermedad crónica, sin lugar a dudas, probablemente, no vamos a discutir qué tipo de enfermedades traía en su cuerpo, porque su enfermedad le conduce a la muerte. se hacían atención médica, podríamos discutir muchos detalles aquí, deseando llenar su estómago, hartarse de tan solo las migajas que caían de la mesa del rico. La descripción aquí es increíble, luego dice que hasta los perros venían, por favor, aquí en medio, hay espacio, perdóname, ya estoy distraído aquí con las personas que van llegando, tenía tanta hambre que estaba dispuesto a a comer de las puras migajas y luego los perros venían y le proporcionaban estos primeros auxilios, le lamían las llagas. Increíble la descripción. Y según todos esos grupos que predican cada domingo la bancada de prosperidad, el rico sería el creyente y el pobrecito Lázaro sería el incrédulo, pero resulta que no. Resulta lo contrario. Y esto no lo pueden reconciliar jamás con su doctrina falsa de que el evangelio de prosperidad predica el evangelio de salud y prosperidad económica y ningún lío en tu vida jamás. Y así, así, así. Y los papeles totalmente invertidos aquí. Y en el 22 aconteció que murió el mendigo y fue llevado por los ángeles al ceno de Abram. Y yo le decía al principio, sin detenernos aquí, el ceno de Abram es el lugar donde iban antes de la resurrección y ascensión de Cristo al cielo. No vamos a discutir todos los temas de la escatología en relación con dos partes del lugar que se llamaba en el griego el Hades. Una parte, no siendo el ceno de Abram, es el cielo en aquel entonces, el ceno de Abram, sin discutirlo. Y luego murió también el rico, fue sepultado y en el infierno. Directo al infierno, alzó sus ojos estando en tormentos y vio a Abraham de lejos. Es el seno de Abraham, ¿no? Y a Lázaro en su seno los ve de lejos, ¿no? A los que están en la versión preliminar del cielo en aquel entonces. Y dando voces dijo, Padre, Abraham, ten misericordia de mí. Envíe a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y lo que quiere es una gota nada más. Y refresque mi lengua porque estoy atormentado en esta llama. Le dijo Abraham, hijo. Acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida y las otras también males. Mas ahora este es consolado aquí conmigo y tú atormentado por segunda vez, atormentado. Además de todo esto, esta palabra se traduce cima, abismo profundo, un grande cima en la versión antigua constituida, establecida, puesta entre nosotros y vosotros y que los que quisieran pasar de aquí a vosotros no pueden ni allá pasar acá. Y la reacción del rico, te ruego pues, no? Padre, le llama Abraham, su padre, increíble espiritualmente, que envías a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos para que les testifique. Ahora este es el evangelista, vamos a ver del infierno, no? Para que no vengan ellos también a este lugar. Y es la cuarta vez que lo describe este lugar como un lugar de tormento. Y Abraham le dice a Moisés, a los profetas tienen, óiganlos. Y su reacción, no, no, esto no es suficiente, esto no va a convencer a nadie. Esa es una parte de lo que vamos a escuchar aquí en la introducción. No dice para atrás, es necesario que vean un milagro. Si alguno fuera a ellos de los muertos, están solo así. Y comprende perfectamente bien nuestro tema. Todos los que no se arrepienten van al invierno. Este cuate lo tiene clarísimo en su mente. se tienen que arrepentir mis cinco hermanos esto no va a suceder a menos que alguien en este sentido milagrosamente levantado no de los muertos este hasta que vean algo así no van a no no se van a arrepentir nunca y la respuesta de Abraham le dijo ok Si no oyen a Moisés y a los profetas, es una fórmula técnica para decir la Biblia de aquel entonces, el Antiguo Testamento. Si no presten atención, yo voy a agregar la palabra, si no creen a Moisés y a los profetas, tampoco se van a persuadir si algunos se levanten o se levantaron de los muertos. En este texto nos vamos a volver a meter el día de hoy en esta miniserie sobre la contraparte de la gloria, estamos hablando. Comencemos con esto nuevamente. Muchísima gente tiene la idea de que el mensaje del evangelio siempre ha de ser algo positivo, bonito, agradable. Y su argumento es que tan solo así vamos a atraer a la gente, ¿no? Y su argumento, la miel, lo agradable del evangelio es lo que debemos usar hablando siempre así. Y nunca, nunca hemos de hablar del castigo, de la ira de Dios, del juicio venidero. Estos temas que son, como vamos a volver a ver ahora, tan desagradables, tan deprimentes, tan espantosos incluso, ¿no? Que si hablamos de estos temas, nadie nos hará caso nunca. La respuesta a estas personas, ya la hemos visto repetidas veces, es que Cristo hablaba de este tema más que cualquier otro. Incluso daba, como vimos en un sermón hace un par de domingos, daba en varios ejemplos descripciones y advertencias respecto a todos y cada uno de los que van a ir a la perdición diciendo a Nicodemo, todos los que no nacen de nuevo van a la perdición. Y luego todos los que no son convertidos como niños también van al infierno. Todos los que no tienen en la Sermón del Monte una justicia mayor que la de los escribas y fariseos, una justicia negativa comparativa, son mejor que los peores de los peores. Todos los que confían en algo así también van a la perdición. Todos los que no tienen la obra de Cristo acreditada en su cuenta no pueden ir al cielo. Y luego en una lista espantosa de textos, los que viven en la práctica de cualquier pecado, los que no se arrepienten de sus pecados. Es imposible que vayan al cielo, no pueden ir al cielo ni quieren, como vamos a ver el día de hoy, no quieren ir al cielo. Y luego todas las personas epóquitas y auto engañadas de igual manera van a la perdición. Y luego en una serie espantosa de textos, los que no aman a Dios ni a su prójimo también van a ir. De igual manera van a ir a la perdición todos los que saben hacer el bien y no lo hacen. Van a la perdición no porque la salvación sea por obras, sino porque están viviendo con un corazón endurecido, no arrepentido en la práctica cotidiana de pecado al no amar a Dios y no amar a su prójimo. El cielo es un muro de amor y no quieren amar a nadie. ¿Cómo van a ir al cielo entonces? Y luego, a esto volveremos, en parte terminando el día de hoy, todos los que descuidan Su salvación. Esto es un tema espantoso. De estos que descuiden su salvación, ¿no? No tienen otra cosa que hacer en su estancia en este mundo salvo buscar su propia salvación y al no hacerlo están garantizados, están garantizando, está garantizado su perdición. Entonces, comencemos con una mini introducción antes de ver una parte de este asunto nuevamente del Rico y Lázaro, ¿no? Este tema lo hemos estado viendo. Todas las personas que no hacen caso de estas advertencias y este tema de que no debemos advertir, ¿no? Los que no hacen caso de las advertencias divinas respecto a la perdición eterna de sus almas, esto ya lo vimos en parte, lo vuelvo a usar el día de hoy en la introducción, están menospreciando a Dios. Están haciéndole a Dios el mentiroso. Al no hacer caso de lo que Dios dice sobre este tema, le están mostrando en forma directa un desprecio. En forma directa le están mostrando que ni les importa lo que Él les dice. Le están ofendiendo en la forma más directa posible a su propio Creador. Al no hacer caso de estas advertencias, están garantizando su propia perdición. Y mucha gente que sabe algo sobre esto, lo que hacen es menosprecian a los mensajeros, a los que les hablan de esto. Se vuelven en contra de los mensajeros, olvidándose de que nosotros no somos más que instrumentos humanos. El mensaje es divino. El mensaje que comunicamos sobre esto no es humano, es divino en todos los sentidos. Es el tema sobre nuestro señor Jesús hablaba más que cualquier otro. Entonces están rechazando el mensaje, la advertencia, creyendo que con rechazar a los mensajeros que les hablan de esto, lo pueden pasar por alto como si no fuera nada. Pero lo vuelvo a decir, están rechazando a Dios mismo. Cristo lo planteó así repetidas veces. Uno de los textos más citados, el que a vosotros oye, a mí oye. Y el que a vosotros desecha, a mí desecha. Y el que a mí me desecha, desecha al que me envió Desecha a mi padre, en Lucas 10. Y aunque no lo quieren ver así, ni lo entiendan así, esta es la realidad. Los que rechazan el mensaje sobre el juicio venidero están rechazando directamente a su creador. Los que menosprecian esta advertencia están menospreciando a Dios. Los que no hacen caso de este peligro están garantizando que van a ir a la perdición, sin excepción. Ahora, hay un texto, por el tiempo no vamos a buscarlo, les invito a que vean el proverbio. Hay un texto muy discutido. Les voy a citar el texto. Se encuentra en Juan 15, en los versículos 22-23, en donde nuestro Señor Jesús plantea el argumento en esta forma. Si yo no hubiera venido, dice, lo que supuestamente se va a celebrar en un par de semanas. Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado. Misteriosamente lo plantea así. Más ahora que ha venido y les ha hablado, no tienen excusa. Es una fórmula técnica. No tienen pretexto. No tienen forma alguna para librarse de su responsabilidad. Y luego lo vincula con, este, y a mí me aborrecen. Y lo dice este texto que hemos citado mil veces sin causa. O sea, le aborrecían a nuestro Señor Jesús por hablarles de esto. Y luego nos da la retincha de que si a mí me aborrecieron, a ustedes les van a hacer lo mismo. Y nosotros lo vemos constantemente, ¿no? Personas que quieren ir a un lugar en donde les van a hablar de todo menos estos temas. Y Cristo señala en este texto que si no les hubiera hablado y si no les hubiera advertido, entonces el asunto sería diferente. Pero como les habló y les advirtió, entonces se quedaron sin pretexto. Este tema es muy discutido. Y va por muchos caminos. El hecho de que los hombres ya eran culpables antes de la venida de Cristo, de eso no hay duda. El hecho de que ya eran culpables antes de que antes de que Cristo les hablara igual. Antes de antes de que les advirtiera, antes de que les predicara el evangelio, estaban ya culpables. Pero al acercarse a ellos, al hablarles, al predicarles acerca del juicio venidero y el infierno. Y al ver que aún así no le hicieron caso, estaban aumentando. Esto ya lo entendemos, no? Más luz equivale mayor o más responsabilidad, resultando en el peor juicio posible. Y eso es lo que Cristo les estaba diciendo. Ahora dice que yo he bajado del cielo para darles la advertencia. No me hicieron caso. Ahora no hay forma alguna. No hay manera para ocultar sus pecados. No tienen defensa, no tienen pretexto. Nadie puede excusarse, menos justificarse. No. Porque todas estas personas están abiertamente, al reaccionar así, menospreciando a Dios y aborreciendo a Dios. No les gusta el mensaje y por eso le rechazan y le aborrecen a Dios. ¿No? Hay que entender de qué estamos hablando aquí. Escuchen bien. Hablando de todas las personas presentes aquí el día de hoy, Cristo se nos ha acercado y lo va a hacer otra vez en este sermón. Cristo nos ha hablado a todos nosotros, sin excepción de este peligro. Ninguno de nosotros podría decir jamás lo que no sabíamos, que no habíamos escuchado. Y si no le hacemos caso de lo que de lo que ya vamos a volver a escuchar ahora, lo que estamos escuchando ahora. Entonces nuestra culpa es mayor. No tenemos pretexto, no tenemos excusa y nosotros estamos menospreciando. Nosotros estamos rechazando a Dios. Y vean en Proverbios 1 como desde desde desde el Antiguo Testamento, en el libro de Proverbios, vean en su primer capítulo cómo Dios planteó el argumento desde aquel entonces. Proverbios en su capítulo 1 nos saca de cualquier duda acerca de cómo esto funciona en Proverbios 1. Ya lo tienen la lectura que comienza en el versículo 24, no? después de exigir que se arrepientan del 23, que se vuelvan ante su reprensión y la promesa del derramamiento del Espíritu Santo y la salvación, la capacidad incluso de entender el Evangelio. Pero en el 24 dice, pero si no, ok, y ven la respuesta divina. Por cuanto llamé, ¿no quisiste? Esto es el tema de un llamamiento universal, general, que llega a todas las personas que entran en contacto con el Evangelio. Extendí mi mano y no hubo quien escuchase. Antes, lo que yo estoy diciendo, desechaste todo consejo mío, mi reprensión no quisieron, no quisiste recibir. No, no, se ofendieron, se escandalizaron, le aborrecieron. Ok, la respuesta, la reacción divina. Yo me reiré de vuestra calamidad, me burlaré cuando os viniera lo que temes, cuando viniera como destrucción lo que temes, cuando vuestra calamidad llegara como un torbellino. Cuando sobre vosotros viniera tribulación y angustia, las cosas cambiarán. Estamos introduciendo lo de Lucas 16. Es una parte de lo que vemos con el rico en el infierno. Entonces me llamarán. No responderé. Me buscarán desde temprano, desde mañana. No me hallarán. No me hallarán por cuanto aborrecieron la sabiduría y no escogieron el temor de Jehová y no quisieron mi consejo. Y esto es la palabra que estamos usando. Menospreciaron toda reprensión mía, entonces comerán pues el fruto de su camino, se hartarán de sus consejos, porque el reposo de los ignorantes los matará. Y como lo vemos con este rico, la prosperidad de los necios los echará a perder. Y termino otra vez con la invitación más el que me oyere. habitará confiadamente y vivirá reposado, sin temor del mal. Entonces, ahí vemos en síntesis el argumento. Desde el Antiguo Testamento les dice a todos que entren en contacto con su palabra, esto funciona así. Esto es así, esto siempre ha sido así, esto es así hasta el día de hoy, siempre será así hasta el fin del mundo. Ahora, en segundo lugar, hay que entender esto, lo acabamos de ver aquí. Las personas que no hacen caso de estas advertencias están cometiendo un pecado extraordinario. Ese pecado se llama la incredulidad. ¿Qué es esto? Son culpables de la incredulidad. Es otro tema que ya hemos visto en uno de los sermones anteriores, pero el punto aquí es importantísimo entenderlo un poco mejor. La incredulidad es un pecado cometido por todas las personas que no hacen caso de la palabra de Dios. Es un pecado extraordinario, es un pecado grandísimo, es un pecado horrible. ¿Por qué? Porque ese es el pecado que garantiza Superdición. En la lista, al finalizar la Biblia en Apocalipsis 21, hay una lista de palabras que describen a todos los que se encuentran en el infierno. La lista es espantosa, dice temerosos, abominables, homicidas, fornicarios, hechiceros, idólatras, menterosos. La lista es una de las más espantosas de la Biblia. Pero en la misma lista, al principio de la lista dice, los incrédulos. Los incrédulos. Tendrá en su parte en el lago ardiendo con fuego y azufre los incrédulos, dicen. Encabeza en la lista. Abominables, homicidas, fornicarios, hechiceros. Incrédulos, los primeros, los primeros en la lista. Ahora, hay que entender, hay tecnicismos aquí en que no vamos a meternos en los argumentos, los tematices aquí. Pero hay que entender esto. Solamente los que escuchan el Evangelio y no hacen caso del mensaje, son culpables de esta incredulidad. Ven cómo lo estamos diciendo. Los que nunca han escuchado el Evangelio son culpables de un sinnúmero de pecados. Esto lo sabemos. Al no amar a Dios y a su prójimo, están pecando con los cien mil lácteos del corazón cien mil veces cada día. Y sin embargo, al no haber escuchado el Evangelio, no son tan culpables como los incrédulos que han escuchado el Evangelio. Este de grados de juicio en el infierno lo vimos hace un par de domingos. Los que nunca han escuchado son culpables, lo vuelvo a decir, pero no han cometido en esta forma este pecado que se llama la incredulidad. La incredulidad pertenece, es un pecado exclusivamente cometido por los que han escuchado el evangelio, aunque una sola vez y han rechazado el evangelio. Los que nosotros llamamos pobres paganos, ¿no? Esto no lo vamos a escuchar. Estamos hablando de gente en todo el mundo, en todos los países hay estas personas que viven y mueren sin haber escuchado ni una sola vez el mensaje auténtico bíblico del Evangelio de Cristo y la salvación por su gracia, ¿no? Y estas personas, al no haber escuchado el evangelio, siguen siendo culpables, incluso de otra clase de incredulidad que no vamos a discutir. Es la que vamos a ver en un par de domingos. Son culpables de haberse olvidado de Dios. Y cuando van al infierno, Dios se va a olvidar de ellos. Como vamos a ver, ese es uno de los temas más increíblemente fuertes, no? Pero no son culpables de haber escuchado y rechazado el evangelio. ¿Ven cómo lo estamos viendo aquí? ¿Cómo lo estamos planteando? Los que han escuchado el evangelio pertenecen a otra clase de gente, ¿no? A esta clase de gente que no puede decir que ignoraban la verdad del evangelio, que no tenían conocimiento, no van a poder decir eso, no van a poder decir que no tenían ni oportunidad de responder al mensaje No, porque lo han escuchado la mayoría de las personas que han tenido contacto con el Evangelio, lo han escuchado a lo largo de un periodo de tiempo, como vemos, lo que es su día de gracia, lo que es su responsabilidad humana, su oportunidad de responder. Y Cristo plantea el asunto en estos términos. Escuchen lo que dice. El que en él cree, hablando de sí mismo, no es condenado, más el que no cree ya es condenado y la condenación es por su incredulidad. Porque no han creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esa es la condenación. La luz viene al mundo y los hombres amaron las tinieblas más que la luz porque sus obras eran malas. Y lo vincula con lo que estamos diciendo. Todo aquel que practica el pecado, que practica lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz para que sus obras no sean redarguidas, para que no tengan que arrepentirse. Y termina Cristo diciendo, el que cree en el Hijo tiene vida eterna, mas el que rehúsa creer, el que es, es un tecnicismo, el que es incrédulo. La palabra griega habla de una persona que se niega a creer y es técnicamente hablando un argumento fuertísimo. El que es incrédulo al Hijo no verá la vida, dice Cristo, sino que la ira de Dios permanece sobre él. La ira de Dios por su incredulidad. Es lo que les lleva al infierno. Porque esta incredulidad es el rechazo voluntario de la verdad. Es el rechazo del testimonio divino. Como ya lo vuelvo a decir, es el rechazo de Dios mismo. Esta incredulidad le hace a Dios el mentiroso. Se burlan de Dios estas personas diciéndole en su cara que no creen lo que les está diciendo. Que él es que les está mintiendo y en su incredulidad ven lo que sucede lo que le están diciendo no voy a creer ese mensaje no voy a creer lo que lo que Dios me está diciendo lo que su palabra me está diciendo lo que su hijo me está diciendo lo que su evangelio me está no lo voy a creer y esto para no rendirse para no sujetarse no me voy a someter no me voy a arrepentir de nada Y así pecan directamente en contra de la luz, en contra del conocimiento que han recibido, en contra de la misericordia divina que se les ofrece en el Evangelio. Pecan, no, yo no quiero nada de esa misericordia, no me interesa. Y como vamos a ver. Pecan contra sí mismas, en contra de sí mismos, cada uno de estos peca. Es un pecado cometido. Es extraordinario discutir. No lo vamos a hacer a fondo el día de hoy. Están pecando no simplemente en contra de Dios, no simplemente en contra de los mensajeros del Evangelio. Están pecando en contra de sí mismas, en contra de sí mismos. Al no hacerle caso, van al infierno con sus ojos abiertos. No creyendo lo que este Dios les está diciendo, lo que les ha dicho, no lo crean. No lo creen. Y en este sentido, vean lo que está sucediendo. ¿No creen el Dios que les habla de esto? No. ¿Qué es lo que no creen? Desde un principio, vean su pecado. No creen que este Dios hará lo que ha dicho. No creen que les va a enviar al infierno, a la perdición eterna. No lo creen. Al Dios que les está hablando, ven. Este Dios resulta ser el mismo que destruyó al mundo antediluviano, un mundo entero. Hay más evidencias de un diluvio mundial que destruyó toda la geografía, todos los sedimentos, todo lo que está enterrado en los mares a nivel global en nuestro planeta. Hay más en las montañas más altas y en los más profundos. de los océanos, no lo más profundo de los océanos. En todo el mundo hay evidencias indiscutibles de este deluvio que destruyó al mundo entero. Y tan solo ocho personas escaparon, habiendo entrado al arco de Noé. Todos los demás murieron en la época del deluvio por la mismísima cosa, por su incredulidad. Murieron en el deluvio. El dios que destruyó a Sodoma y Gomorra, el dios que castigó a los ángeles caídos, el dios que castigó al pueblo de Israel en la destrucción de su ciudad. Y esto es un millón, calculándolo así desde lejos, desde hace casi dos mil años, un millón de muertos en el sitio de la destrucción de la ciudad de Jerusalén. En aquel entonces, los ejércitos romanos profetizado todo esto por la boca de nuestro señor Jesús, el mismo dios. Les dice a todos los demás, eso es lo que yo haré con ustedes, es lo que voy a hacer con cada uno de los que mueren sus pecados. El mismo quien vio a su hijo en el misterio de su encarnación y de su boca, más advertencias sobre esto que cualquier otro asunto. Sí. Y lo que hará con nosotros es igual a lo que hizo con todos aquellos. No hay diferencia aquí. Hará lo mismo. Y este asunto en romanos, ¿no? ¿Y la incredulidad habrá invalidado este juicio de Dios? No. Que sea Dios veraz y todo hombre mentiroso. Dios hará lo que ha dicho. Ahora rápido, hay que terminar la introducción, por favor, Tomás. El próximo punto en este asunto, escuchen este argumento. Los que no hacen caso de esas advertencias acerca del juicio eterno, su necesidad de salvación del infierno, lo que están mostrando es su corazón endurecido. Su corazón endurecido es lo que vemos, ¿no? O sea, ¿qué quiere decir el corazón endurecido? Esto es un tema gigantesco en la Biblia. El argumento en Efesios es que la conciencia sensible, tierna, desde chico se va endureciendo y las personas llegan al punto en que por la repetición de los mismos pecados y por luchar en contra de su conciencia, tratando de borrar la ley moral de Dios escrita, los mandamientos escritos sobre su propio corazón, se vuelven insensibles. El argumento en Efesios es, cuando llegan a un grado de insensibilidad, se entregan a cometer con avidez toda clase de pecados. Y los argumentos los hemos escuchado mil veces. ¿Cómo tratan de acallar su conciencia? ¿Cómo tratan de silenciar su conciencia? Y el argumento es debatiendo, discutiendo a su favor y en contra de Dios y en contra de su ley, justificando sus pecados y su rebeldía y echando la culpa a él y sacando la carta de que yo soy víctima y ustedes no entienden las circunstancias y no es culpa mía, es culpa de otros y así, así, así. y un pecado conduce a otro y terminan esclavizados. Hasta el grado en que hoy en día hay una campaña masiva a nivel mundial, lo hemos escuchado mil veces, para borrar la ley de Dios de la conciencia de cada ser humano y poner otra ley en su lugar. Y la otra ley que quieren poner en su lugar les da licencia para hacer todo lo que quieran, es decir, pecar. Y al perder la sensibilidad de su conciencia, Están endureciendo su conciencia, pero esto es más que su conciencia. La conciencia es una parte de su corazón. Mente, emoción, volición, la personalidad endurecida. En contra de Dios, endureciéndose. De tal grado, de tal manera que llegan al punto en que ya no pueden ser conmovidas, ya no pueden ser sacudidas, ya no pueden responder. llegan muchas de esas personas a una insensibilidad, incapaces de sentir. Es lo que vemos en el mundo de sicarios, en el mundo de cuerpos mutilados, decapitados, horribles, hasta canibalismo, lo que vemos hoy en día en tantos ejemplos en el mundo de los narcos y lo que se llama coloquialmente el crimen organizado. ¿Qué puede conducir un corazón humano a ya no sentir nada? ¿Qué es lo que conduce a esto? El hecho de no arrepentirse de sus pecados es la garantía de esto. Estas personas llegan a un punto de insensibilidad total y se burlan de la idea de que tendrían que arrepentirse de algo. ¿Qué es lo que estamos viendo aquí? Escuchen con mucha atención. Lo vimos hace 15 días. Los que ya están en el infierno, tan endurecidos que no pueden dejar de pecar a lo largo de la eternidad, siguen pecando. A esto vamos a llegar antes de terminar el sermón. Pero esto ya empezó en la tierra. Comenzó aquí, con un corazón endurecido contra Dios. Y tantas personas, es increíble ver todo lo que Dios hace. Llegan en forma cíclica tragedias a su vida. Llegan a sufrir de todo tipo de problemas, lo que a veces se llaman desastres naturales incluso. Estos fenómenos extraordinarios de huracanes y terremotos y peores desastres, accidentes. Accidentes, ¿no? Pérdidas, lo mencionamos hace 15 días, pérdidas de todo tipo llegan a sus vidas. Y luego en forma cíclica, en aumento, sufrimientos y dolores, físicamente sufrimientos y dolores en su cuerpo físico. Y aún pasando por la realidad de la muerte, al ver la muerte de sus seres queridos, de sus papás, de otros miembros de su familia extendida. Todas estas cosas están sucediendo en sus vidas como advertencias. Es un tema extraordinario en donde deberían de ser conmovidos, deberían de ser sacudidos, deberían de recapacitar, deberían de poder pensar y resulta que no. Es lo contrario. En vez de reflexionar, en vez de considerar, en vez de no, se endurezan. Todo este proceso culminándose en su llegada al infierno está pasando aquí en la tierra en sus vidas. Y lo que al final de sus vidas, el argumento bíblico en Romanos 9, hay una frase, una de las más terribles de la Biblia, que se llama vasos de ira, destinados, preparados de antemano la palabra griega para la muerte eterna, que no es la aniquilación, no es el cese de su existencia. Esto lo vimos también en otro sermón. Estas personas se conviertan en vasos de ira. No hay nada más que Dios les puede hacer. Salvo efectuar el juicio que les convierte eternamente en recipientes, vasos que se están llenando constantemente de la ira de Dios en contra del pecado. Y con razón la Biblia tantas veces, uno de los textos, tres, cuatro veces tan solo en Hebreos. Hoy, si oyeras su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Así lo dice el Espíritu Santo. Si tú oyes el día de hoy la voz de Dios, en su palabra, por medio de su Evangelio, con la ayuda de su Espíritu Santo te llega esta voz y endureces tu corazón, estás pavimentando, estás quitando cualquier obstáculo que pudiera impedir tu llegada al infierno. Es lo que estás haciendo. Y concluyo la introducción con esto. Todas estas personas, al mismo tiempo que está pasando este proceso de endurecimiento, escuchen, se vuelven cada vez más indiferentes, cada vez más pierden la capacidad de sentir, responder, reaccionar, y por lo que en hebreo se llama descuido, los que descuidan con negligencia, con apatía, con indiferencia, teniendo en poco la salvación tan grande. ¿Cuál salvación tan grande? la salvación del infierno. Lo tienen en poco, lo toman a la ligera, como si no fuera nada. Esto es un tema extraordinario. Lo vemos por todos lados. La mayoría de los hombres, la mayoría de las mujeres que nos rodean están totalmente dormidos espiritualmente, en cuanto a realidades eternas, dormidos. Están tan distraídos. Con la Babilonia de este mundo y las vanidades que Babilonia les ofrece, como peor en esta época del año, tan distraídos, tan enamorados del pecado, enamorados, que se comportan con una indiferencia total respecto a la salvación de sus almas. Esta indiferencia, lo vuelvo a decir, se ve por todos lados. Es increíble cómo se manifiesta esta indiferencia. La lista de ejemplos aquí es increíble. Las personas que no tienen tiempo para Dios, No tienen tiempo para las cosas de Dios. No, todo su tiempo está dedicado a todo menos Dios. Todo su tiempo para todo menos Dios. No tienen tiempo para asistir, no tienen tiempo para leer, no tienen tiempo para escuchar. Y si tú comienzas a hablarles en menos de dos, tres minutos, te cortan la plática, no quieren saber nada. No tienen tiempo, no tienen interés. Y peor, nunca se han puesto en forma seria, profunda, real, a pensar en su destino eterno. Son apáticos, son indiferentes, son apagados, ¿no? Son de estas personas que su falta de miedo, su falta de temor, no hay temor de Dios delante de sus ojos, no, nada, nada, en lo más, nada. Y luego, cuando se dan cuenta de que no, esto, si yo fuera a tomar esto en serio, si yo fuera a comenzar a considerar esto en realidad, Yo tendría que hacer un esfuerzo que no quiero hacer. En el ejemplo de la boca de nuestro Señor Jesús, esforzados para entrar por la puerta estrecha, cuando le preguntaban si hay muchos o pocos que se van a salvar, su respuesta, esfuérzense, hagan un esfuerzo enorme para entrar por la puerta estrecha. ¿Y el por qué? Muchos pretenderán entrar, tratarán de entrar y no podrán. Y esto obviamente es un tema también profundo. Cómo es eso de que tratarán de entrar y no podrán? En todos los ejemplos de la boca de nuestro Señor Jesús tratarán de entrar cuando ya es demasiado tarde. cuando ya se cerró la puerta a la salvación. Como lo vemos, en un momento lo veremos con el rico. Comienza a preocuparse ya en el infierno. No tenía ni un momento y sin lugar a dudas, Lázaro le había hablado. Sin lugar a dudas, Lázaro le había evangelizado a ese rico. Se burlaba, ¿no? Se burlaba. No tenía tiempo. Nunca se puso a considerar No, ni una sola vez a buscar. Jamás, no buscó nunca en serio su salvación. Y eso lo vemos. Y peor, aún peor, muchísimas de esas personas, tal como lo vemos con Enrico, auto engañados por lo que llamamos una paz falsa. Esa paz falsa, ¿no? Hay mil formas en que se manifiesta esta paz falsa. La mayoría de estas personas están con que sí, en un futuro, cuando tenga más oportunidad, en el libro de los hechos, cuando sea conveniente, Pablo, te volveré a hablar para que me vuelvas a predicar, pero por el momento estoy bien en mi paz falsa. Piensan en un futuro, lo haré, pero ahora no. En este momento no tengo mil motivos para no buscar a Dios. Y peor aún, la mayoría de esas personas están engañadas como para creer que es fácil escapar del infierno. Creen que es fácil escapar del juicio. Es la cosa más fácil del mundo. Yo voy a un lugar, muy de vez en cuando voy, pero de la gracia de Dios me hablan en ese lugar. Y al escuchar la palabra gracia, que quiere decir que la salvación no es por obras, Piensan que es fácil, facilísimo, librarse del juicio eterno, escapar. Fácil. Y increíblemente su paz falsa les hace por lo menos sentir que de alguna manera tendrán que ser salvos. De alguna forma llegarán a ser salvos. Este asunto que vimos anteriormente es entre el 2% hasta, en algunas encuestas, el 5%. Aquí traigo esas encuestas de personas que creen que podrían estar en peligro de ir al infierno. Es decir, el 95, 96, 97, 98% de la gente piensa que no, que no hay ningún peligro para ellos. Es increíble estas cifras, en cada encuesta hasta el día de hoy las cifras no cambian. El 75, 80, 85 creen que van a llegar al cielo a fuerzas, que la gloria es suya, que Dios les debe. Si hayan hecho algo que pudiera crear algún problema, Dios me debe esta salvación. Como muchas personas que asisten por el hecho de asistir a una iglesia en donde se predica el evangelio o algo del evangelio de Cristo, piensan exactamente lo mismo. Y a mí me dio tanta tristeza volver a ver el 11 y el 12 del mes presente. A 15 minutos de este templo, 20 minutos con tráfico, millones y millones y millones de personas perdidas, hidrólatras, engañadas. Y sin lugar a dudas, piensan que tampoco están en peligro de ir al infierno. En la lista, es una lista que se repite. La palabra idólatra está, ya citamos en el Apocalipsis 21, todos los idólatras van directos al infierno. Y si su religión no es idólatra, entonces yo no entiendo la palabra idolatría. No vamos a perder el tiempo contradiciendo y señalando los errores en la religión que domina en este país. No, es una tragedia incalculable, incalculable. Y este autoengaño, ¿no? Hay personas presentes en este momento, reunidos en este tempo, totalmente engañadas, creyendo que no hay ningún peligro. En su propio caso, no hay peligro alguno para mí. ¿Qué es lo que te hace creer? ¿Pensar que tú no serás perdido, perdida como los demás? Ahora vuelvan a nuestro texto, se acabó la introducción. Vuelvan a nuestro texto en Lucas 16, por favor. Ahora vamos a encaminarnos a una descripción parcial de esta tragedia. Hay una descripción parcial de lo que es la realidad del infierno en este texto. Cuando digo la descripción es a medias o parcial, el tema es gigantesco. El gran valor de este texto que ya hemos visto en la introducción, en la lectura, es que tenemos aquí dos predicadores, en realidad tres si incluimos a Abraham, pero vamos a limitarnos a dos. Por un lado, nuestro Señor Jesús predica aquí sobre el infierno, y por otro lado, este famosísimo predicador del infierno, hay folletos sobre este pasaje. El predicador que nos habla directo del infierno, y se refiere al rico. Dos predicadores en el texto. La boca de nuestro Señor Jesús es la que nos habla acertadamente de este asunto. Lo que sale de la boca del rico es de la increíble, triste realidad de encontrarse ya en el infierno. Entonces, nos predican las dos personas y Cristo nos dice algo espantoso aquí y el rico afirma lo que nos dice Cristo. Y en ambos casos, lo que sucede es, esto es una tremenda advertencia. Eso es un testimonio indiscutible, ¿no? Y en este sentido, hay tantas personas que este asunto del turismo celestial, que es falso en todos los casos, esas personas que nos dicen que fueron al cielo y regresaron a la tierra, y que a la hora de su... en el quirófano, en la sala de emergencia, salieron de su cuerpo y fueron a la gloria, regresaron, escribieron libros en Gringolandia, salieron 7, 8 de estos libros a lo largo de 15 o 20 años, y cada uno con el paso del tiempo Resultaban ser falsos todo lo que estaban diciendo, porque esto no sucede. Nadie va al cielo y regresa para decirnos nada sobre el cielo. Nuestro Señor Jesús descendió del cielo, lo vamos a ver dentro de poco. Y Pablo no sabe si en su cuerpo, fuera de su cuerpo, tuvo estas visiones al ser arrebatado al tercer cielo, pero nadie más. Pero aquí tenemos un predicador directo del infierno. Y si lo que se encuentra aquí no es suficiente para convencernos, entonces no podemos ser convencidos. Si lo que vamos a discutir aquí no es suficiente para que tú seas convencido, entonces tan solo experimentando lo que el rico experimentó, ¿serás convencido? ¿Tan solo yendo al infierno? ¿Cuántos millones serán convencidos de su realidad? ¿Cuán lamentable es esto? ¿Tan solo sufriendo lo que el rico sufrió? ¿Van a creer en el infierno? Aparentemente sí. Y tantas sectas como, esto no es nuestro tema, tenemos unos folletos sobre este pasaje. Todas las sectas modernas nos dan a entender, mormones, católicos, incluso adventistas del séptimo día, cuanto más los falsos testigos de Jehová, todos nos afirman lo mismo, diciendo, no hermano, no, esto es una parábola, dicen. Hay una refutación total de esto. No vamos a perder el tiempo. La palabra parábola no se encuentra aquí. Es una historia real. En las historias reales narradas por nuestro Señor Jesús, no se mencionan nombres. No hay detalles de esta índole. No, eso no es una parábola, no es algo simbólico. Y aun si fuera simbólico, la pregunta es, ¿qué es lo que nos quiere enseñar entonces? Porque la realidad es siempre más grande que los símbolos. Pero lo que vimos aquí en la pura lectura, rápido, escuchen el resumen. En esta narración histórica sobre la muerte de dos personas, el mendigo llamado Lázaro, ¿no? Y el rico cuyo nombre permanece como anónimo, ¿no? Lo que tenemos es, escuchen, primero, primero, y tenemos folletos sobre esto, lo mencioné en un sermón anterior, el alma sobrevive la muerte física. De inmediato lo vemos aquí. Sin un lapso de tiempo, no nada del sueño del alma, nada, no, no, no. Aconteció que murió el mendigo, fue llevado al instante por los ángeles al seno de Abraham y murió también el rico y es lo mismo. Al instante, al ser sepultado su cuerpo, al sol sus ojos están en los tormentos del infierno. El alma sobrevive la muerte física del cuerpo. Hay increíbles argumentos bíblicos sobre esto. Segundo, Escuchen, la persona misma, a la hora de fallecer, a partir del cuerpo, cuando le sale el alma y el espíritu, sin discutir esas palabras técnicas, el hombre interior sale y deja en la tumba al hombre exterior, ¿no? Está consciente. La persona sigue consciente después de la muerte física de su cuerpo. Sí. Tercero, los clientes van de inmediato, como acabamos de leer, A un lugar, como vamos a ver, de felicidad inconcebible. Y los incrédulos, los perdidos, van directos al infierno. Este hombre ya lleva cerca de 2,000 años en el infierno. El que se fue al infierno sigue ahí hasta el día de hoy. Cuarto, el infierno es un lugar de tormento, de sufrimiento eterno, lo volveríamos a ver, de fuego, de ira, de castigo, Y obviamente el cielo es un lugar, es la gloria incalculable de felicidad eterna, el mundo de amor. Ahora, en quinto lugar, estos versículos, en Lucas 16, que narran la historia de estos dos hombres, son una terrible advertencia. Es una advertencia directa, la única advertencia que muchos van a escuchar. Las cosas que se enseñan aquí se encuentran en muchos otros textos. Hay muchos detalles que aquí están a grandes rasgos resumidos en la narración. Se encuentran muchos otros textos en la Palabra de Dios que nos sacan de duda sobre cada uno de los detalles, pero el punto no cambia. Eso es una advertencia. El argumento aquí es tan fuerte porque la advertencia es exclusivamente de la Palabra de Dios. Exclusivamente de lo que está escrito. Exclusivamente de lo que se lee aquí. Exclusivamente de lo que Dios registró por inspiración del Espíritu Santo por la mano de Lucas. Esta es la advertencia. Y los que no quieren creer esta advertencia, Dios no les dará otra. Este es el argumento aquí del rico. No, esto no lo van a creer nunca. Lo que dijo Moisés, lo que dijeron los profetas sobre el... No, jamás lo van a creer. La respuesta de Cristo. Si no les van a hacer caso a los que escribieron en el Antiguo Testamento sobre esto, Dios no les va a dar otra advertencia. Así de sencillo el tema. No hay nada complicado aquí. No es difícil de entender. Y peor aún, si estos versículos no enseñan lo que estamos diciendo, entonces no enseñan nada. No, hermano, es una parábola, son símbolos, es lenguaje figurativo, etcétera. ¿Que no significa nada? No. ¿No significa lo que parece significar? No, dicen tampoco. No. Entonces, ¿qué es lo que enseñan? Ayúdenme, sáquenme de dudas, yo no entiendo nada aquí. Si no enseñan lo que parecen enseñar, ¿qué es lo que enseñan? ¿Por qué están aquí? No, no enseñan nada, hermano. Los testigos de Jehová tienen proyectos de libros enteros dedicados. Uno de sus libros más de mil páginas para tratar de refutar este texto. Mil páginas no son suficientes. No, el texto significa lo que dice. Es la historia real de dos hombres. Es la historia real del destino eterno de estos dos hombres después de la muerte. Los que pretendan sacar otra enseñanza de esto, ¿cuál enseñanza? ¿Qué es lo que nos quieren decir? Lo vuelvo a decir, lo que se narra aquí está confirmado en una larga lista de otros textos que dicen lo mismo con más detalles. Ok, entonces el dilema, los que no creen lo que está escrito, No creen la enseñanza de la palabra de Dios. Llámense evangélicos, católicos de cualquier de estas sectas. No creen la palabra de Dios. No creen la enseñanza bíblica. Así. Creen al que les dijo Adán y Eva. No, esto no es así. Creen aquel que les dijo no morirán. No, no, no, no, no. ¿Quién les dijo que van a morir? Es el mismísimo que les está diciendo a todos estos religiosos, de estos estamos hablando aquí. Les está diciendo que ninguno de ellos irán al infierno. ¿Por qué el infierno no existe? ¿Quién les está diciendo esto? ¿Quién les está conduciendo a negar la palabra de Dios sobre esto? ¿Quién? Es el enemigo de sus almas. Les ha engañado, están engañados, son víctimas de su engaño, voluntariamente víctimas de su engaño. Le creen al diablo en vez de creerle a Dios. Nuestro tema el día de hoy, no estamos tratando de comprobar que el infierno es real, que el infierno... No, no hay nada que comprobar aquí. Lo que está escrito, está escrito. Si algunos, de la boca de Pablo, es siempre la duda, ¿por qué tan solo algunos, Pablo? Si muchos han sido incrédulos, ¿la incredulidad de ellos habrá hecho vano, habrá invalidado, habrá anulado la palabra de Dios? La pregunta apostólica sobre este mismo tema. Ahora, en el tiempo que nos resta, vamos a dar un giro a este argumento. Porque en el tiempo que nos resta, lo que nos interesa es un solo punto. ¿Qué es lo que enseña este pasaje sobre las condiciones en el infierno? Y nos vamos a limitar ahora a una parte crucial de este argumento. No vamos a ver todo el tema. La lista de cosas enseñadas aquí es tremenda. Ahora, en primer lugar, este texto nos enseña Que esto nos lo predicó Mark en el primer sermón sobre el tema, que en el infierno el bien les es quitado de los hombres y el mal es dejado. De tal modo que en el infierno no hay nada bueno, sino solo el mal. En el infierno todo está mal, el 100% malo, nada bueno en lo absoluto. En el infierno Dios quita de los que van a ese lugar cada cosa buena, cada bendición, cada misericordia, cada don perfecto, cada buena dádiva. Todo les es quitado y les deja con sus pecados y las consecuencias. Nada más. Este tema lo repite Cristo al final de una serie de parábolas. Y por el tiempo, y ya me libró Juan Puga, mucha gente se me acercó, hermano, los sermones de una hora y media que pudieran llegar a ser una hora y cincuenta minutos. ¿Por qué tan corto, hermano? Así la pregunta, ¿no? Yo tengo una libertad absoluta, me hizo un gran favor el rey de Tizimín. Ahora, escuchen, rápido. al final de la parábola de los talentos escuchen lo que dice quitarle pues el talento del que enterró su talento en la tierra darlo al que tiene diez talentos porque a cualquiera que tuviera le será dado y tendrá más y al que no tuviera aún lo que tiene Le será quitado. Así termina. ¿Cuántas veces en la serie sobre las parábolas hemos escuchado de los talentos? ¿Cuántas veces termina así la parábola y de inmediato la aplicación? ¿Qué quiere decir? Al que tuviera lo que aún lo que tiene le será quitado y de inmediato dice, y al siervo inútil echarle en las tinieblas de afuera, ahí será el lloro, el llanto y el crujir de dientes. En el infierno les es quitado todo lo que tenía. Esto en la palabra de las minas, en la palabra de los talentos y otros textos. ¿Qué quiere decir esto? Lo vuelvo a decir, es obvio. Eso es lo que el rico escucha. El comentario le dice, acuérdate que en tu vida recibiste tus bienes. Este es el mismo punto. Ahora todos esos bienes, ya no. Es increíble esto. Hay tantos sermones sobre este punto en donde el más poderoso, el más famoso, el más talentoso, el más famoso, el más poderoso, rico, al instante reducido, a un nivel en donde ya no tiene nada, absolutamente nada, ¿Y esto por qué? Por haber abusado a lo largo de su estancia en este mundo, abusando de la bondad, abusando de la misericordia. El argumento en romanos, abusando de la longanimidad, de la paciencia, día tras día, momento tras momento, abusando de todo lo que Dios le había dado, como lo hizo este rico. Todos sus talentos, todas sus bendiciones, todo lo que estaba recibiendo, todo lo usaba, no para glorificar, no para servir, no para honrar a Dios, nunca. No, para revelarse, para pecar más, para malgastar, para desperdiciar, para echar a perder cada una de estas bendiciones. A eso se dedicaba la persona y a lo mismo es lo que vemos con cada persona en Cérdula. Utilizando todo su tiempo, toda su salud, todo su dinero, todos sus facultades, todos sus dones, todos sus talentos, su cuerpo mismo, todo en el servicio del pecado. todo para olvidarse de Dios, todo para pecar más y más, creyendo todo el tiempo que no tendrá que rendir cuentas a nadie, creyendo todo el tiempo que es dueño de sí mismo y que dueño de todos los bienes que posee, todo es mío, que no vendrá al día y que Dios le quitará todo, todo bien que había recibido le será quitado ¿Y será enviado a un lugar en donde no hay nada? Vamos a ver las cosas en la lista. ¿Nada bueno? ¿Ningún bien? El infierno es el lugar en donde no hay amor, escuchen, no hay paz, nada de gozo, ninguna bondad, jamás felicidad. Ninguna misericordia, ninguna esperanza. El infierno es el lugar en donde el amor de Dios no existe. Y como consecuencia, todo lo que procede, todo lo que fluye de este amor no existe. No puede haber gozo, no puede haber paz, no puede haber felicidad, nada de esto puede existir en el infierno. Estas cosas no existen en el infierno. Y eso es lo que vemos de inmediato aquí. Este mundo es la increíble mezcolanza de cosas buenas y malas en la vida de todos. Una mezcolanza enorme, es un tema gigantesco, al cual volveremos. Pero el próximo mundo es el mundo en donde el bien y el mal están eternamente separados para siempre, de manera permanente. En el cielo, a esto vamos a llegar, a esta gloria. Tan solo el amor. Nada de odio, menos envidia, jamás corrupción, nada de egoísmo, nada de soberbia. El orgullo no existe en el cielo, la concupescencia menos. En el cielo no hay ningún pecado ni pecador, pero en el infierno es puro aborrecimiento, tan solo odio, tan solo maldición. Tan solo malditos, tan solo abominables, tan solo aborrecibles, tan solo ángeles caídos, demonios y hombres reprobados por su creador. No hay más. Es todo lo que hay. Y de eso le habla Abraham, el tercer predicador. Acuérdate, recuérdate todo lo que recibiste. ¿Qué hiciste con todo lo que habías recibido? El texto nos saca de dudas. Egoístamente todo, mal gastado. Y la contraparte, en el mismo argumento, ya lo sabemos con Lázaro, todo el mal que los creyentes reciben es aquí ahora, es en esta vida. ¿Dónde está el evangelio de prosperidad, por favor? ¡No está en la Biblia de nadie! Todo el mal que los creyentes reciben es aquí, es ahora, y después eternamente librados de todo dolor, todo sufrimiento, ninguna lágrima. Hay un mundo eterno de amor, se llama el cielo. Pero lo vuelvo a decir, para los perdidos, los no arrepentidos, Todo el bien que van a recibir es ahora. Y después, nada. Según el texto, ni una gota, pide una gotita de, ni una gota de agua, dice. Nada. Ahora, este tema es gigantesco sobre el agua. No lo vamos a discutir por el momento. Y así termina la Biblia. ¿Cuántas veces hemos escuchado estos textos? El que es justo, que permanezca justificado. El que es santo, que sea santificado para siempre. Y la contraparte, el que se encuentra sucio, injusto, pecaminoso, que siga ensuciándose para siempre. Así termina el asunto. La segunda cosa que este texto nos enseña es que el infierno es un lugar de sufrimiento, de tormento, en donde reciben la ira derramada para siempre en su contra. Y en una forma muy, espero resumirlo de manera sintética aquí de síntesis, quiero que veamos una pequeña parte de lo que esto quiere decir antes de concluir el día de hoy. Ahora, aquí lo que vamos a decir es algo que es mucho más grande de lo que el chimbo nos permite analizar. Pero lo que vamos a hacer primero en la lista aquí de sufrimientos es, vamos a hablar del sufrimiento del alma. El sufrimiento del alma. La palabra alma se refiere a la persona misma, mente, emoción, volución, corazón es un Hegundio o fórmula coloquial, no, este, what is the word here? Una palabra sinónima para decir alma. La descripción de los sufrimientos del rico nos enseñan mucho, muchísimo acerca del infierno. Y comienza con cuatro veces la palabra tormento en el versículo 23. Estando de inmediato en los tormentos, al instante. Al final del 24, yo soy atormentado en esta llama, dice. Eso es el predicador, nos está predicando. Yo soy atormentado en esta llama. De la boca de Abraham, el 25. Lázaro consulado, y tú atormentado, tú atormentado. Luego, cuando quiere que el evangelista vaya a evangelizar a su familia, para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento. ¿Cuáles son estos tormentos? Rápido, escucha. La lista aquí, lo sigo diciendo, la tengo resumida. Y comienza con los deseos no satisfechos. Toda la ilustración aquí, basta, ¿no? La palabra sed. El deseo de refrescar su lengua con una gotita de agua Porque se encuentra en medio de llamas, escuchan, y ese deseo nunca ha sido satisfecho hasta el día de hoy. La sed continúa hasta el día de hoy. La sed continúa para siempre. El argumento, lo mencioné hace un momento, es un gran tema cuando Cristo repetidas veces, el que cree en mí, nunca tendrá sed jamás. Y Juan dice, con la mujer samaritana una fuente de agua que salta para vida eterna y los que beben de mi agua no volverán a tener ser jamás. ¿Qué es esto? Deseos no satisfechos en el infierno. Y el tema aquí es gigantesco, por eso sigo diciendo, está muy resumido el argumento. Quiere decir que si siguen deseando el pecado, pero no pueden satisfacer sus deseos. Sus pasiones desordenadas siguen, sus concupiscencias continúan, su odio, su envidia, su egoísmo, incluso estos deseos para vengarse, para devolverle el pago a alguien, en su enojo, en su coraje, quisieran acabar incluso con Dios mismo, el odio, la malicia, estos deseos, es un paquete gigantesco. Estos deseos permanecen, pero no pueden cumplirse, no pueden satisfacerse. Siempre tendrán el deseo de pecar sin satisfacer estos deseos pecaminosos. Increíble. En este mundo, la gracia común pone un freno, restricción, son detenidos, son guardados, son limitados. Ese es el gran tema. No hay un límite y Dios no permite que vayan más allá del límite. Pero en el infierno no hay límite. De tal modo que se ocupan de la carne, como lo dice Romanos 8, se ocupan continuamente de estos deseos pecaminosos. Sin descansar, sin dormirse. No. Constantemente. Sin satisfacción. Sin éxito. Hay que decirlo de una forma muy sencilla. Buscan en el Apocalipsis, ¿no? Buscan este texto. Apocalipsis 18, por favor. Es el texto. Aquí lo tengo en esta Biblia. Aquí traigo tres Biblias en día. Cada una es la misma versión. antiguo en español. Apocalipsis 18. Esta es la idea. A grandes rasgos, no? que se encuentra aquí. Rápido, no podemos detenernos. Este es el tema que hemos visto muchas veces en relación con la escatología y la babilonia de este mundo y su destrucción futura. Aquí vienen cosas increíblemente fuertes. El texto comienza en Apocalipsis 18. Hay dos babilonias, una en el 17, otra en el 18. No vamos a discutir todo esto, salvo para decir que la del 18 es la personificación del mundo en sus concupescencias de los ojos y de la carne, la soberbia, que son el gran instrumento usado por el diablo para arrastrar al mundo entero a la perdición. Y hay una descripción de la caída de Babilonia, que sobre ese tema hemos platicado muchas veces, esto no vamos a discutir ahora. Lo que nos interesa es, hay una descripción de todas estas increíbles mercancías que estaban en venta, según bañan, en la feria de vanidades, en venta, todas estas cosas. Y luego dicen en el recículo, y la lista está increíble, es una lista espantosa, y vale la pena detenernos aquí unos momentos. Comienza con la caída de Babilonia y se acaba el comercio, se acaba, alejes de este asunto, no vamos a hablar. Pero esto es el imán, el vínculo, el pegamento, el eje central de todos los países en el mundo, comenzando con el primer mundo, en donde todo lo que tienen en común es que todos quieren la mercancía que está en venta en Babilonia. Y en la lista de mercancías comienza con oro y plata y piedras preciosas. Luego comienza a hablar de todo tipo de lujos. de vestidos costosos, de la ropa más cara de marca, de lino fino, de escarlata, de seda, de púrpura o grana, un color extraordinariamente caro en aquel entonces, y luego en la lista pasa toda clase de materiales que se usaban en la construcción de viviendas, de edificios, de edificios incluso de lujo, y la lista de madera preciosa, hierro, mármol, es increíble. Y luego pasa a todo este asunto de canela, y un cuento, y encienso, y vinos, y licores, y aceites, y la lista es increíble. Llega hasta coches, y casas, y cuando los animales que se mencionan aquí son de caballos, de transporte, y carros, yo digo BMW, ahí está, entre paréntesis dice Mercedes, BMW, y así, así. Y termina la lista con almas, No tan solo esclavos, y nuestra versión antigua conserva la traducción, almas están de venta en la Babilonia de este mundo. Increíble la descripción. Y hay más cosas aquí, pero yo voy a perder mi lugar si no tengo cuidado. Ahora hay que cerrar el argumento con este asunto. Vean en 14 lo que dicen. Los frutos del deseo de tu alma, esto es lo que estamos diciendo. el deseo por estas cosas, los frutos del deseo de tu alma, lo que codicia tu alma. Todos esos, y son los frutos en el contexto de codicia y excesos y todo malgastado en el servicio del ego y el yo, se apartaron de ti. Y todas las cosas, las traducciones aquí lucrosas, exquisitas, excelentes, maravillosas, todos esos productos te han fallado, te han faltado, la palabra técnica. Y viene este tema, yo pasé unos años practicando en Gringolandia sobre esta frase, nunca más las hallarás. Nunca más serán halladas estas cosas. En inglés, no more at all. Ya no, de ninguna manera serán halladas estas cosas. Nunca más. Se te acabaron. Nosotros entendemos, alguien apartaron todas estas cosas de ti. Alguien te las quitó. ¿Quién te las quitó, todas estas cosas? ¿Quién? Y la respuesta, Dios. Dios lo hizo. Íbamos años predicando sobre la última parte de este capítulo. Véanlo, rápido. La lista es la más espantosa de la Biblia. De cosas que nunca más serán halladas. Cuando la Babilonia de este mundo es trasladada al infierno, es un simbolismo en el lenguaje aquí. Cuando este mundo caído y todos sus habitantes son trasladados, es una mudanza. Se quedan ahí, depositados en el infierno, pero no llevaron nada en la mudanza. Todo se quedó destruido con Babilonia. Y ellos se quedaron ahí, sin nada. Vean lo que dice al final del capítulo. Cuando Babilonia es echada al abismo, al mar, con ímpetu, y nunca jamás será hallada esta ciudad, llena de hechicerías y todo tipo de pecados increíble y la lista comienza con cuántas veces hemos escuchado esto de que ya cuando llegan al infierno ya se acabó la música y hay una lista de arpas y músicos y flautas y trompetas y jamás nunca será más oída ninguna música no hay música en el infierno Nada, ninguna melodía, ningún instrumento musical, ni siquiera, yo estoy convencido, ni siquiera la capacidad de cantar existe en el infierno. ¿Qué tipo de mundo sería este? Y luego la lista, nada de tecnología. Ninguna obra de valor, ningún artesano. La lista es espantosa. Ningún artífice de cualquier oficio en la frase, en nuestra versión antigua, al final del versículo, será hallado más en ti. Nada. Y luego nada de equipo, nada de herramientas, nada de maquinaria, nada de producción. Todo esto de sonido, de molino, nada de tecnología. Cero. Nada. Se acabó todo. Y termina con la luz de antorcha, la luz artificial, nada. Ninguna, ni un rayo de luz. La luz será quitada para siempre. Serán trasladados a la oscuridad, las tinieblas de la oscuridad. Una lista de textos usa la frase, echados a la oscuridad, a las tinieblas de afuera de la boca de Cristo, el comentario. Los que no querían ver la luz no volverán a ver jamás un rayo de luz. por los cuales dice Judas, está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. Para estas personas es algo reservado, destinado. Y concluye, la lista es tan trágica porque concluye con este asunto de, ven lo que dice, ven lo que dice. Se menciona aquí que, ¿qué dice? Se les acaba. Toda relación. A mitad del 23, voz de esposa, voz de esposo, nunca, nunca más. Ninguna relación de amor, ninguna relación de amistad, ninguna relación familiar, nada. Se acabará toda relación. Con todos los demás habitantes del infierno, no, no, no, nada de fiestas y nada de rock and rolleros y nada de música, nada, no, nada, cero. Se acabará toda la relación humana en ese lugar. Y la lista es, es, es increíble. Mencionamos entre semana. Hay una forma para entender esto. Y va por este camino. Es nuestro tema. Dios está advirtiendo sobre esto constantemente, sobre lo que estamos leyendo aquí, sobre todos estos deseos que jamás pueden ser cumplidos, que jamás pueden satisfacerse. ¿Y cómo es que lo hace? Vean, cada vez que vemos a una persona ciega desde su nacimiento, Imagínense, la persona que nunca verá el sol, menos la luna, menos las estrellas, ni un rayo de luz, ni la belleza de una flor, nada del rostro, de algo, nada. Nunca ha visto la cara, el rostro, nada, cero. Ha vivido la totalidad de su vida en oscuridad y vivirá así hasta la hora de su muerte. Los que son ciegos de nacimiento. Cuánto más podríamos decir sobre los que pierden la vista. Los que se vuelven ciegos. Este cantante, en su época muy, muy, muy dotado, pero sus perversiones sexuales destruyeron su vida y ahora se volvió totalmente ciego. No voy a mencionar su nombre desde este púlpito si no saben de quién estoy hablando. Y al mundo entero, choqueado. ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo? Pero la lista, personas sordas que viven en silencio total toda su vida, nunca han escuchado la voz de su mamá, de su papá, nunca una melodía, nunca el canto de un pajarito. No, no, nada, cero. Nacieron sin la capacidad de escuchar, ¿no? La sordera, sordas, estas personas viviendo en silencio, Y esto sucede con un montón, según la eclesiastés, un montón de viejitos pierden la capilla, no pueden escuchar nada. Dios está advertiéndonos. La lista aquí es terrible. Estas personas paralíticas que nacieron así o en un accidente, este, paraplégicos, desde el cuello hacia abajo, no tienen control alguno sobre ninguna capacidad física en su cuerpo y así les tocó vivir sus vidas. Paralizadas. Y en estos ejemplos, y son muchísimos ejemplos de lo que se narra aquí al final del apocalipsis. Si hablamos de personas tan pobres como para ser totalmente desesperadas, como para vender sus cuerpos, prostituyéndose o algo peor, o a sus hijos entregados a ser abusados físicamente, Por su condición, como pobres, parecidos a Lázaro aquí, en su condición. Ni hablar de estas personas que o no se casaron o se casaron para descubrir que su pareja no satisface sus necesidades. desde físicas, cuanto más emocionales, no se sientan amadas, no se sientan aceptadas, nadie les hace caso, viven bajo el mismo techo, pero divorciados emocionalmente desde hace años. A esto vamos a volver. Porque en este elemento, lo que hemos visto tantas veces, el pequeño quiere ser, Juanito quiere ser visto, quiere ser escuchado, quiere ser conocido, y quiere ser amado por alguien. En el infierno, en el infierno. Nunca serán vistos, jamás escuchados. Ah, me van a invocar dicen proverbios. No habrá respuesta. Quieren ser conocidos y como veremos en otro sermón serán desamparados y desconocidos por su propio creador y jamás amados. Jamás amados. Y lo que estamos ilustrando aquí es estos deseos nunca serán satisfechos. ni hablar de los que se quieren liberar. No, mi vida, hermano, el dolor crónico, la enfermedad crónica, la dolencia, la discapacidad y no funcionan mis riñones o medio funciona mi corazón y en algún día. No, no, no, nunca van a ser sanados. Nunca van a, nunca van a ser aliviados estas dolencias. Jamás. No. Ningún alivio de sus, no, sus sufrimientos apenas comienzan. cuando van a la perdición. Lo que estoy argumentando aquí es del mundo que vivimos consecuencias directas o indirectas del pecado por todos lados en estos ejemplos y el mismísimo Dios diciendo esto no es nada, hay algo peor. El deseo de pecar insatisfecho, los deseos pecaminosos que no se pueden llevar a cabo Nunca. Acuérdate de todo esto. Y el sufrimiento del alma que comienza con deseos no satisfechos se traslada ahora al argumento que ya escuchamos con Mark, la memoria de estas personas. Traen una memoria. Podríamos discutir esto. No, ya no les falla la memoria a ninguno de estos que están en el infierno. No, quisieran olvidarse, quisieran sufrir de una falla total de su memoria. Pero no. Y comienzan a acordarse, comienzan a recordar. Y la lista es increíble. Podríamos estar aquí una hora. Comienzan a acordarse de todo el bien que recibieron. Acuérdate, recibiste todo este bien. Lo que el texto dice. Todas las bondades que nunca volverán a tener. Todas las misericordias que nunca volverán a tener. Ninguna misericordia, ninguna bondad, ninguna bendición. Nunca, jamás se van a recordar, acordar de todo el bien que recibieron en esta vida. Y esto es la reacción en cadena y de inmediato se comienzan a acordarse de todo el tiempo desperdiciado, todo el tiempo perdido, años tirados, mal gastados, 10 años, 20 años, si mueren en la tercera edad, la totalidad de su vida es mes tras mes, semana tras semana, Todo desperdiciado, todo el tiempo perdido. Y comienzan a acordarse, a recordar de las oportunidades perdidas de los sermones. En muchos casos, pudiera haber sido tan solo un folleto que cayó en sus manos. Hay países, créanme, desde chicos han escuchado, se calcula mil sermones antes de fallecer y van a la perdición. habiendo escuchado advertencia tras advertencia, sermón tras sermón, invitación tras invitación, y todo se acabó. Su conciencia les va a recordar de lo peor de lo peor en esto. Su conciencia les va a hablar de que ellos mismos procuraron su propia ruina, de que son culpables por su propia perdición. De que nunca querían al Salvador, que nunca buscaban en serio la salvación. De que rechazaron, menospreciaron la verdad voluntariamente. No, yo no creo en el infierno. Desde el primer sermón yo decía todos los que no creen en el infierno, ¡van al infierno, todos! Y de esto, su memoria. Es mi obstinación, es mi propia maldad. Lo que me ha traído toda esta catástrofe, el castigo del infierno. Y yo soy el culpable. Su conciencia nunca les va a dejar de hablar de que perdieron la bendición del cielo. La forma que Cristo lo resume es la pérdida del alma. Porque desean ya no existir, pero eso tampoco. Y esto es el próximo punto. Estamos hablando del sufrimiento del alma aquí, de cosas que nunca volverán a tener, de su propia culpa y conciencia de que son los autores intelectuales de su propia perdición y ahora de su propia desesperación. El gran abismo, dice Abraham, una gran cima. Nadie jamás ha pasado de un lado al otro, dice. Esto no es posible. La separación aquí es para siempre, la separación es permanente. No hay nada como purgatorio, segunda oportunidad. Todas las sectas tienen en todas sus enseñanzas alguna forma en que uno se puede escapar con una tercera, cuarta, quinta oportunidad. No, ni una segunda, nada de esto. Los que van al infierno nunca saldrán de ahí. Si quieres un solo texto, te lo voy a leer. Beberán del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en el caliz de su ira, será atormentado con fuego con azufre delante de los santos ángeles y delante del cordero, el título de Cristo. atormentados delante del cordero, el mismo salvador es el que les va a condenar y ordenar que sean atormentados en su presencia. Y el humo del tormento de ellos sube para siempre, jamás es pluralidad de tiempo futuro en el griego, sin fin. Y los que adoran a la bestia en su imagen no tienen reposo día ni noche. Y así, la descripción, el humo de su tormento sube para siempre. Nunca saldrán de ese lugar. Esta desesperación, si son conscientes del paso del tiempo, día tras día, mes tras mes, año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio, millones de siglos, y todo apenas comenzando, qué tipo de desesperación. ¿Qué tipo de agonía? ¿Qué tipo de frustración? Tenemos este foguete, lo vamos a traer al final de esto, los terrores del infierno. Hay una parte final en el foguete, creo en dos foguetes, uno que es una miniserie mía sobre la muerte y la vida más allá. Y los foguetes terminan con, who wants to go to hell? ¿Hay alguien que quiere ir al infierno? Así terminan los proyectos. ¿Alguien quiere ir a ese lugar? Los que no creen en el infierno no quieren ir al infierno. Ah, pero resulta que sí. Todos los que le dicen no a Dios están diciendo yo quiero ir al infierno. Es su propia decisión. Es su propia voluntad. Y ni vamos a hablar el día de hoy de los sufrimientos físicos, señalados cuatro veces en la palabra tormento aquí, en lo que acabamos de leer en Apocalipsis 14, lo mismo. Eso es algo físico. Sus cuerpos resucitados en el día final echados a un lago ardiendo de fuego y azufre. Y no serán acabados con, no, no dejarán de existir menos. serán convertidos en vasos extraordinarios que van a glorificar eternamente la ira de Dios en cuanto del pecado. Como vimos anteriormente, son más culpables que el diablo y sus ángeles porque ningún demonio caído jamás rechazaría, jamás hayan rechazado ni rechazarían la salvación ofrecida en el Evangelio. Pero cada persona que va a la perdición rechaza, así, rechaza a Dios, rechaza su evangelio. Y concluyo con esto, véanlo, hay más, pero concluyo con esto. Lo que hemos escuchado el día de hoy, una parte de lo que son las condiciones en el infierno, es suficiente para conducir a cualquier persona al deseo de huir, de salir huyendo de la ira venidera. Así comienzan los cuatro evangelios. El sermón repetidas veces que predicaba Juan el Bautista, ¿no? Hay que salir huyendo de la ira venidera. Así comienza el procurador, ¿no? El que vino a anunciar, identificar y bautizar a nuestro Señor Jesús, Juan el Bautista. Hay mucho más sobre esto. La sombra del infierno alrededor de nosotros se ve en todas las consecuencias temporales del pecado. Se ve en todos los sufrimientos. Se ve en todo el dolor, en toda lágrima. Cuánto más en la realidad de la muerte física. Hay tres personas, dos personas mueren cada segundo. Es una fila. Si pudiéramos ver en el más allá cuántos millones saldrán de este mundo hoy, ¿250.000 es un promedio diariamente, cotidianamente o más personas saliendo? 98, 97, 95% de estos cada uno se despiertan en el infierno, no habiendo hecho caso, creyendo que el infierno ni existía. o en su autoengaño creyendo Dios podría condenar a medio mundo pero nunca a mí. No, a mí no. Y otros diciendo, yo no creo esto y al hecho de afirmar mi incredulidad, al hecho de afirmar que no lo creo, estoy garantizando que no me pueda suceder esto. Y el pobrecito rico diciendo, no, mis hermanos no van a creer nunca al mensajero, aunque sea Abraham. No, aunque sea Cristo, menos, no lo van a creer. Y dice, lo que necesitan es que alguien salga de aquí, que alguien regrese del infierno para decirles. Y entonces creerán. Y Abraham contesta, si no oyen a Moisés y a los profetas, nadie les va a persuadir, es una palabra técnica, nadie les va a convencer. Aunque vieran a alguno resucitar a los muertos, tampoco, menos, menos, menos van a creer. Entonces concluyo diciéndolo. ¿Qué es lo que te hace creer que tú escaparás del infierno. ¿Por qué crees que no irás al infierno? Y lo dejo así. Estas malas noticias que nos hablan de una salvación tan grande. Y en cada culto en donde se hablan de estas cosas, la mitad de la gente ahí está, no, yo no creo que esto pudiera ser real. Y están esperando, ya sea que el mensajero se haya equivocado, que se haya exagerado, que hayan ido a un extremo para manipular y asustar y O simple y sencillamente, como vimos al principio, en su incredulidad, el Dios que se digna de hablarnos, de advertir, de razonar, de rogar, de suplicar, de invitar, nada. Para mí esto no significa No, no significa nada para ti. Y concluyo con esto, lo que vimos antes. Cada creyente, si tú pretendes evangelizar a personas y nunca has derramado ni una lágrima por estas personas, ¿por qué no? A este fin van, es inconcebible lo que les va a pasar. Y con esto concluyo. Al que no ha creído, si esto no le motiva a buscar, hacer el más grande esfuerzo de su vida para asegurar su salvación del invierno. Y a los creyentes les vuelvo a decir, hay tan poco evangelismo, tan poca preocupación, tan poca oración, en los círculos que nosotros conocemos, tampoco el número de personas convertidas. Lo que vimos, sin discutirlo, lo vimos. Creo que es Lucas 23. Rumbo a la cruz va nuestro Señor Jesús y salen esta muchedumbre de mujeres llorando por él, lamentando lo que ven ahí. Y ¿qué sucede? Se voltea a Cristo y les mira directamente y les dice, ni una lágrima por mí. Lloran por vosotras mismas. Y lloran por los vuestros y las vuestras, ¿no? Para decirlo así. Ustedes deben de llorar porque si estas cosas se hacen en el árbol verde, este tema, ¿no? Hace años predicábamos más de una vez sobre el árbol verde es Cristo. Si a mí me han hecho todo esto, ahora voy rumbo al Calvario y voy a morir en la forma más horrible posible, y yo soy el árbol verde, inocente, libre de culpa, aunque asumo la culpa y la condenación de los míos, de mi pueblo, de mis ovejas, de Carla Cregente, asumo su culpa. Y si esto sucede conmigo, ¿qué sucederá con la madera seca? Ese es su argumento. Y describe a las personas que van a este fin como si fueran leña, echada al infierno, leña, madera, madera seca, ¿no? Padre, te damos muchas gracias por tu palabra el día de hoy. Y sabemos que tan solo tú puedes convencernos de lo que tu palabra dice. Y tú sabes, Padre, cómo esto nos incomoda, cómo nos inquieta, cómo sería lo más fácil, ¿no? No pensar, no meditar en esto, pero eso sería Vivir en un mundo de fantasía, entonces, como la gente en conversa increíble que nos rodea. Y por eso te pedimos que nos ayudes a salir de este lugar, cada creyente, tan agradecidos, con corazones llenos de gratitud, acciones de gracias, por aquel que vino del cielo y nos rescató del infierno. Y a celebrar verdaderamente su encarnación, su venida en un mundo increíble. Y a preocuparnos, a levantarnos cada día al orar frente a la sombra del infierno que está por encima. de cada ser querido nuestro en converso, de cada amigo nuestro no convertido, cada persona que nos rodea, a preocuparnos por estas personas y a hacer hasta lo imposible para ser instrumentos para que conozcan y buscan al Salvador. Por eso te pedimos en su nombre. Muy bien, vamos a ponernos de pie, vamos a cantar. Esta época es la mejor. Es tan fácil cuando el mundo pretende celebrar algo en el cual ni siquiera realmente creen, la supuesta Navidad, la mejor oportunidad que tendremos en familia, en reuniones, para dar un testimonio, evangelizar. Pero todo comienza con lo que hemos escuchado. Spurgeon usaba esta ilustración de que hay que echarte en el camino, hay que convertirte en algo parecido a un tope, pero estos topes, los gigantescos, que obligan a los choferes a parar el coche. Y lo ilustraba Spurgeon así en un época cuando no había coches, diciendo, tienes que echarte a los pies de estas personas para que se vean obligadas a pasar por encima de ti. por encima de mí, por encima de nosotros. Si quieren llegar al infierno, que si pudiéramos físicamente agarrarlos, si pudiéramos detenerlos con nuestro cuerpo tirado frente a ellos, lo haríamos. La ilustración es buenísima.
La Gloria y su Contraparte 4
Series La Gloria y su Contraparte
¿Cuánto estás advertiendo acerca del infierno?
Sermon ID | 1221241516363344 |
Duration | 2:04:55 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | John 18:22-23; Luke 16:19-31 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.