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Primera de Juan, capítulo 2, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 20 hasta el versículo 25. Primera de Juan, capítulo 2, desde el versículo 20 hasta el versículo 25. Permanece en la verdad del Evangelio. Permanece en la verdad del Evangelio. Aquí en Primera de Juan, Vemos que hay unos falsos maestros, personas que han salido de la congregación de la iglesia y han demostrado que no son creyentes genuinos. Han demostrado por sus falsas enseñanzas que tienen el espíritu del anticristo. Y eso es lo que nos dicen los versículos anteriores donde el apóstol Juan en versículo 18 y versículo 19, esto es 1 Juan 2 del 18 al 19, vemos como el apóstol Juan identifica, oye, ya es el último tiempo, porque vemos este espíritu del anticristo que se puede notar en muchas personas, por eso nos dice 1 Juan 2 versículo 18, hijitos, ya es el último tiempo, Y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos. Por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros. Pero no eran de nosotros. Porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron. Para que se manifestase que no todos son de nosotros. Eso es 1 Juan 2, del 18 al 19, donde vemos cómo el apóstol Juan identifica a algunas personas que estaban en la congregación de la Iglesia, pero que estaban enseñando falsa doctrina, y especialmente una moralidad deficiente, pero también distorsionaban la Cristología. O sea, lo que es la doctrina del Hijo de Dios, o sea, de Jesucristo. Porque no querían creer que Jesús realmente era el Cristo, que Jesús era Dios encarnado, que era el Salvador. Ellos buscaban la salvación por medio de la sabiduría y del conocimiento. y no quieren aceptar a Jesús como el Redentor. Y por ello, esa enseñanza pues creó disensión en la comunidad de creyentes y ellos se fueron porque no aceptaban sus enseñanzas. Habían hecho un sincretismo con todas las ideas y la religión de donde habían salido habían hecho este sincretismo con la enseñanza de la iglesia, la enseñanza apostólica recibida y entonces ha habido esta situación que todos los creyentes o las congregaciones que reciben esta carta conocen la situación Y por ello el apóstol Juan no tiene que dar más detalles, simplemente dice, salieron porque no eran de nosotros. O sea, identificando, es que no eran creyentes. No eran creyentes genuinos. Y entonces, lo que el apóstol Juan hace ahora, en el texto que vamos a considerar, aquí en primera de Juan, capítulo 2, desde el versículo 20 al versículo 21, resalta recursos que el creyente tiene para poder mantenerse firme y poder batallar contra los falsos maestros, para que puedan enfrentar a estos falsos maestros con seguridad. Luego el versículo 22 al versículo 23 presenta cómo se puede discernir entre aquellos que son falsos, aquellos que reflejan este espíritu del anticristo, y aquellos que realmente son creyentes, que son genuinos, entonces, presenta cómo se puede identificar a estos mentirosos, a estos herejes, y luego el versículo 24, el versículo 25, resalta beneficios para los creyentes, y en especial, vemos cómo resalta allí, en el versículo 25, esa promesa de vida eterna. Y es que aquí, este texto resalta la importancia de permanecer en la verdad del Evangelio, porque el creyente genuino permanece. Y por ello hay que enfrentar con seguridad a los falsos maestros, hay que discernir entre lo falso y lo verdadero, y hay que permanecer en la fe. Ahora, como dije, los versículos anteriores han mencionado que los anticristos Aquellos que reflejan esta oposición a Cristo, este espíritu del anticristo, han sido parte de la comunidad de creyentes, pero se han separado de la enseñanza apostólica. Y al separarse demuestra que no son creyentes genuinos, que nunca han aceptado la sana doctrina. Y por ello el apóstol Juan reitera que demostraron que no son creyentes al irse de la comunidad. Y es que los creyentes no deben de seguir las enseñanzas de los falsos maestros porque ya conocen la verdad. Y por ello empieza aquí este texto desde el versículo 20 hasta el versículo 21 enseñándonos que realmente podemos enfrentar con seguridad a los falsos maestros. Por eso nos dice aquí versículo 20. Pero vosotros tenéis la unción del santo. Y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis y porque ninguna mentira procede de la verdad. Vale, acabo de leer 1 Juan 2 desde el versículo 20 hasta el versículo 21. Y lo que hace el apóstol Juan es... él piensa en los recursos que el creyente tiene a su disposición para enfrentar el peligro de los anticristos. Es que el creyente tiene la unción del santo y tiene el conocimiento de la verdad. Lo que hace el apóstol Juan es asegurar a los creyentes que tienen los recursos que necesitan para resistir a los anticristos. Aquí menciona, versículo 20, vosotros, está escribiendo a creyentes, entonces, a personas que han puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador, dice, vosotros tenéis la unción del Santo. Ahora, ese término, unción, se refiere al Espíritu Santo, porque luego en versículo 27, podéis notar ahí en 1 Juan 1, 27, dice, pero la unción, que vosotros recibisteis de él, permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. Entonces, ahí en primera de Juan 2, versículo 27, identifica a la unción como una persona, una persona que enseña. Entonces, la unción es una persona, y es la persona del Espíritu Santo, o sea, Dios Espíritu Santo, quien está dentro del creyente, cuando una persona pone su fe en Cristo como Señor y Salvador, recibe el Espíritu Santo. Es ungido por el Espíritu Santo en el momento de su conversión. Como nos dice 2 Corintios capítulo 1, del 21 al 22. Dice, el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió es Dios, el cual también nos ha sellado y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. Eso es 2 Corintios 1, del 21 al 22, donde menciona como Dios nos ha dado al Espíritu Santo, o sea, a los creyentes, les ha dado el Espíritu Santo y es ese sello que confirma que hemos sido comprados. Nos dice Efesios 1, del 13 al 14, en él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida para el alabanza de su gloria. esos Efesios capítulo 1 del 13 al 14 y ahí menciona que primero se ha escuchado el evangelio y luego se ha recibido el evangelio y cuando se recibe el evangelio cuando se cree en Jesús como Señor y Salvador entonces se recibe el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es ese sello es como como cuando hay una factura, ¿no? Presenta una factura y una vez que se paga esa factura, se sella diciendo, ha sido pagado. Pues el Espíritu Santo es ese sello en nosotros, en los creyentes, de que hemos sido comprados por la sangre de Jesucristo y tenemos redención, tenemos salvación. Y el Espíritu Santo que mora dentro de nosotros nos enseña. Y entonces vemos aquí, como menciona, este recurso que tenemos, el Espíritu Santo, que mora dentro de nosotros. Por eso nos dice... Pero vosotros tenéis la unción del Santo. ¿Cómo unción? La unción es el Espíritu Santo. Jesús mismo dijo que enviaría al Espíritu Santo cuando nos dice... en Juan 14, del 16 al 17, yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre. El Espíritu de verdad, el cual el mundo no puede recibir porque no le ve, ni le conoce. Pero vosotros le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros. ¿Vale? Eso es Juan 14, del 16 al 17. O también Juan 15-26, cuando venga el consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Eso es Juan 15, 26. Entonces, si notáis, volviendo aquí a primera de Juan, capítulo 2, versículo 20, dice, pero vosotros tenéis. Vosotros tenéis. O sea, implica una posesión continuada de la unción. O sea, el creyente posee, o sea, tiene al Espíritu Santo que mora dentro de él. Y nadie se lo puede quitar. Y es que la presencia del Espíritu Santo en el creyente le establece en su fe. y le habilita para entender la verdad de Dios. Incluso nos dice Romanos 8, 16, dice, el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. O sea, el Espíritu Santo que mora dentro de nosotros, en nuestros corazones, confirma que somos hijos de Dios. Y es que es el Espíritu Santo quien habilita al creyente para entender y aplicar la palabra de Dios en su vida. Y por ello aquí dice, vosotros tenéis la unción. O sea, tenéis al Espíritu Santo. Entonces, tenemos esa seguridad de estar firmes en la fe, porque tenemos el Espíritu Santo, y dice, la unción del Santo. Lo cual, aquí cuando se refiere al Santo, puede identificar a Dios Padre, puede identificar a Dios Hijo, Aunque es más probable en este contexto que se refiera a Dios Hijo, o sea, a Jesucristo como el Santo, pero vemos en las escrituras, por ejemplo, en Isaías 1.4 se refiere a Dios Padre como el Santo de Israel. Pero también en Marcos 1.24 se refiere a Jesucristo como el Santo de Dios. cuando un espíritu inmundo, ahí en Capernaum, dice, sé quién eres, eres el santo de Dios. Entonces, aquí cuando menciona aquí en primera de Juan 2, versículo 20, tenéis la unción del santo, puede referirse a Dios Padre o a Dios Hijo, o sea, la unción es el Dios Espíritu Santo, pero la realidad es que hay textos en las escrituras que vinculan a Dios Padre y Dios Hijo con la venida del Espíritu Santo. como los textos que leía anteriormente, ahí en Juan 15-26, por ejemplo, dice, pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Simplemente viendo la... que realmente no hay que hacer una gran diferencia entre las personas de la Trinidad porque son Dios, ¿no? Tienen una naturaleza. De todas formas, el apóstol Juan no siempre hace diferencia entre Dios Padre y Dios Hijo porque son una unidad, ¿no? Tienen una naturaleza, una esencia. Lo cual afirma que el apóstol Juan reconoce que Jesús es Dios. Y, de todas formas, el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, a veces las escrituras le describen como el Espíritu de Dios, o a veces como el Espíritu de Cristo. Por ejemplo, en Romanos 8-9 dice más, vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, Si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros, y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Entonces, ahí vemos la unidad en la Trinidad. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, pero también es el Espíritu de Cristo. ¿Por qué? Viendo esa unidad en la Trinidad. Y entonces, viendo este recurso, el creyente tiene el Espíritu Santo que mora dentro de él. Pero también menciona aquí, la última parte del siglo XX, y conocéis todas las cosas. Entonces, otro recurso que los creyentes tienen es que conocen la verdad. ¿De qué verdad está hablando? Está hablando de la verdad del Evangelio. La verdad del mensaje divino. Lo cual, Juan está contrastando a los creyentes con los herejes. Porque los herejes, como mencioné, ellos creían en el conocimiento. Incluso, los eruditos, por lo general, están de acuerdo de que Primera de Juan combate algún tipo de gnosticismo. No es el gnosticismo completo del segundo siglo, pero tienen tendencias gnósticas. Lo cual, gnósticos, gnóstico es... la base del término es conocer. Entonces, ellos afirmaban ser aquellos que conocen. afirmaban un conocimiento superior, y pensaban que la excelencia espiritual no era en una vida santa, sino en conocimiento superior. Para ellos, el... o sea, para los gnósticos, Cristo no era un salvador. Era alguien que reveló conocimiento. Por ello, rechazaban la encarnación de Dios, rechazaban el sacrificio expiatorio de Cristo, y pensaban que la salvación se encontraba en el conocimiento. se consideraban a sí mismos como la élite, la élite espiritual. Y por ello sus ideas comúnmente les hacían descuidar la moralidad cristiana. Y por ello aquí vemos, como aquí están estos herejes, afirman tener un conocimiento superior. Pero el apóstol Juan les dice, vosotros conocéis las cosas, vosotros conocéis todas las cosas. Ahora aquí, esta frase, la última parte del versículo 20, dice, conocéis todas las cosas. En los manuscritos, hay dos lecturas que difieren. Esta lectura, conocéis todas las cosas, pero es más probable que sea la lectura de, y todos vosotros lo sabéis. O, en el sentido de que, de que todos conocéis las cosas. En vez de conocéis todas las cosas, todos conocéis las cosas. ¿Vale? Simplemente cambiando el orden de las palabras en el sentido de que todos, o sea, todos los creyentes tenéis conocimiento de la verdad, tenéis conocimiento de estas cosas. Y es que el creyente no necesita conocer todo. para saber quién es un anticristo y un mentiroso. Lo puede discernir por sus acciones, por la manera en que vive, por lo que enseña, de lo que habla, si es una persona que rechaza a Cristo o no. Al tener la unción de Dios, tiene el conocimiento de la verdad, y no necesita depender de las afirmaciones del otro. O sea, el creyente tiene el Espíritu Santo dentro, que le enseña, que le ilumina, Y por ello los creyentes conocen la realidad y la fiabilidad de la verdad de Dios por medio de la iluminación del Espíritu Santo. Y por ello aquí se refiere a ese conocimiento, el conocimiento dado por el Espíritu Santo, el Espíritu Santo que muera dentro del creyente y le ayuda a percibir la diferencia entre la verdad de Dios y las afirmaciones falsas de los falsos maestros. Y entonces resaltando que conocen la verdad, en el versículo 21 dice, no os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. Entonces el apóstol Juan reitera esta idea de que los creyentes conocen y se adhieren a la verdad que han recibido. Y por ello el apóstol Juan les quiere apoyar, les quiere apoyar en su dedicación a la verdad. Porque estos falsos maestros, pues ellos hacen un sincretismo con otras creencias y dicen que ellos tienen un conocimiento superior y podrían hacer a los creentes titubear o dudar, quizás seguirles durante un tiempo. Y el apóstol Juan les quiere apoyar y afirmar en su dedicación a la verdad. Y por eso dice, os he escrito. lo cual se puede referir a la carta de esta carta de primera de Juan o puede referirse y lo más probable es que se refiera a lo que acabo de mencionar desde el versículo 18 hasta el versículo 20 viendo que si hay muchos anticristos pero se ha escrito para afirmaros para animaros para que sepáis que tenéis que ya tenéis la verdad o sea el apóstol Juan no les está intentando impartir algo nuevo. Una nueva interpretación de la verdad revelada en Cristo Jesús. O sea, los creyentes ya conocen la verdad de Dios en Cristo Jesús. Lo que quiere hacer el apóstol Juan es fortalecerles. Fortalecerles en que ellos conocen la verdad. Fortalecerles en su rechazo de los anticristos y esas falsas afirmaciones. Y lo que el apóstol Juan sabe es que la verdad y el error no pueden convivir Y por ello confían que los creyentes se van a mantener en la verdad que conocen y que ellos pueden diferenciar entre la verdad y el error. Y por ello, continúo aquí del versículo 22 al versículo 23 enseñándoles a cómo pueden discernir el carácter de los anticristos. O sea, por eso hay que discernir entre lo falso y lo verdadero. Aquí el versículo 22. Esto es 1 Juan 2, 22. ¿Quién es el mentiroso? Sino el que niega que Jesús es el Cristo. Éste es Anticristo. El que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Ahora, la presencia de muchos Anticristos, lo cual lo han mencionado allí en versículo 18 han surgido muchos anticristos la presencia de muchos anticristos requiere que los creyentes les puedan identificar y por ello el apóstol Juan enfatiza la identidad del anticristo y aparenta que el apóstol Juan presenta la pregunta por las afirmaciones de los herejes que dicen tener el verdadero conocimiento y lo que hace el apóstol Juan es hacer un llamado para identificar a los mentirosos Porque cualquiera que niega que Jesús es el Cristo, es un mentiroso. Por eso nos dice Hebreo siglo XXII, 1 Juan 2, 22. ¿Quién es el mentiroso? Sino el que niega que Jesús es el Cristo. Entonces, aquellos que niegan la deidad, de Jesús, que niegan que Él es el Mesías, que Él es el Redentor, que Él es el Salvador, reflejan el Espíritu del Anticristo. Son mentirosos, reflejan el carácter de Satanás. Porque en Juan 8, 44, identifica a Satanás como el padre de mentira. Eso es en Juan 8, 44. Y vemos aquí como el apóstol Juan es como que cita a los mentirosos. ¿Qué es lo que dicen? Jesús no es el Cristo. Están hablando con los creyentes genuinos y les están intentando convencer de que Jesús no es el Cristo. Y vemos que ellos, o sea, estos falsos maestros, estos mentirosos, no dudan, no vacilan en afirmar públicamente su rechazo de la encarnación de Dios. Pero es un ataque al corazón del mensaje del Evangelio. Porque Dios se ha revelado a través de su Hijo. Es como nos dice Hebreos capítulo 1 del 1 al 3. Hebreos 1 versículo 1. habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por quien a sí mismo hizo el universo, el cual siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas. Esos Hebreos capítulo 1, del 1 al 3. Entonces, Jesús es el Hijo de Dios, es el Cristo, es el Mesías, es Dios encarnado. Y Él ha revelado de una manera perfecta a Dios, porque Él mismo es Dios. Y por ello, el apóstolo Juan identifica a cualquier individuo que niega a Dios Padre y niega a Dios Hijo, le identifica como el Anticristo. Su herejía muestra su representación del Espíritu del Anticristo que vendrá en el futuro. El rechazo de Jesucristo implica el rechazo de Dios porque Dios se reveló a través de su Hijo. Y lo que hace el apóstolo Juan es identificar a Jesús como el Cristo y como el Hijo de Dios. Por eso podéis notar aquí en versículo 22 dice ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Ahí está identificando a Jesús de Nazaret como Dios encarnado. Él es el Hijo de Dios. Él es el Cristo. Él es el Mojito de Dios que quita el pecado del mundo. Y continúa aquí en versículo 23 dándonos a entender el carácter de estos Anticristos para poder discernir, dice, todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Entonces, cuando recibes a Jesús como Señor y Salvador, obtienes a Dios como tu Padre. Si no aceptas a Jesús, tampoco recibes al Padre. Y es que el resultado del rechazo del hijo es que tampoco tienen a Dios Padre. Lo cual aparenta que estos falsos maestros decían, oh, tenemos un conocimiento de Dios, tenemos una cercanía a Dios, somos la élite espiritual pero rechazan a Jesús como Señor y Salvador. Lo que el apóstol Juan está diciendo, no puedes tener una relación con Dios si rechazas al Hijo de Dios. No puedes tener una relación con Dios si rechazas el único camino a Dios. Porque como nos dice Juan 14.6, Jesús le dijo, yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. O sea, para poder tener acceso a Dios Padre, tienes que ir a través de Jesucristo. Entonces, si rechazas a Jesucristo, no puedes tener una relación con Dios. O sea, hay muchas personas, incluso hoy en día, que dicen que tienen conocimiento de Dios, que tienen una relación con Dios, que adoran al Dios verdadero, pero si no adoran a Jesucristo, como Dios, tampoco tienen una relación con Dios. O sea, porque para poder llegar a Dios Padre tienes que ir a través del Hijo. Él es el único camino. Y entonces viendo que se engañan a sí mismos. Ellos piensan tener una relación con Dios, pero es una mentira. Por eso les llaman mentirosos. Porque niegan que Jesús es el Cristo. Niegan al Padre del Hijo. En el versículo 23 dice todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre. Pero entonces vemos el contraste. El contraste con los herejes están los creyentes. Los creyentes sí aceptan a Jesús como Señor y Salvador. Sí le aceptan como Dios encarnado. Y confiesan al Hijo. Y por ello también tienen al Padre. Y es que esas palabras, el que confiesa, muestra que la confesión es una actividad individual. Cada persona tiene que tomar esa decisión de aceptar a Jesús como Señor y Salvador. Y el contenido de la confesión muestra el testimonio y la fe en la verdad revelada sobre el Hijo de Dios. Es creer lo que Dios ha dicho en su palabra sobre su Hijo. Sobre Jesucristo quien es Dios encarnado. Y por ello aquel que tiene al Hijo también tiene al Padre. Y por ello puede significar quienes no tienen a Dios, quienes no tienen una relación con Dios, es si no quieren creer que Jesús es Dios. Sino que le niegan, niegan que Él es el Cristo. Y entonces, ¿qué es lo que están haciendo? Niegan también a Dios Padre y reflejan que tienen este espíritu del Anticristo. Entonces, por ello vemos este texto que nos exhorta a permanecer en la verdad del Evangelio. Porque puedes enfrentar con seguridad a los falsos maestros por los recursos que Dios nos ha dado. Y puedes discernir entre lo falso y lo verdadero. Pero entonces termina aquí este texto, del versículo 24 al versículo 25, con esta exhortación de permanecer en la fe. y viendo los beneficios que Dios nos da cuando permanecemos en la fe. Y los únicos que permanecen en la fe son los creyentes genuinos, los que realmente han creído en Jesús como Señor y Salvador. Por eso nos dice aquí versículo 24, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que nos hizo. La vida eterna. Ahora, lo que hace el apóstolo Juan, o sea, ha identificado a los anticristos anteriormente. Y ahora lo que exhorta a los creyentes, lo que hace es exhortar a los creyentes a usar los recursos que Dios les ha dado para resistir a estos anticristos. Y si confesar la verdad sobre el Hijo es la base del llamado que el apóstol Juan da a sus destinatarios, para que permanezcan en la verdad que han recibido. Por eso aquí nos dice versículo 24, esto es 1 Juan 2, 24, lo que habéis oído desde el principio. Esa frase se refiere al mensaje apostólico, o sea, el evangelio que han recibido, esa enseñanza que han recibido de la Palabra de Dios, ese mensaje divino, lo han escuchado, lo han recibido, se han apropiado de ello por la fe. Y entonces, eso es lo que han escuchado, han sido instruidos en la verdad del mensaje divino. Esas palabras, el principio, se refiere al principio de su vida en Cristo. Entonces, su contacto con el mensaje, este mensaje divino, se remonta a la primera vez que escucharon el Evangelio y fueron salvos. Y lo que el apóstol Juan desea es que ese mensaje permanezca. Por eso nos dice 1 Juan 2, 24, lo que habéis oído desde el principio. O sea, ese mensaje divino, el Evangelio que habéis recibido, que permanezca, dice, permanezca en vosotros. El apóstol Juan desea que el mensaje divino que han escuchado more en ellos. Como el apóstol Pablo nos dice en Colosenses 3, 16, la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Sus Colosenses 3, 16. Esa exhortación de que la Palabra de Dios more en nuestros corazones, en abundancia en nosotros. Y es que este mensaje que han recibido, este mensaje divino, es un agente activo en las vidas de los creyentes. Este mensaje transforma las vidas, transforma las voluntades, transforma las mentes de aquellos que se apropian de él. Y es que es el mensaje de la verdad que provee fuerza, provee estabilidad, aun cuando hay otros que nos rodean que rechazan a Cristo, que rechazan el Evangelio, rechazan la Palabra de Dios. Y por ello, el apóstolo Juan reitera la importancia de la permanencia. Por eso dice aquí, 1 Juan 2, 24, lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permanecéis, perdón, permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Podéis notar cómo menciona esa idea de permanecer. La importancia de que la Palabra de Dios permanezca en nosotros, y si permanece en nosotros, entonces vamos a permanecer en la fe. Y vamos a permanecer en esta relación con Dios Hijo y Dios Padre. implica que el creyente tiene la responsabilidad de cumplir esas condiciones. Por eso dice, si permanece. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros. Está esa condición. Pero el creyente genuino permanece en la verdad. Dios le guarda. Es que el creyente debe dejar que el mensaje impacte su vida. Ese... Ese término ahí, podéis notar que dice TAMBIÉN. Esa palabra TAMBIÉN, vosotros permaneceréis. O sea, si permanecéis en la palabra TAMBIÉN, eso implica que el mensaje divino que permanece en el creyente, le asegura la realidad de comunión con el Hijo y con el Padre. Lo que hace es presenta el beneficio de permanecer en la fe. Permaneces en la fe, o sea, permaneces en la palabra de Dios, permaneces en el Evangelio, esa palabra divina que has recibido, pues entonces vas a permanecer en esta relación con Dios Padre y Dios Hijo. Ahora, podéis notar que usa pronombres plurales. Aquí en versículo 24. Por ejemplo, dice vosotros. Bueno, porque está hablando a la comunidad de creyentes, pero incluye a toda la comunidad de creyentes. O sea, es el Evangelio que mora en cada creyente, pero en la congregación. Mora en la Iglesia, y la Iglesia mora en el Hijo y en el Padre. Y si notáis, aquí menciona a Dios Hijo, antes que a Dios Padre, porque Para llegar a Dios Padre hay que ir a través de Dios Hijo. Él es el único camino a Dios. Por ello resalta esta permanencia y resalta la comunión permanente con Dios cuando dice también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. ¿Cuándo? Cuando nos apropiamos del Evangelio por la fe, la aceptamos y permanecemos en esa fe, permanecemos en ese mensaje divino, vamos a permanecer en Dios. Vamos a permanecer en esta relación con Dios Padre y Dios Hijo. Y entonces, en versículo 25, explica otro beneficio para aquellos que permanecen en el mensaje que han recibido. Aquellos que permanecen en el Evangelio. ¿Cuál es ese beneficio? La promesa. ¿Qué promesa? La vida eterna. Porque nos dice ahí versículo 25. Esto es 1 Juan 2, 25. Y esta es la promesa que Él nos hizo. La vida eterna. O sea, aquellos que se adhieren a la palabra de Dios tienen vida eterna. Y Juan enfatiza la naturaleza de la promesa. La promesa tiene un carácter divino. O sea, Dios es quien ha hecho esta promesa. y la referencia de la promesa reiterada de... es este mensaje que Jesús reiteró vez tras vez durante su ministerio en la tierra, lo cual el Evangelio de Juan enumera, como por ejemplo Juan 3.16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna. Eso es Juan 3,16. Resalta el amor de Dios. ¿Para quién es? Para el mundo pecador. Aquellos que le rechazan. Pero Dios en su amor, él envió a su hijo a morir en la cruz por nosotros. Y entonces, todo aquel que cree en él, que se apropia de su sacrificio en la cruz por la fe, recibe salvación, perdón de pecados y vida eterna. Por eso nos dice Juan 3, 36, el que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero vemos la importancia de creer, porque si no se cree, no hay vida eterna. Por eso nos dice, continúa ahí, Juan 3, 36, dice, pero el que rehúsa creer, o sea, el que no quiere creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Eso es Juan 3, 36. es porque todos estamos bajo la ira de Dios porque somos pecadores. Merecemos el lago de fuego, merecemos la muerte eterna porque somos pecadores. Y si no hacemos absolutamente nada, morimos en nuestros pecados, en nuestros delitos y pecados, porque heredamos la naturaleza pecaminosa de nuestros padres, desde Adán y Eva. Se transmite esa naturaleza pecaminosa. Pero Jesús muere en nuestro lugar. Y por eso aquel que acepta a Jesús como Señor y Salvador, acepta su sustitución, que Él muere en nuestro lugar, recibe vida eterna. Por eso nos dice en Romanos 5, 8, más Dios muestra su amor para nosotros en que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. Él muere en nuestro lugar. Y Dios acepta esa transacción. Él paga por nosotros. Pero viendo Como Jesús, constantemente, mencionaba esta promesa de vida eterna. Nos dice Juan 5, 24. De cierto, de cierto os digo. El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna. Y no vendrá condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Eso es Juan 5, 24. O Juan 10, del 27 al 28. Mis ovejas oyen mi voz. Y yo las conozco y me siguen. Y yo les doy vida eterna. Y no perecerán jamás. Ni nadie las arrebatará de mi mano. Eso es Juan 10, del 27 al 28. Donde vemos como Jesús da vida eterna a aquellos que creen en Él. Y que le aceptan por la fe. Que creen en el Señor y Salvador. Y Él les protege, Él les guarda. Y por eso perseveran en la fe. Por ello, el creyente tiene la seguridad de disfrutar de la vida eterna por la promesa de Jesucristo. Por eso nos dice aquí, en 1 Juan 2, versículo 25, y esta es la promesa que Él nos hizo. La vida eterna. Y vemos como el apóstol Juan se une con aquellos que han recibido la promesa. Por eso dice Nos hizo. Esta es la promesa que Él nos hizo. El apóstol Juan se identifica como un creyente genuino. Él tiene vida eterna y él cree en esa promesa que Jesús ha dado. Entonces vemos la importancia de permanecer en la verdad del Evangelio. y viendo cómo Dios nos da los recursos para poder enfrentar con seguridad a los falsos maestros, nos ayuda a entender y poder discernir entre lo falso y lo verdadero, y nos ayuda a permanecer en la fe. Entonces, considera tu corazón. ¿Has puesto tu fe en Jesús como Señor y Salvador? ¿Estás permaneciendo en la verdad del Evangelio? ¿Estás viviendo el Evangelio? Permanece en la verdad del Evangelio. Vamos a terminar en oración.
Permanece en la verdad del evangelio
Series 1 Juan
Sermon ID | 1210242016552887 |
Duration | 41:26 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 2:20-25 |
Language | Spanish |
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