
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Como pueden ver, esta tarde he titulado este sermón, Un pueblo apartado para agradar a Dios. Es el sermón número dos de la exposición de la carta de Pedro. Una carta que es propicia, una carta que el apóstol Pedro escribió a un pueblo, pero no un pueblo cualquiera, un pueblo que Dios mismo había apartado, un pueblo que Dios mismo había elegido. como lo expresa en el versículo uno de su carta. Sabemos que este pueblo, estas personas a quien él dirige esta carta, esta epístola, Pedro les escribió para alentarles, para animarles, ya que estaban pasando tiempos de incertidumbre, tiempos difíciles, se aproximaban persecuciones. Y es interesante porque a través de todos los tiempos, esta carta del apóstol Pedro, la primera epístola, sus escritos han sido usados para animar al pueblo, para alentar al pueblo. La iglesia siempre ha sido pasada por pruebas, por momentos de dificultad. De hecho, cuando vemos el primer versículo, vemos que Pedro hace referencia y se refiere a ellos como expatriados. El hecho de que no se encontraran en su lugar donde ellos pertenecían, ya de ahí pues nosotros sabemos que hay dificultades. Es el anhelo de mi corazón que así como ha alentado a otros a través de los tiempos, esta tarde también nuestros corazones sean alentadas. Que también nosotros seamos alimentados por la palabra del Señor. Acompáñame a leer Primera de Pedro, capítulo 1, del versículo 13 al 17. Y dice, por tanto, preparen su entendimiento para la acción. Sean sobrios en espíritu. Pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como aquel que los llamó es santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está, sean santos porque yo soy santo. Y si invocan como padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación. Como idea central de este sermón, He puesto como pueblo de Dios debemos vivir con la expectativa y esperanza en el retorno de Cristo. Esforzándonos cada día por crecer en santidad con temor reverente ante un Dios santo. Con esta idea partimos y pongámosla en nuestra mente y meditemos en ella. Pedro en los primeros versículos les habla a ellos, a quienes él escribe esta carta, de todos los privilegios que ellos han adquirido de parte de Dios. Ellos fueron elegidos Ellos recibieron una fe más preciosa que el oro. Ellos les dicen en el versículo 5 que son guardados por el poder de Dios. Pedro les dice que el Señor, por su gracia y por su misericordia, les dio un nuevo nacimiento. Pedro les dice a ellos que ellos tienen una esperanza viva, una esperanza reservada en los cielos. una esperanza que es adquirida a través de Cristo Jesús, que les ha sido concedida. Después de esta información y todos los privilegios que Pedro les muestra a ellos, hemos podido ver que nuestro texto de esta tarde es una exhortación. Pedro pasa ahora, luego de sus privilegios, a darles una exhortación para que ellos vivan una vida en santidad conforme a lo que Dios manda. Pedro hace un cambio y por eso vemos que en el versículo 13 comienza diciendo Por tanto, eso conecta lo que Pedro viene hablando a estos hermanos en la fe en los primeros 12 versículos. Y lo que Pedro más les ha recordado y lo que podemos ver que resalta es la obra, la gran obra de salvación que Dios ha obrado en ellos. la salvación de sus almas que es solamente por gracia y por misericordia ese es el tema central de este primer capítulo la gran salvación de las almas de pecadores por gracia y por misericordia del Señor, nada más por gracia, nada más por misericordia, no porque ellos pudieran haber hecho algo, sólo porque el Señor quiso elegirlos de entre millones y millones de pecadores que habían ofendido a Dios. El Señor los apartó, el Señor los separó y Él quiere por lo tanto que su pueblo sea un pueblo que le adora. a la luz de esa gran obra de salvación y de ese nuevo nacimiento que mencionan los primeros versículos y que ha sido concedido solamente por la soberana voluntad de Dios a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios. Ahora ellos conocen que tienen una identidad en Cristo. Ahora dice la Escritura que ellos son un pueblo de Dios. Por lo tanto, ellos tienen la responsabilidad de vivir una vida que se conforme a Cristo, una vida que agrade a Dios. Pedro, más adelante en la epístola nos vamos a dar cuenta cómo se refiere y los exhorta a vivir en su conducta de vida, en su comportamiento, en sus relaciones con aquellas personas que les rodeaban, a las esposas, a los esposos, a los hijos. Pero ahora aquí esta exhortación que Pedro les está haciendo es su vida a los ojos de Dios, su vida en el temor reverente de dios mire lo que pedro les dice en el capítulo 2 versículo 9 y 10 quiero que entendamos una cosa aunque pedro estaba dirigiendo esta carta para ellos pero yo les recuerdo en esta tarde que la palabra del señor es viva y permanece para siempre también se aplica la vida de nosotros este día aquellos ya no están ellos ya pasaron ahora estamos nosotros acá así que recibamos la palabra primera de pedro 2 9 podemos confirmar como el pedro les dice pero ustedes son linaje escogido real sacerdocio nación santa un pueblo adquirido por dios a fin de que anuncien las virtudes de aquel que lo llamó de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes en otro tiempo no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios. No habían recibido misericordia, pero ahora han recibido misericordia. No eran cualquier pueblo, era un pueblo que Dios lo había adquirido. que Dios lo había apartado para que fueran posesión de él. Son palabras mayores, pero también tenía un propósito y el propósito era que anuncien las virtudes de aquel que los llamó, que reflejaran al Dios Santo que los había llamado, dice, de las tinieblas a su luz admirable. También nos hace referencia que en otro tiempo no eran pueblo, ahora sí eran pueblo. No habían recibido misericordia, pero ahora sí han recibido misericordia. De ahí que Pedro inmediatamente, después de declararle todos los privilegios y sus responsabilidades, el apóstol entra ahora sí directamente a exhortarles para que vivan esa vida en santidad que Dios demanda buscando y esforzándose ellos en crecer en santidad para agradar a Dios no solamente el domingo o no solamente cuando se congregaban en los hogares en toda su manera de vivir podríamos preguntarnos ¿cómo debían responder estos cristianos? ante semejante noticia, ante semejantes privilegios de ahora ser pertenencia de Dios, de ahora ser un pueblo adquirido por Dios, ¿cómo deberían ellos responder? Bueno, he puesto tres encabezados y el número uno es, ellos deberían responder haciendo uso de ese conocimiento que Pedro les dio. De ese conocimiento que adquirieron en la preparación del entendimiento para la acción. ¿Qué acción? La vida diaria. El conocimiento para poder prepararse para poder confrontar, enfrentar y vivir cada día con temor delante de los ojos de Dios. Ellos debían poner en marcha, ellos deberían esforzarse para crecer en esa santidad que Dios demanda. Los teólogos hablan de dos tipos de santificación, la santificación pasiva que es la que le pertenece totalmente a Dios, donde nosotros no colaboramos, apartado porque Dios lo santificó, porque Dios quiso apartarlos para él, y por otro lado, la santificación progresiva, donde nosotros sí colaboramos, donde ellos sí debían colaborar en obediencia a Dios, despojarse cada día de los deseos pecaminosos con los cuales todavía batallaban como batallamos nosotros ahora también a este conocimiento de la obra de salvación que Dios había hecho en la vida de ellos ese conocimiento los hacía ellos responsables de actuar conforme a la voluntad de Dios antes eran ignorantes, ahora tenían conocimiento de la obra que Dios había hecho en sus vidas. Tenían la responsabilidad de responder en esfuerzo, en obediencia para vivir esa vida que Dios demanda. Y recordaba Cuando preparaba esto, las palabras del Señor Jesús en aquella parábola del siervo fiel, en Lucas 12, 47, 48, lo que confirma la responsabilidad que tenemos cuando tenemos el conocimiento de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, como la tenían ellos también. Mire lo que dice. Y aquel siervo que sabía la voluntad de su Señor, que sabía la voluntad de su Señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Pero el que no lo sabía e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco. a todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él. Y al que mucho le han confiado, más le exigirá. Hablando de un siervo, de uno que conocía y de uno que no conocía. Se dice que el predicador es responsable de lo que predica, y estoy de acuerdo con eso. Pero también el oyente es responsable de atesorar, de recibir, de guardar y de poner en práctica la palabra del Señor. Por otro lado, esa preparación de su entendimiento, como les dice en el versículo que leímos, y ser sobrios en espíritu, también les ayudaría a estar conscientes, a tener conciencia de que si ahora eran un pueblo de Dios, era solamente por la gracia y la misericordia de Dios. porque Dios había decidido manifestar su gracia y su misericordia en ellos. Mire lo que dice Romanos 12, 3, el apóstol Pablo, porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, Pablo reconocía que todo lo que él era, era por gracia y por misericordia. Digo a cada uno de ustedes, Que no piensen de sí mismo más de lo que deben pensar. El que tiene un conocimiento adecuado y propicio de la obra de salvación en la vida de él, se va a asemejar a Cristo en humildad. va a ser humilde, sino que piense, dice, con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. Esa preparación de ese entendimiento nos va a llevar a ser humildes, nos va a llevar a tener un buen juicio y a entender esa obra de salvación que Dios ha hecho en la vida nuestra, como en la de ellos también. Pedro también otra exhortación, otro llamado que Pedro les hace es a que pongan completamente su esperanza en el retorno de Cristo. Ellos debían vivir esa vida la vida, su peregrinaje con la mente puesta en ese retorno de Cristo, en esa esperanza que será manifestada, esa gracia que será recibida cuando Cristo regrese. Pedro hace un señalamiento a la segunda venida del Señor. Podemos entender entonces que mantener esa esperanza en el retorno de Cristo y la mirada puesta en ese día glorioso porque va a llegar ese día de gloria. Cristo va a venir pronto. Y dice la escritura que va a venir por un pueblo santo, un pueblo separado. Él viene, ya casi no escuchamos decir que Cristo viene y Él pronto viene. Está implícito en esta lectura de Pedro cuando Él les dice en el versículo 13, pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación de Jesucristo. Por cierto, cuando el Señor ascendió a los cielos, Pedro fue uno de los que estuvo ahí. Y Pedro vio aquellos dos hombres con vestiduras blancas que se pusieron delante de él y le dijeron, ¿por qué están viendo al cielo? Este mismo Jesús que habéis visto partir, así vendrá de la misma manera. Pero sabía lo que estaba hablando. Necesitamos, hermanos. Tanto como lo necesitaban ellos, lo necesitamos nosotros ahora también. Mantengamos eso en nuestra mente, que Cristo viene pronto. Aquel que verdaderamente ha tenido un nuevo nacimiento, el tener presente que su Señor viene, creo que se esforzará por vivir esa vida. No nos olvidemos de que el Señor viene pronto. verdaderamente eso nos ayudará a vivir esa vida que agrada al Señor. Número dos, ellos debían responder también ante todo ese conocimiento, ante todos esos privilegios, en santidad, porque es Dios quien lo demanda en las Escrituras. cuando Dios escogió a Israel, cuando Dios rescató su pueblo de la esclavitud de Egipto y lo llevó por el desierto, Dios le dio órdenes a ellos que no se contaminaran con las abominaciones de las naciones por las cuales ellos iban a atravesar. Que fueran santos, tenían la responsabilidad de reflejar al Dios que los había libertado. En el Nuevo Testamento tiene las mismas implicaciones. porque si a Israel los salvó de la esclavitud de Egipto a nosotros nos salvó de la esclavitud del pecado a nosotros nos hizo libres del yugo del pecado como también a aquellos que Pedro les está escribiendo versículo 14 al 16 pero les dice como hijos obedientes No se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como aquel que lo llamó es santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Pedro tiene en mente esa relación familiar. De ahí que Pedro les dice como hijos obedientes, hijos jóvenes deben ser obedientes con sus padres. bendición cuando obedecen a sus padres palabra del señor dice honra a tu padre y a tu madre y hay una promesa de bendición para que tus días se alarguen pero hay un requisito también hay que honrar los padres hay que ser obedientes con los padres y esto es lo que pedro tiene en mente cuando pedro hace esta comparación como hijos y pedro los exhorta por medio de esta ilustración a que obedezcan al señor. Pero es interesante porque también les dicen no se conformen a los deseos que antes tenían. Esto es interesante. No se conformen a los deseos que antes tenían. ¿Será que el señor se los quitó? ¿Los apartó? ¿Y le quitó los malos deseos que tenían? No, ellos seguían batallando con esos malos deseos, con ese pecado que está en ellos. Aún siendo cristianos, aún siendo hijos de Dios, la lucha más grande que nosotros tenemos es el pecado que está en nosotros. El Señor salvó un pueblo y lo dejó aquí en este mundo. los dejó aquí con un propósito para que en medio de esa lucha y de esa guerra contra el pecado, el mundo pueda ver la luz de Cristo en el pueblo de Dios. En el camino de Dios, en el camino del Señor, cuando hablamos de la obediencia, es una característica que tiene un verdadero cristiano. La obediencia a la palabra de Dios es una característica de uno que ha nacido de nuevo. No se le hacen cargosos los mandatos del Señor. Se deleita en escuchar, en conocer la voluntad de Dios porque quiere vivir una vida que agrade a Dios. ser una característica del que verdaderamente ha nacido de nuevo, del que es pueblo de Dios. El Señor dijo en San Juan catorce quince, si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos. Nos esforzamos por guardar los mandamientos del Señor. Ah, hermano, nadie los puede guardar, el único que los guardó fue el Señor. Esa es la meta de nosotros, asemejarnos a Cristo en obediencia. Sabemos que no podemos obedecer la plenitud, pero el Señor sí ve nuestros corazones. El Señor sí ve que le amamos o le despreciamos cuando hacemos de lado sus mandatos. Y cada uno de nosotros aquí presentes en esta tarde sabe con el pecado con el que está batallando sabe conscientemente cuál es el pecado con el que está batallando. Y te recuerdo en esta tarde lo que hemos leído, Dios te dice, sé santo porque yo soy santo. Es una realidad, no podemos negar, no podemos negar que la vida del cristiano, la vida del pueblo de Dios Es una guerra constante día a día contra esa naturaleza pecadora que todavía quiere arrastrarnos a pecar en contra de Dios. El apóstol Pablo aconsejó a Timoteo diciéndole ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza. No le dice ten cuidado de los que te rodean, del enemigo, no, ten cuidado de ti mismo porque ese pecado está ahí. Esa tentación de engrandecerse uno y olvidando que lo que somos es por Cristo está ahí en nosotros. El problema, el pecado del ser humano y aún de nosotros los cristianos tiene que ver con el corazón. Ahí debemos estar atentos, ahí debemos mirar hacia adentro de nosotros mismos y poder examinarnos honestamente delante de Dios a la luz de la palabra. Los pecados invisibles, los pecados ocultos, Los pecados que para muchos son pecados respetables, pequeñitos que no importan, pecados respetables, que muchos todavía los tenemos abrazados. Quizás el hombre no los ve, quizás el hombre no los ve, pero Dios sí los ve, Dios sí escudriña el corazón y la mente, Dios conoce las intenciones y el pensamiento de nuestros corazones. Hermanos y amigos que estamos en esta tarde, somos inexcusables delante de Dios. Entre más conocimiento adquirimos, más responsabilidad tenemos. Así que, esa es la parte de nosotros. Venir delante de Dios, examinarnos, y decirle al Señor, ayúdame con este pecado, llámele pornografía, llámele envidia, llámele rencor, odio, falta de perdón, porque Ud. reconoce que está batallando con ese pecado. Y pidámosle al Señor que nos ayude, apartémonos, peleemos con toda nuestra fuerza, si es que queremos vivir la vida que agrada al Señor. o es que pensamos que Dios no pide una vida que le agrade a Él, Dios sí demanda una vida que le agrade a Él. Tenemos nosotros la conciencia que tenía el apóstol Pablo, un hombre que tuvo un encuentro, un hombre que vio la gloria de Dios, un hombre que él mismo se autodenomina y lo vemos en la Escritura como perseguidor de la iglesia, indigno, Y mire lo que el apóstol Pablo decía, Romanos 7, 24, 25. Miserable de mí. ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios por Jesucristo, Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado. es que seguimos peleando contra el pecado que está en nosotros. Por eso la Escritura nos manda a revestirnos cada día con la armadura de los hijos de Dios, a guardar nuestro pensamiento, nuestro corazón, a hacer uso de la palabra, la espada, a hacer uso del escudo de la fe para poder resistir cuando viene la tentación. Pero eso es si queremos agradar a Dios. Si estamos conformes solamente con llamarnos cristianos o nos gusta venir a la iglesia y lo demás no nos interesa, no aplica. Pero un corazón que ha sido renovado, un hombre, una mujer que ha nacido de nuevo va a querer revestirse todos los días con la armadura de Dios. y va a gozarse de poder ser un digno embajador de Cristo en esta tierra. Esa es una verdadera actitud de un hijo de Dios, de una hija de Dios. Va a tener conciencia de su pecaminosidad. Va a tener conciencia de que ha sido salvado, renovado y regenerado y perdonado a través de la sangre que Cristo derramó en la cruz del Calvario, que no lo merecía. Y eso lo va a mover a vivir una vida de obediencia. Se va a esforzar. Se va a esforzar en obedecer a Dios. No va a andar poniendo excusas de que es difícil, de que no se puede. Con Cristo sí podemos. pero sí queremos y algo más va a aborrecer ese pecado que está en él todavía va a odiar ese pecado porque el dios santo del que estamos hablando en este día aborrece el pecado odia el pecado y su simiente que está en su pueblo va a llevar a su pueblo a odiar ese pecado también lo pudimos ver en las palabras del apóstol paulo Un pecado que quizás dentro de la iglesia afecta a muchos y que tiene mucho que ver para el crecimiento espiritual y santidad del pueblo de Dios es la falta de perdón. Es la falta de perdón. Personas que quizás están dentro de las iglesias cantando, viniendo fielmente a los cultos, pero tienen falta de perdón en su corazón. Eso estorba para esa santidad que buscamos, que Dios demanda. Si Dios te perdonó a ti y me perdonó a mí, nosotros también tenemos que perdonar. Un verdadero hijo de Dios, uno que ha nacido de nuevo, no puede, por su naturaleza nueva que ha adquirido, aborrecer a un hermano que le ha ofendido. Juan, 4 20 21 primera de juan 4 20 21 lo dice si alguien dice yo amo a dios pero aborrece a su hermano es un mentiroso porque el que no ama a su hermano a quien ha visto no puede amar a dios a quien no ha visto examinémonos cada uno de nosotros de manera personal, escudriñémonos y entreguemos al Señor todo aquello que esté estorbando para vivir esa vida de santidad que Dios demanda de nosotros si decimos que somos un pueblo apartado para agradar a Dios. Uno que espera con todo su corazón el regreso de Cristo sí o sí va a buscar esa santidad interior que dios demanda porque es consecuente de la nueva naturaleza que ya dios nos dio un verdadero santo uno que ha nacido de nuevo y que ha sido regenerado por la obra del espíritu santo no se dejará dominar por el pecado llámele codicia que son los pecados que no se ven, llámele avaricia, llámele envidia, rencor, orgullo, soberbia, impureza sexual, pensamientos impuros, no va a ser dominado por todos esos pecados que antes cuando estaba ignorancia en ignorancia si lo dominaba más ahora en cristo no porque la naturaleza nueva que ha adquirido a través de cristo lo va a llevar a vencer y a buscar esa santidad que dios demanda todos estos pecados que he mencionado no son pecados visibles Pero si el Señor, de manera personal, nos muestra algún pecado arraigado en nuestro corazón, hoy es un día para que podamos arrepentirnos y pedirle perdón a Dios, para que el Señor nos liberte. Cuidado, no brote una raíz de amargura en nuestros corazones, porque eso estorba el crecimiento espiritual y la vida de santidad que Dios demanda. hermanos y amigos que hoy estamos aquí no nos conformemos con venir a la iglesia nada más no nos conformemos con llamarnos cristianos quizás fielmente cumplimos con todo esto con diezmar ofrendar servir vestirnos bien todo eso es bueno y hay que hacerlo pero guardemos nuestro corazón guardemos el corazón porque de ahí mana la vida. Aquellos a quienes el apóstol Pedro exhorta a ser santos, como también nosotros hoy en día, somos llamados a buscar esa santidad sin la cual nadie verá al Señor. Cada día debemos esforzarnos. lo dice hebreo 12 14 busquen la paz con todos y la santidad sin la cual nadie verá al señor yo soy santo porque el señor me separó ok qué bueno gloria a dios pero no tengo paz con el hermano antes de la santidad dice que hay que buscar la paz con todos hay que tener la paz que cristo nos dio en nuestros corazones busquemos la paz, seamos pacificadores y busquemos también ese crecimiento en santidad. ¿Por qué? Porque todo cristiano que vive con esa esperanza en el retorno inminente de Cristo y dice que mantiene esa esperanza viva en ese día glorioso, hermanos, debe buscar esa santidad. se deleitará buscando esa santidad una y otra vez lo encontramos en las escrituras una y otra vez el señor llama a despojarnos de los deseos pecaminosos de los deseos del hombre viejo de la naturaleza pecadora mire lo que dice primera de juan capítulo 3 versículo 2 y 3 amados Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él porque lo veremos como Él es. Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él se purifica a sí mismo como Él es puro. ve que hay una responsabilidad en nuestras vidas. De ahí que cuando nos presentamos delante del Señor para alabarle, para servir, para honrarlo y para hacer todo lo que debemos hacer, hermano, vengamos con un corazón puro delante del Señor. Pongámonos a cuenta con el Señor. Dice, se purifica a sí mismo, se aparta pelea contra el pecado pero le da una razón a ellos y esa es la razón nuestra también lo leímos en los versículos porque el dios al que ellos dicen que sirven y al que pertenecen es un dios santo aunque estamos en este mundo caído aunque todavía estamos acá, pero no pertenecemos a este mundo. Estamos de paso, somos temporales en este mundo. Nuestra ciudadanía está en los cielos, desde donde esperamos a nuestro Señor, pero ahora debemos reflejar a Cristo. Debemos crecer en santidad. Y verdaderamente, hablar de la santidad de Dios, nuestra mente es es limitada nuestra pecaminosidad, nuestra mente no nos da para entender a plenitud de la santidad del Señor. Déjeme ver lo que le sucedió al apóstol Juan cuando en aquella visión que recibió cuando se encontraba en la isla de Patmos, tal cual le sucedió a Isaías también, Juan cayó como muerto cuando también en una visión miró al Señor mientras se encontraba desterrado en la isla de Patmos. En una visión, la santidad del Señor hacemos referencia a ella, pero verdaderamente nuestra mente no nos da. Dice Apocalipsis 1.17, cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. y él puso su mano derecha sobre mí diciendo no temas yo soy el primero y el último es solamente gracia y misericordia del señor hermano. Esa es la única razón por la que podemos llamarnos pueblo de Dios porque él nos ha separado, él los había separado a ellos Y Él nos ha separado a nosotros, Él nos apartó para Él. Somos propiedad de Él, sólo por gracia y por misericordia. En una frase sencilla alguien dirá, ¿qué es santo? Santo es ser separado, santo es apartarse. Y en cuanto a esto que Pedro les escribió en los primeros versículos, él hace referencia, santificación por medio de la obra purificadora del Espíritu Santo. solo por la voluntad de Dios, de otra manera sería imposible. Mire, le comparto la cita de A. W. Tozer en su libro, Los Atributos de Dios. Se expresa él de esta manera acerca de la santidad de Dios. Supongo que lo más difícil de comprender intelectualmente acerca de Dios es su infinitud. Pero usted puede hablar de la infinitud de Dios y no sentirse un gusano. Pero cuando usted habla de la santidad de Dios, no sólo tiene el problema es el entendimiento intelectual, sino además una sensación de debileza personal que es casi demasiado para soportar. La razón de esto es que somos seres caídos. Espiritual, moral, mental y físicamente hemos caído en toda forma en que el hombre puede caer. Cada uno de nosotros nació en un mundo contaminado y aprendemos la impureza desde nuestra cuna. La mamamos con la leche de nuestra madre. La respiramos en el aire mismo. Nuestra educación la profundiza y nuestra experiencia la confirma. Impurezas malignas donde quiera. Todo está sucio hasta nuestro blanco más blanco es sucio, gris. Fin de la cita. Y no puedo explicar más porque verdaderamente, como le dije, no da la mente para entender. pero creo que no podemos hacer una idea manos dios que es santo santo santo quiere un pueblo santo para él y que privilegio poder pensar que así como tú y yo hemos ofendido a dios así como estos habían pecado contra dios y aún le seguimos ofendiendo el señor sigue siendo fiel y misericordioso para con nosotros. Que eso mueva nuestros corazones y aliente nuestros corazones al salir de aquí cada uno de nosotros a buscar, a querer crecer en santidad. Porque somos pueblo de Dios y Dios quiere un pueblo que le agrade. Número tres, ellos debían responder viviendo sus vidas de una manera que honre a Dios, guiada por un temor reverente. Con el conocimiento adquirido, ellos estaban llamados a responder, viviendo sus vidas de una manera que le diera gloria a Dios, pero guiada con un temor reverente. Versículo 17. Y si invocan como padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación. Fíjense el argumento que Pedro les presenta acá. Si ustedes invocan como padre a aquel que juzga imparcialmente la obra de cada uno de ustedes, entonces conduzcan su vida con un temor reverente. Eso es lo que Pedro les argumenta. Porque un día, hermano, la escritura dice que el juicio comienza por la casa de Dios. Que somos salvos y estamos en Cristo, pero le vamos a dar cuentas a Dios. En el tribunal de Cristo. No para condenación, pero sí para rendirle cuentas al Señor. Debemos vivir nuestra vida con temor reverente. Dice Proverbios 1.7, el temor del Señor es el principio de la sabiduría. Los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. ¿Qué hacemos al escuchar? Que debemos tener un temor reverente. ¿Vamos a ir por ahí viviendo nuestra vida como nosotros queremos? Entonces dice que el necio desprecia la sabiduría y la instrucción de Dios. Pero aquel que tiene el temor de Dios vive conforme a la sabiduría que Dios le ha dado y eso lo va a llevar a vivir no solamente en santidad y quedarse estancado sino a crecer en santidad también. En la Biblia tenemos ejemplos de hombres que vivían dentro de ese temor de Dios. José fue seducido por la jefa suya cuando no estaba el esposo de esta y José no quiso cometer pecado porque tenía el temor de Dios. Tenía el temor de Dios. Quizás alguien creerá que es difícil enfrentarse a una tentación y caer Depende si nosotros queremos agradar a Dios, Él está pronto para ayudarnos. Si nos humillamos a Él, si le suplicamos por auxilio, si vivimos con temor delante del Señor, el Señor es fiel para darnos la salida de cualquier tentación, a pecar en contra de Él. Hallaremos oportuno socorro porque Dios es fiel para librarnos de todo pecado. ¿No prometió Él que iba a estar con nosotros todos los días de nuestra vida? Él lo prometió y si Él lo prometió, así es. Pero el Señor no nos fuerza a nosotros. El Señor nos muestra sus mandatos y nos deja que vayamos. El anhelo de tu corazón. Y si no, mire a Sansón. A Sansón se le dijo lo que debía de hacer. El Señor no evitó que cometiera todas las abominaciones que él cometió. Lo dejó, pero pagó un precio bien caro. Porque el Señor al que toma por hijo lo disciplina. Si menospreciamos la instrucción del Señor, el Señor castigará. La gran pregunta que podemos hacernos es, ¿queremos abandonar ese pecado que el Señor nos ha mostrado y que tenemos conciencia que lo estamos practicando? Esa sería la pregunta. ¿Queremos abandonarlo queremos seguirlo deleitando practicando ese pecado y ofendiendo al señor o verdaderamente con todo nuestro corazón queremos ser parte de ese pueblo comprometido que vive para agradar a dios para concluir hemos visto a la luz de nuestro texto Que con el conocimiento adquirido al exponernos a la palabra de Dios, somos responsables de hacer la voluntad de Dios y no la nuestra. ¿Se acuerda del mensaje del hermano James? Dios no obra conforme a nuestras expectativas. Nosotros no conformamos a las expectativas de él. Somos responsables de vivir la vida que Dios demanda. Hemos visto también que a la luz hemos visto que todo aquel que es un hijo de Dios debe vivir su vida diaria con su mente en el retorno inminente de Cristo, manteniendo firme y completamente su esperanza en la gracia que se traerá cuando Cristo sea manifestado, o sea, cuando Cristo vuelva. Hemos visto también que debemos seguir buscando y creciendo en esa santidad. Crecer, crecer y crecer. ¿Qué es crecer en santidad? Menguar en mi naturaleza pecadora y crecer a la imagen de Cristo cada día más. Que Cristo sea formado en mí y que yo mengúe. Que yo me voy despojando de mi pecado cada día. La carga del pecado va cada día quedando ahí y Cristo está siendo formado en mi vida. También hemos visto que mientras estemos de este lado de la eternidad, mientras dure nuestro peregrinaje en esta vida, debemos vivir siempre en ese temor reverente delante del Señor. No es una opción. Hay que vivir conforme a ese temor. Algunas aplicaciones, amigo, escucha la invitación del señor. Apocalipsis 21, 6, 8. También me dijo, hecho está, yo soy el alfa y el omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas y yo seré su dios y él será mi hijo. Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago de fuego, en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda, el llamado del Señor. Si tienes sed, ven a Él y Él te dará gratuitamente del agua que salta para vida eterna. A veces estamos en esa lucha, me arrepiento, no me arrepiento, ahí es donde hay que ser valiente, porque ser cobarde es no reconocer que estoy ofendiendo a Dios, pero ser valiente es levantarse y decirle al Señor, ten misericordia de mí, que soy pecador. Sé valiente y reconoce tus pecados, Pídele perdón al Señor porque le has ofendido. Arrepiéntete de tus pecados y pon tu confianza en aquel que murió en la cruz del Calvario para dar vida eterna. O posiblemente te irás de aquí como veniste. Pero el anhelo de nuestro corazón es que te vayas de aquí hoy justificado. Si el Señor ha tocado tu corazón, Arrepiéntete de tus pecados. Y pídele perdón. Para el hermano que hoy estás aquí, mira lo que dice el Señor en su palabra. Apocalipsis 22, 10 al 12. También me dijo, no selle las palabras de la profecía de este libro porque el tiempo está cerca. Que el injusto siga siendo injusto. siga siendo injusticia, que el impuro siga siendo impuro, que el justo siga practicando la justicia y que el que es santo siga guardándose santo. Por tanto yo vengo pronto y mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según su obra. El Señor nos llama a que nos guardemos cada día más en santidad para él. Y un día estaremos delante de él. Amigos, no te presentes en tu justicia. Cobíjate con la justicia del Señor y nosotros que ya estamos cubiertos con la justicia del Señor, santifiquémonos cada día más. Y guardemos nuestro corazón. Que el Señor le bendiga. Demos gracias al Señor por su palabra. Señor, gracias porque nos hemos expuesto a tu palabra en esta tarde. Queremos rogarte y suplicarte que la bendigas en nuestros corazones, en el amigo, en aquel que todavía está lejos de ti, que no se ha arrepentido. Señor, abre su corazón, gloríficate y dale salvación. Aun el arrepentimiento, ten misericordia, piedad y compasión de él, y concédeselo Señor, y salva a pecadores que vienen al arrepentimiento. A los que ya estamos en este caminar, por gracia y misericordia, rogamos para que nos ayude, Señor, a seguir creciendo cada día en santidad, buscando obedecerte y agradarte, guardando nuestro corazón, limpiando nuestra mente, limpiando nuestro corazón, asemejándonos a Cristo cada día. para querer hallar gracia ante tus ojos, Señor, que podamos ir por el mundo y poder reflejar la luz de Cristo, que puedan ver en nosotros a Cristo, que nosotros verdaderamente estamos muertos al pecado y vivimos para la gloria del Señor. Ayúdanos y aplica esta palabra a nuestros corazones. Muchas gracias, Señor, en el nombre de Jesús. Amén.
Un pueblo apartado para agradar a Dios (1 Pedro 1:13-17)
Series Matrimonio cristiano
Sermon ID | 1210241043283577 |
Duration | 54:11 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Peter 1:13-17 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.