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Primera de Juan, capítulo 2, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 29, hasta el capítulo 3, versículo 3. Entonces, Primera de Juan, capítulo 2, versículo 29, hasta el capítulo 3, versículo 3. Sé diligente viviendo para tu Señor. Sé diligente viviendo para tu Señor. Aquí el versículo 29 nos exhorta a practicar la justicia. En versículo 1 del capítulo 3, debemos asombrarnos del amor de Dios. Versículo 2, debemos de gozarnos en la esperanza futura. Y versículo 3, debemos de soportarnos para ser puros. Entonces, practica la justicia, asómbrate del amor de Dios, gózate en la esperanza futura, y esfuérzate para ser puro. Es que, debes de ser diligente viviendo para tu Señor. Ahora, aquí en 1 Juan, el apóstol Juan ya ha mencionado el conflicto que hay entre los herejes entre los que niegan que Jesús es el Cristo, que niegan que Jesús realmente es Dios encarnado, es el Mesías, es el Salvador, hay un conflicto entre estos herejes y los creyentes genuinos. Y lo que el apóstol Juan hace ahora es presenta algunos rasgos distintivos de un creyente genuino. Y el creyente genuino se demuestra, demuestra su fe con su forma de vivir. Y entonces el apóstol Juan resalta la realidad y la naturaleza dinámica de la nueva vida en Cristo. Y como la esperanza futura que tiene el creyente, eso le motiva a purificarse. A vivir para Dios. A vivir una vida de arrepentimiento. Y es que el apóstol Juan enfatiza la conexión entre conocer a Dios y practicar lo recto. O sea, si conoces a Dios, vas a poner en práctica sus mandamientos. Vas a vivir de una manera que le agrada. Y por ello aquí el versículo 29, aquí en primera de Juan, capítulo 2, versículo 29, dice, si sabéis que él es justo, Sabe también que todo el que hace justicia es nacido de Él. Entonces, lo primero que vamos a ver es que hay que practicar la justicia. O sea, ¡practica la justicia! Es que la práctica constante de rectitud muestra que una persona permanece y pertenece a la familia de Dios. Y es que el apóstol Juan, lo que primero hace es recurrir al carácter y a la conducta de Dios. Por eso, podéis notar ahí la condición, dice, si sabéis que Él es justo. O sea, esa condición, la idea de si sabéis, hace un llamado a confirmar su conocimiento de la rectitud de Dios. Es recordar el carácter de Dios. Dios es santo. Él es puro. Él es perfecto. Él es recto. Y su afirmación de la rectitud de Dios les dará la estabilidad a los creyentes en este conflicto que tienen contra la injusticia. Porque ese término justo implica rectitud de carácter, implica rectitud de conducta, de hacer lo que es de acuerdo al estándar justo de Dios. Y es Dios mismo el estándar. Él es el estándar de justicia. Dios es justo y recto en todos sus caminos, en todas sus acciones, en todas sus leyes, todas sus promesas, todos sus juicios, todos sus veredictos. Dios es justo. Él es recto. Y por ello dice, si sabéis que Él es justo, o sea, al considerar que Dios es justo. dice, sabe también que todo el que hace justicia es nacido de él. Ahora, ahí cuando dice él es justo, si sabéis que él es justo, hay algunos que piensan que se refiere a Cristo. Pero es más probable que se refiera a Dios Padre, especialmente, porque aquí en el contexto, ahí al final del versículo 29 dice, sabe también que todo el que hace justicia es nacido de él. Es nacido de él. Ahora, en el Nuevo Testamento, a través del Nuevo Testamento, menciona que los creyentes son nacidos de Dios. Incluso aquí mismo, en versículo 9, en 1 Juan 3, versículo 9, dice, todo aquel que es nacido de Dios. También el Nuevo Testamento menciona nacido del Espíritu. Como nos menciona Juan, el Evangelio de Juan, capítulo 3, versículo 8. Es nacido del Espíritu, pero nunca menciona que los creyentes son nacidos de Cristo. Entonces, por ello es más probable que aquí, en primera de Juan, capítulo 2, versículo 29, que dice, si sabéis que Él es justo, Él se refiere a Dios. Porque los creyentes son hijos de Dios, y es Dios quien concede esa realidad. como nos dice el versículo 1 en primera de Juan 3 1 mirad cuál amor nos ha dado el padre para que seamos llamados hijos de dios o sea dios es quien concede o otorga otorga esa realidad él nos da ese título porque él nos adopta a ser sus hijos cuando nosotros nos apropiamos por la fe del sacrificio de Cristo. Cuando creemos en Jesús como Señor y Salvador, somos adoptados en la familia de Dios. Y es que todos los que pertenecen a la familia de Dios, muestran la naturaleza justa de su Padre Celestial. Y por ello, un distintivo de un creyente es su rectitud. Es alguien que continuamente pone en práctica la rectitud. Es parte de su carácter. Ahora, no está diciendo que todo el que haga algo bueno es hijo de Dios o es un creyente genuino, sino es alguien que ha puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador y vive en rectitud, vive constantemente en rectitud. Sí cae porque somos pecadores, pero rápidamente se arrepiente y vive en rectitud. Y por ello se puede identificar a los creyentes genuinos por su rectitud. y es que la justicia caracteriza a Dios Padre y a aquellos que han nacido en la familia de Dios porque ellos reflejan la justicia de Dios reflejan el mismo carácter de Dios y es que la rectitud no produce el nuevo nacimiento no es que al hacer cosas buenas vas a ser salvo sino es el resultado o es la evidencia del nuevo nacimiento que vas a vivir en rectitud y es que la rectitud es una característica de la familia celestial y entonces por eso dice aquí en primera de Juan capítulo 2 versículo 29 si sabéis que él es justo sabe también que todo el que hace justicia es nacido de él. O sea, ese es el argumento que nos está presentando. El que pone en práctica la justicia, el que vive en justicia, es parte de su carácter, es algo que hace constantemente, entonces refleja que es nacido de él, refleja que tiene vida nueva. Y es que el origen de la vida nueva es Dios. Por eso se dice es nacido de Él. Ahora, las palabras es nacido expresan la experiencia pasada de un nuevo nacimiento. Ha ocurrido en el pasado. Han puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador y por ello han nacido de nuevo. Han nacido espiritualmente. Y esa idea de es nacido expresan esa experiencia pasada del nuevo nacimiento que certifica la posesión continua de nueva vida. O sea, tienen vida eterna porque han nacido espiritualmente. Han nacido de nuevo. Y es a través del nuevo nacimiento dado por Dios que el creyente entra en la familia de Dios. Por eso nos dice en el Evangelio de Juan, capítulo 1, del 12 al 13, más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Eso es Juan, capítulo 1, del 12 al 13. Entonces ahí menciona a aquellos que reciben a Jesús como Señor y Salvador, los que creen en su nombre, Dios les da potestad de ser hechos hijos de Dios. O sea, llegan a ser hijos de Dios por voluntad de Dios, y es a través de la fe. El nuevo nacimiento es un acto de Dios. El que cree en Cristo es nacido por la fe en la familia de Dios. Es como cuando Jesús está hablando con Nicodemo, y Nicodemo realmente no entiende. Jesús le dice, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciera de nuevo no puede ver el reino de Dios. Y luego en versículo 6 dice, lo que es nacido de la carne, carne es. Y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. Eso es Juan 3, versículo 6. viendo ese nacimiento espiritual. ¿Cómo ocurre? Cuando una persona cree en Jesús como Señor y Salvador, y por su fe recibe salvación, recibe perdón de pecados, y Dios le adopta en su familia. Dios le llama su Hijo, y crea una nueva criatura, porque el creyente es una nueva criatura, nos dice 2 Corintios 5, 17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron y aquí todas son hechas nuevas. Segunda Corintios 5, 17. Viendo esta nueva vida que Dios nos da y cómo Él nos otorga a ser llamados hijos de Dios. Y a esa transformación para que ya no vivamos en la esclavitud del pecado sino en la libertad que Cristo provee. Por eso el creyente vive en rectitud. Y es que los creyentes, verdaderamente, son hijos de Dios por la fe. Esta relación con Dios se demuestra al practicar la justicia. Por ello, practica la justicia. Pero también, asómbrate del amor de Dios. Porque aquí, en... Primero, en el capítulo 3, versículo 1, Podemos notar cómo el apóstol Juan está maravillado al considerar el amor de Dios. Y por eso dice, esto es 1 Juan 3, versículo 1. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. Aquí el apóstol Juan hace un llamado a los creyentes para que contemplen la realidad del amor de Dios. Que contemplen la realidad de su membresía en la familia de Dios. Está subrayando la importancia de considerar el amor maravilloso de Dios, porque Dios, por su amor, ha dado membresía a los creyentes, les ha dado membresía en la familia de Dios. Entonces, por ello es necesario meditar en el amor de Dios. Realmente dejar que nos impacte. Eso es lo que el apóstol Juan nos está diciendo, que dejemos que el amor de Dios nos impacte, que nos demos cuenta, que consideremos el amor de Dios. Porque el apóstol Juan está totalmente asombrado. Este amor tiene su origen en Dios. Quien desea el bienestar de aquellos a quienes ama. Y por eso dice, mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. Y es que el amor de Dios asombra por la depravación de sus beneficiarios. Se nos dice en Romanos 5, 8, más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores. Cristo murió por nosotros. Esos Romanos 5, versículo 8. O sea, al considerar nuestra depravación, al considerar lo pecadores que somos, lo malos que somos, al considerar que no merecemos la misericordia de Dios, no merecemos la gracia de Dios, no merecemos el amor de Dios, realmente debe de malhabiarnos considerar el amor de Dios. Considerar lo que Dios ha hecho por nosotros, cómo nos ha mostrado su gracia. Y es que el amor de Dios transforma a aquellos que lo reciben. Aquellos que reciben su amor. Por eso nos dice aquí, mirad cuál amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. Y es que las palabras nos ha dado implican un regalo permanente. Y es que no se puede ganar ni comprar el amor de Dios. Además, aquellos que reciben el amor de Dios no lo pueden perder. Por eso nos dice, seamos llamados hijos de Dios. O sea, Él nos da esta herencia en su familia. Nos da esta membresía en su familia y nadie nos la puede quitar. Y Juan se incluye, por eso dice NOS. Mirá cual amor NOS ha dado el Padre. Está maravillado. Realmente el texto destaca que Dios es Padre. Y la relación que Él ha establecido con el creyente al hacerle su hijo. Realmente está maravillado de esta relación que Dios ha obrado. y es que Dios revela su amor al declarar al creyente su hijo y parte de su familia o sea Dios confirma que somos sus hijos es una realidad y es que ahí dice hijos de Dios o sea muestra que el creyente pertenece a la familia de Dios ahora aquí en esta traducción, la Reina Valera 60, sigue, por lo general, el Textus Receptus, lo cual, hay una frase que el Textus Receptus no tiene, y por eso no está incluido aquí, aunque es muy probable que sea parte del original, donde al final, donde dice, se han llamado hijos de Dios, Hay algunas palabras que dicen, y eso somos. O sea, está confirmando que realmente somos. Esa frase, eso somos, afirma la realidad de ser hijos de Dios. Son palabras que aseguran, que animan, que fortalecen a los creyentes de que es una realidad. Y es que el hecho de que el creyente es miembro de la familia de Dios explica la actitud hostil del mundo hacia los creyentes. Por eso nos dice al final del versículo 1, esto es 1 Juan 3, versículo 1, dice, por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Ahora, esa idea de por esto, hay diferentes posibilidades, posiblemente va en conexión con lo que sigue, o puede ser con lo anterior. Si es con lo que sigue, Sería que el mundo no entiende a los creyentes porque el mundo no reconoció a Cristo. Aunque, pero es más probable que vaya con lo anterior. El por esto, refiriéndose a somos hijos de Dios. Y porque somos hijos de Dios, por esto el mundo no nos conoce. Es más probable, ¿no? El mundo no reconoce a los creyentes porque son hijos de Dios. Ahora, el mundo está identificando al hombre alejado de Dios. Aquellos que son incrédulos, que no han puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador. Rechazan a Dios. Incluye también el sistema anti-Dios que domina la sociedad. Entonces, aquí están los creyentes, los hijos de Dios que reflejan justicia, Y el mundo que es rebelde contra Dios, pues rechaza a los creyentes. O sea, ya que los creyentes, al ser miembros de la familia de Dios, son diferentes al mundo, el mundo no tiene conocimiento verdadero de los creyentes. O sea, dando a entender que los incrédulos realmente no entienden a los creyentes genuinos. Y por ello les rechazan. Incluso en primera de Pedro, capítulo 4, del 4 al 5, Dice, éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución. Y los ultrajan. Pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Eso es primera de Pedro 4, del 4 al 5. Donde ahí menciona que los inquiliduros no entienden. No entienden a los creyentes y no entienden por qué no ponen en práctica lo que ellos hacen. Y es porque los creyentes son hijos de Dios. Es que los hijos de Dios son radicalmente diferentes a los hijos de este mundo. De todas formas, en 1 Juan 5, 19 dice, sabemos que somos de Dios y el mundo entero está bajo el maligno. O sea, los incrédulos están bajo el poder de Satanás. Y no entienden. No entienden a los miembros de la familia de Dios. Y entonces, aquí en primera de Juan, capítulo 3, versículo 1, la última frase dice, porque no le conoció a él. Esa frase, porque no le conoció a él, registra el hecho de que el mundo no reconoció a Cristo. Ahora, hay algunos que piensan que está hablando de Dios Padre, pero es más probable que sea Jesucristo, porque, como nos dice en Juan, el Evangelio de Juan, capítulo 1, del 10 al 11, dice, "...en el mundo estaba". O sea, se está refiriendo al Verbo de Dios, quien se encarnó, quien es Jesucristo, y ahí en Juan 1.10 dice, "...en el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho, pero el mundo no le conoció". a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Eso es Juan 1, del 10 al 11. También en Juan 15, del 18 al 20. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría a lo suyo, pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho. El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Eso es Juan 15, del 18 al 20, donde vemos... el mundo ha rechazado a Jesús, y Jesús dice, si os aborrecen a vosotros, o sea, que no os sorprenda. porque me han aborrecido a mí. Es lo que Jesús está diciendo. Entonces, el hecho de que rechazaron a Jesucristo debe de ayudar a los creyentes a entender por qué el mundo les rechaza. Y el rechazo del mundo testifica que los creyentes no pertenecen a este mundo, sino pertenecen a la familia de Dios. Pertenecen al reino celestial. No son ciudadanos de este mundo, sino ciudadanos del reino celestial. Y es que el rechazo del mundo es normal para el creyente. Incluso nos dice 2 Timoteo 3, 12. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución. Eso es 2 Timoteo 3, 12. O sea, ¿quieres vivir para Cristo? Pues vas a recibir persecución. Eso es 2 Timoteo 3, 12. Y por ello, debes de ser diligente viviendo para tu Señor. Entonces, practica la justicia, asómbrate del amor de Dios, pero también gózate en la esperanza futura. Gózate en la esperanza futura. Eso es lo que vemos aquí en versículo 2. Esto es 1 de Juan, capítulo 3, versículo 2. Amados Ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. Aquí podéis notar cómo el apóstol Juan llama a los creyentes amados. porque son beneficiarios del amor de Dios. Acaba de resaltar en el versículo 1 el gran amor de Dios y la maravilla, el asombro del amor de Dios, pero también el apóstol Juan les ama, por eso les llama amados. Dice, amados ahora somos hijos de Dios. Ese término ahora significa ahora. Entonces, somos hijos de Dios ahora, cuando hemos puesto nuestra fe en Cristo como Señor y Salvador, ya hemos sido adoptados en su familia. Ahora pertenecemos a la familia de Dios. No está hablando de que vamos a ser hijos de Dios en un futuro, no, ahora. Y realmente aquí vemos como el apóstol Juan contrasta el ahora con el aún no. Porque ahora somos hijos de Dios, pero entonces resalta que aún no se ha manifestado. aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Y está hablando de esta transformación que Dios va a obrar en nosotros al conformarnos a la imagen de Jesucristo. Entonces, contrasta el presente con el futuro. Contrasta lo conocido, que ahora somos hijos de Dios, con lo desconocido. No sabemos por completo ¿Qué es lo que se va a manifestar? Pero nos dice, sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. Entonces, aquí está resaltando, sí, el creyente ya es salvo, posicionalmente delante de Dios, ya es perfecto, pero seguimos en este proceso de santificación, mientras estamos en este cuerpo, en esta tierra, estamos en este proceso de santificación, creciendo a la imagen de Jesucristo, pero cuando Él se manifieste, vamos a ser glorificados. Y aunque no entendemos todos los detalles sobre eso, sabemos que vamos a ser como Él. Porque aquí nos dice, seremos semejantes a Él. Entonces, el futuro estado del creyente aún no se ha manifestado por completo. Pero es cierto, va a ocurrir, es una realidad. Ahora, aquí vemos cómo el apóstol Juan dice, amados, ahora somos hijos de Dios. O sea, destaca la identidad espiritual de los creyentes. Somos hijos de Dios. Y el apóstol Juan, una vez más, se incluye. Él también es hijo de Dios, porque apostó su fe en Cristo como Señor y Salvador. Y es que la vida que Dios da a los creyentes es dinámica. O sea, un hijo de Dios crece y madura espiritualmente. Y la meta de Dios es que el creyente sea conformado a la imagen de Jesucristo. Por eso nos dice aquí, aún no se ha manifestado, esto es 1 Juan 3,2. Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. O sea, aún queda por revelarse. No se ha manifestado aún. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, o sea, cuando Cristo retorne, seremos semejantes a Él. Porque le veremos tal como Él es. Y entonces los creyentes pueden gozarse en la realidad de su vida eterna, pero también los creyentes anhelan esta manifestación encubierta que aún queda en el futuro. Entonces, sabemos que Dios continúa obrando en nosotros para crecimiento espiritual mientras estamos en este cuerpo, pero cuando pasemos la eternidad, cuando estemos en la presencia de Cristo, seremos glorificados y nos dice filipenses 1 6 estando persuadido esto que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de jesucristo esos filipenses 1 versículo 6 entonces el hecho de que el creyente pertenece a la familia de dios eso no cambia Eso es permanente. Hemos sido adoptados en la familia de Dios y nadie nos puede quitar ese estatus. Somos miembros de su familia. Pero que lo que hemos de ser aún no se ha manifestado. Pero sabemos. ¿No? Ahí, si notáis, a la mitad del versículo 2 dice, pero sabemos. Eso implica fe. Tenemos fe. Sabemos con certeza. que cuando Él se manifieste, o sea, el creyente anticipa el retorno de Jesucristo porque Cristo ha prometido que volverá, y el creyente no cree. Y es que Dios no ha revelado el tiempo de la venida de Jesucristo, pero no hay duda de que volverá. Por eso aquí vemos que dice, pero sabemos que cuando Él se manifieste, o sea, el apóstol Juan no deja lugar a la duda. Cristo va a volver. Y cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él. Es que Juan está pensando en el tiempo cuando el creente será conformado a la imagen de Jesucristo. Y es más natural que Juan asocie esa realidad con el retorno de Cristo y no con el tiempo de la manifestación. Es que los miembros de la familia de Dios tienen la seguridad de que cuando Cristo retorne serán semejantes a Él. Porque esa es la meta que Dios tiene para nosotros, que seamos conformados a la imagen de Jesucristo. Como nos dice Romanos 8, 29. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su hijo. Para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Eso es Romanos 8, 29. O en 2 Corintios 3, versículos 18. Por tanto, Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo, la gloria del Señor. Somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen. en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. Entonces ahí, mencionando esa transformación a la imagen de Jesucristo, eso es 2 Corintios 3, 18. En Filipenses 3, 21, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Eso es Filipenses 3, versículo 21. Entonces, hablando de esa transformación que Dios obra en nosotros. Ahora, lo que hay que tener muy claro es que esa semejanza, eso no implica que Dios nos va a hacer divinos. No es que vamos a ser dioses, no. Sino que vamos a reflejarle, seremos conformados a su imagen. Seremos santos como Él es santo. O sea, libres del pecado. Tendremos cuerpos resucitados como Él. Pero, como aquí nos menciona el texto, aún no se han manifestado todos los detalles. Y por ello tendremos que esperar para obtener una revelación completa. No sabemos todos los detalles, pero sabemos que va a ocurrir. Los creyentes van a ser transformados a la imagen de Jesucristo. Y en ello nos podemos gozar y debemos de anhelarlo. Y entonces, por eso nos dice aquí en versículo 2, estos primeros Juan 3, 2, Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. Ahora, esa última frase, Hay varias opiniones entre comentaristas en lo que se refiere. Puede ser que aquellos transformados a la imagen de Jesucristo podrán verle como Él es. O, lo cual es más probable, es que nuestro encuentro futuro con Cristo completará nuestra transformación a su semejanza. Entonces, creceremos espiritualmente hasta que estemos en su presencia. Y entonces, seremos transformados, seremos glorificados. Es que cuando, nos dice Colosenses 3, 4, cuando Cristo vuestra vida se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria. Viendo esa transformación que Dios obra en el creyente para ser conformados a la imagen de Jesucristo. Por ello, ¡gózate! ¡Gózate en esa esperanza futura! Entonces, sé dirigente viviendo para tu Señor. Practica la justicia, asómbrate del amor de Dios, gózate en la esperanza futura, y por último, esfuérzate para ser puro. Esfuérzate para ser puro. Es lo que nos menciona aquí el versículo 3, estos primer Juan 3, versículo 3. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo. Así como Él es puro. Aquí dice, todo aquel que tiene esta esperanza en Él. O sea, la regeneración, cuando alguien pone su fe en Cristo como Señor y Salvador, nace de nuevo. Esta regeneración produce una esperanza viva para el futuro. Y esa esperanza futura del creyente le motiva a vivir su fe. Y por ello el apóstolo Juan insiste que todos los creyentes tienen esta esperanza. Y porque tienen esta esperanza futura, ¿qué es lo que hacen? Viven para Dios. Y se purifican porque quieren agradar a su Señor. Y es que la esperanza futura hace que el creyente se purifique del pecado. Y entonces, lo que este texto presenta es al creyente poseyendo y atesorando la esperanza, viviendo de acuerdo a esa esperanza, de acuerdo a esa fe que tiene en Cristo. Y es que la esperanza cristiana es segura porque se funda en la persona de Jesucristo y su palabra. La esperanza del creyente está centrada en el Señor Jesucristo es el Señor glorificado quien prometió volver y esta esperanza futura se va a cumplir porque Jesucristo es la garantía de su cumplimiento por eso nos dice todo aquel que tiene esta esperanza en él esta esperanza en él tenemos esperanza por por quien él es por lo que Cristo ha hecho por nosotros él es la garantía de, de, el cumplimiento de esta esperanza. Y es que cualquier individuo que se aferra a esta esperanza voluntariamente, pues, se va a purificar. Y es que la purificación indica purificación moral. Por eso dice la segunda parte del Siglo III. Se purifica a sí mismo, así como Él es puro. Ahora, ese tiempo presente, dice, se purifica, muestra una actividad continua. O sea, el creyente es tentado, cae en pecado, ¿y qué es lo que hace? Se arrepiente de su pecado. Se purifica de su maldad. Clama a Dios para recibir perdón de pecados. Y es que el creyente es intencional en su purificación. Ahora, en primera de Juan, capítulo 1 versículos 7 nos menciona que es la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. O sea, es la sangre de Cristo que provee esa purificación Porque antes de haber puesto nuestra fe en Cristo como Señor y Salvador, estamos muertos en nuestros delitos y pecados, como nos dice Efesios 2. Somos pecadores, hemos roto la ley de Dios. Estamos condenados a la muerte. Como nos dice en Romanos 6.23, la paga del pecado es muerte. Pero cuando ponemos nuestra fe en Cristo como Señor y Salvador, recibimos perdón de pecados, limpieza de nuestros pecados, pureza, y nos dice, por eso nos dice ahí 1 Juan 1.7, la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. O como nos dice 1 Pedro 1.22, habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad. La verdad se refiere al Evangelio. Entonces, al obedecer el Evangelio, al creer en Jesús como Señor y Salvador, entonces recibimos esta purificación de nuestras almas, este perdón de pecados, donde la sangre de Jesucristo, Su Hijo, nos limpia de todo pecado. Pero como vemos aquí en primera de Juan, capítulo 1, versículo 9, Bueno, y versículo 8 y versículo 10 mencionan que no podemos decir que nunca hemos pecado y no podemos decir que no pecamos. Y por eso es necesario que nos purifiquemos, porque caemos en pecado y necesitamos, como se dice aquí en 1 Juan 1.9, confesar nuestros pecados. Dice, si confesamos nuestros pecados, él es feliz justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Entonces, a eso es a lo que se refiere cuando menciona esta idea de purificarse. O sea, al haber creído en Jesús como Señor y Salvador, hemos sido purificados. Somos santos delante de Dios, posicionalmente, pero en el día a día, viviendo en este cuerpo de carne, aún siguiendo en esta naturaleza pecaminosa, pues caemos en pecado. Y pecamos contra Dios y por ello necesitamos limpieza. Necesitamos confesar nuestros pecados, arrepentirnos de nuestra maldad, y purificarnos. Y por ello menciona esta idea de purificar, de purificarse. Esta purificación personal implica abandonar actividades, abandonar actitudes, abandonar cualquier cosa que nos contamine. Por eso nos dice 2 Corintios 7,1. Así que, amados, Puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Eso es 2 Corintios 7, versículo 1. Y está hablando de esta santificación progresiva, este crecimiento espiritual, este crecimiento a la imagen de Jesucristo. Y es que aquí el apóstol Juan ahora declara que el creyente que se apropia de los medios que Dios provee para limpiarse de la contaminación moral producido por la vida diaria. O sea, vivimos en este mundo caído con esta naturaleza pecaminosa y pecamos contra Dios. Pues, ¿qué es lo que necesitamos hacer? Purificarnos. Limpiarnos. Confesando nuestros pecados, clamando a Dios para recibir perdón. Y entonces, por eso dice aquí en 1 Juan 3, 3, y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. Es que esa frase, así como él es puro, resalta que Jesús es el patrón a seguir. Él es el estándar. Él es la meta. El ser conformados a su imagen. Y es que Jesús al ser Dios encarnado, él es santo, él es puro, y él vivió en la tierra de una manera irreprensible, sin contaminación, sin pecado, él no pecó ni en carácter ni en conducta. Nos dice 2 Corintios 5, 21, al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado. Para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Eso es 2 Corintios 5, 21. O sea, y porque él no pecó, Él era el sacrificio perfecto, el intercesor perfecto, el sustituto perfecto para morir en nuestro lugar, porque Él no pecó. Y aún nos dice 1 Pedro 2, 22, El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca. Eso es 1 Pedro 2, 22. Dios aquí mencionando a Jesucristo que Él es puro, o sea, Él no cambia. Él sigue siendo puro. Él es puro. Él es el estándar a seguir. Y por ello el ejemplo de Jesús incentiva y desafía a los creyentes a purificarse constantemente. Es que vemos aquí como el apóstol Juan eh... muestra estos distintivos de un creyente genuino. Porque un creyente genuino vive en rectitud. Un creyente genuino valora el amor de Dios y se asombra del amor de Dios. Y se goza de la esperanza que tiene, de esa esperanza viva que tiene, que aún está en el futuro. Y se esfuerza para ser puro. O sea, por ello, sé dirigente viviendo para tu Señor. O sea, practica la justicia, asómbrate del amor de Dios, gózate en la esperanza futura y esfuérzate para ser puro. Sé diligente viviendo para tu Señor. Vamos a terminar en oración.
Sé diligente viviendo para tu Señor
Series 1 Juan
Sermon ID | 112251849251102 |
Duration | 42:28 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 2:29-3:3 |
Language | Spanish |
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