
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Los invito a orar, hermanos, antes de estudiar la palabra. Padre, te damos muchas gracias por este tiempo, desde la mañana que nos concediste venir a la Escuela Dominical al servicio de inglés mandarín. Gracias por todos los visitantes que tú trajiste el día de hoy al servicio de inglés mandarín, Señor. Gracias por esa familia tan numerosas que pudo estar acá. Y vemos, Señor, cómo en tu soberanía, en tu gracia, tenemos amigos en común con ellos, Señor. Y no fue un evento simplemente al azar, sino que fue algo ordenado por ti, Señor. Te damos gracias por cada una de las bendiciones que hasta este momento nos has permitido tener, el participar de la cena del Señor y todas estas cosas de la alabanza, la lectura, la ofrenda, cada elemento que honra y glorifica tu nombre. Ahora, Señor, queremos abrir tu palabra, poder leerla, entenderla y aplicarla a nuestras vidas. Y para eso, Señor, rogamos la ayuda de tu Santo Espíritu. Ayúdanos a poder leer y poder observar cada uno de nosotros. Si bien yo estoy desde aquí del púlpito explicando el entendimiento que puedo tener de un pasaje, ruego Señor que cada uno de nuestros hermanos pueda abrir su Biblia y al mismo tiempo verificar Señor, que lo que estoy diciendo es así. Ayúdanos a ser hombres y mujeres en esta congregación que pueden leer la Biblia por sí mismos, que pueden entender un pasaje. Y espero, Señor, que al explicar ese texto de tu palabra, también los hermanos puedan observar cómo se observa la Biblia, cómo se estudia la Biblia. como uno puede sacar los principios y las aplicaciones para nuestra vida. Estas cosas te las rogamos en el nombre de Cristo Jesús. Amén. Vamos a leer el pasaje, hermanos. Son solo tres versículos. Primera de Juan 2, 15 al 17. Dice, no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Hay una clase de amor que Dios ama y nos manda a amar. y esa la encontramos aquí mismo en esta epístola de primera de Juan capítulo número 4 en los versículos número 7 hasta el final del capítulo 4 donde quizás algunos en sus bibles van a encontrar el encabezado que dice que Dios es amor. Y vamos a leer toda esta porción para conocer cuál es la clase de amor que Dios ama y nos manda a amar. Dice Amados, amémonos unos a otros porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha nacido de Dios porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros. En esto conocemos que permanecemos en él y en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha venido al Hijo y el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros para que tengamos confianza en el día del juicio. Pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor lleva en sí castigo, de donde el que teme no ha sido perfeccionado en este amor. Nosotros le amamos a él porque él nos amó primero. Y si alguno dice yo amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso. pues el que no ama a su hermano a quien no ha visto. ¿Cómo puede amar a Dios a quien ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él. que el que ama a Dios ame también a su hermano. En esos versículos hermanos está descrito con claridad la clase de amor que Dios ama y la clase de amor que nosotros debemos de amar. Debemos de amar a Dios porque Él nos ha amado y debemos de amarnos unos a otros. También en la escritura, el pasaje que leímos anterior a este, en primera de Juan capítulo 2, versículo 15 al 18, hay también otra clase de amor que Dios odia y nos manda a odiar, es decir, a no amar. Este es el mandamiento negativo, ya hemos visto el positivo. Y vean y observen en esos versículos que ya leímos, que encontramos ahí el mandamiento. El mandamiento es no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Y luego hay una razón. Si alguno ama al mundo, esto da una evidencia. Si alguno ama el mundo, el amor del Padre no está en él. Versículo 6 describe lo que hay en el mundo y dice que todo lo que hay en el mundo no proviene del Padre. Porque todo lo que hay en el mundo, hay tres cosas, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Dice aquí Juan, no proviene del Padre, es decir, no tiene nada en común con el Padre. No es de la procedencia del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. En este estudio, vamos nosotros a aprender que no amar el mundo, ni lo que hay en el mundo, nos da la certeza de que estamos en él y permaneceremos por la eternidad. Noten otra vez, voy a repetir este argumento o esta proposición. En este estudio aprenderemos que no amar al mundo ni lo que hay en el mundo nos da la certeza de que estamos en él y permanecemos por la eternidad. En el versículo número 15, nosotros vamos a ver la exhortación a obedecer este mandato de no obedecer al mundo. En los versículos 16 al 17, la primera parte del versículo 17, vamos a ver la información acerca del mandato, es decir, de lo que hay en el mundo. Y en tercer lugar, en el versículo 17, la última frase, veremos la certeza que proporciona la obediencia al mandato. Si ustedes observan con detenimiento, en este versículo número 15 nos dice, nos da una prohibición no amar al mundo. En el versículo 16 al 17 se describe lo que hay en el mundo acerca de este mandato. Y en el versículo número 17 la última parte vean donde dice Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Entonces por esa razón nosotros sabemos que no amar al mundo ni lo que hay en el mundo nos da una certeza de que nosotros vamos a permanecer por la eternidad. Ahora quiero hacer una aclaración. No estoy diciendo con esto que La salvación es por la obediencia. Sin embargo, los salvados viden vidas de obediencia a Dios. Porque la Escritura claramente enseña en Efesios 2.8-9 que por gracia somos salvos por medio de la fe y esto no es de nosotros sino que es un don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe. Y en Gálatas capítulo número 2 en el versículo número 16 nos enseña que la salvación de igual manera, permítame un segundo, la salvación de igual manera no es por las obras, no es por las obras. Gálatas 2.16 Leemos ahí, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo. Nosotros también hemos creído en Jesucristo para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley. Por cuanto por las obras de la ley, nadie será justificado. Entonces, la pregunta que nos hacemos es si Dios nos ha salvado ya, por la fe en Jesucristo, porque la palabra de Dios demanda de nosotros que seamos personas obedientes. Y la razón de nuestra obediencia a los mandamientos de Dios es que eso produce en nosotros certeza de que estamos en Dios. Si yo digo que yo estoy en Cristo porque yo lo digo, esa es una declaración subjetiva. Que bueno, tú lo dices, yo no lo sé. Pero si yo vivo una vida de obediencia, esa es una declaración objetiva que le da certeza al que vive en obediencia y muestra al que lo ve vivir en obediencia que la persona es una persona que ha sido salvada. Entonces esa es la aclaración que nosotros queremos y debemos de hacer. La salvación es un don de Dios Y la vida de obediencia es el producto de una vida salvada por gracia. O sea que hay un producto que da evidencia. Así que, habiendo aclarado este primer punto, vamos al primer punto, que es la exhortación a obedecer el mandato. Vean el texto una vez más. Comienza de una forma negativa. No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Ese es el mandato completo. Y luego continúa con otra frase que muestra una evidencia. Si alguno ama al mundo, el amor del padre no está en él. En el contexto de este pasaje, Juan ya ha afirmado a los creyentes como hijos de Dios. Desde el versículo número 12 dice, Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados han sido perdonados por su nombre. Juan no está poniendo en duda que los creyentes a quienes escribe sean hijos de Dios. Ahora, como hijos de Dios, les manda que sean obedientes al mandato que él está dando por cuanto él lo salvó. Y el mandato, hermanos, es claro, el mandato es sencillo. Cualquiera de nosotros, al leerlo, lo puede entender. Es un mandato que nos mueve a la acción, a una conducta de algo que no debemos nosotros de practicar. Hay cosas, hay mandatos que nos mueven a hacer y hay mandatos que nos prohíben hacerlo. Y esta es una prohibición. Ahora nosotros vemos aquí que hay una palabra clave en el versículo número 15. No améis al mundo. No améis al mundo. Y Juan utiliza aquí la palabra amar que tiene que ver con tener un gran afecto o tener cuidado o lealtad hacia algo. Cuando nosotros amamos, mostramos afecto, mostramos cuidado por lo que amamos y mostramos tener lealtad hacia aquello que amamos, sea un objeto o sea una persona. Pero aquí se nos manda no darle afecto al mundo, no tener cuidado del mundo y no tener lealtad al mundo. Ese es el mandamiento. Entonces ahora nos preguntamos o nos hacemos la pregunta ¿Qué quiere decir Juan cuando dice aquí que no amemos al mundo ni lo que hay en el mundo? Porque algunos se podrían preguntar en su mente ¿Por qué la Biblia dice en Juan 3.16 de tal manera amó Dios al mundo? Es decir, que él manda a nosotros a hacer cosas que él sí puede hacer y nosotros no las debemos de hacer. Y en realidad no es eso. sino que la prohibición que aquí hace Juan no es una prohibición amar a las personas que están en el mundo, porque en el contexto que hemos leído ya lo dice que nos amemos unos a otros. En los evangelios nos dice que amemos al prójimo. En las epístolas nos dice que hagamos bien a todos, mayormente a los de la fe. Entonces la pregunta que nos hacemos es, ¿es un mandamiento a no amar las cosas creadas? Como alguien puede decir, ¿Cómo me gusta la playa? Amo ir a la playa. ¿O me gustan las montañas? ¿Me gusta Yosemite? ¿Cómo me gusta la nieve en Yosemite en el tiempo de invierno? Es un lugar muy hermoso. Especialmente aquí en América, que en el idioma en inglés, la gente dice, I love this, I love that. Para todos es amo, ¿no? En México no utilizamos amor en todos los contextos. Decimos me gusta o eso está chido, está suave, pero no decimos esto lo amamos. Aquí la prohibición que hace Juan es una prohibición más bien se refiere al mundo como un sistema organizado que es anti Cristo, anti Dios y anti iglesia. Es aquello, aquello que es un sistema y en ese sistema puede entrar un gobierno, puede entrar la cultura, el arte, la sociedad, instituciones que promuevan una agenda que va contra todo lo que tiene que ver con Dios, su iglesia y estas cosas. Entonces de esto es de lo que está hablando. Y en el versículo número 6 lo vamos a estudiar y lo describe. Noten que no son gentes, es algo que promueve. Noten el versículo 16, porque todo lo que hay en el mundo, ¿qué hay en el mundo? En el mundo hay un sistema que promueve los apetitos de la carne, los deseos de los ojos y la vana gloria de la vida. Y todo esto no proviene del Padre, sino del mundo. Entonces debemos de entender aquí que la palabra mundo tiene usos diferentes en los evangelios. Por ejemplo, en Juan 3.16 se refiere a personas de todo el mundo, a personas de toda raza y nación. En Juan capítulo número 14, en el versículo número 30 dice, no hablaré ya mucho con vosotros porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene de mí. Aquí habla una referencia a Satanás como aquel que controla, gobierna este sistema de maldad que es anti Dios, anti Cristo, anti iglesia. Y por eso, en el contexto de este pasaje, Juan ya ha hablado de los anticristos y los menciona y los dice, por ejemplo, nosotros leemos en el contexto, déjenme ubicar mi texto hermanos. Dice en el versículo 18 del capítulo 2. Ya es el último tiempo y según vosotros oístes que el anticristo viene. Así ahora han surgido muchos anticristos. Por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron para que se manifieste que no todos son de nosotros. pero vosotros tenéis la unión del santo y conocéis todas las cosas. Entonces aquí habla en este contexto de lo que es anticristo. Seguimos entonces pensando en lo que es esta palabra. ¿Qué entonces tiene que ver con no amar al mundo? Juan utiliza aquí la palabra mundo no para referirse a la creación natural ni a los seres humanos, sino a un estilo de vida que se produce por todo aquello que es movido, generado por la naturaleza pecaminosa, por la caída del pecado. Nosotros, cada uno de nosotros, Tiene, por decirlo así, cuatro, ¿cómo se dice? Bueno, tenemos tres motores de arranque para el pecado. Los deseos de nuestra carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Pero hay algo que les da combustible a ello. Y eso es el sistema que tiene organizado este mundo. Cuando una persona ve algo con sus ojos, lo codicia. Cuando la carne tiene un apetito, lo desea. Y esas son las cosas que Juan está aquí diciendo a los clientes que no lo hagan. Así que el mandamiento es a no amar ese sistema de maldad del mundo, el sistema que va contra Dios y contra su iglesia. Una bíblia de estudio dice que la bíblia de estudio ESV, que en español es la bíblia de estudio teológico Reina Valera, creo que es esta, habla del sistema espiritual invisible de maldad que es dominado por Satanás y todo lo que ofrece en oposición a su palabra y a su pueblo. Y ya hemos visto algunos versículos en cuanto a esto. Entonces aquí Juan no dice que tampoco amemos a las cosas. Por ejemplo, yo puedo tener una casa y puedo amar mi casa porque mi casa me gusta, porque mi casa es hermosa. Yo poseo la casa, pero tengo que tener cuidado de que mi casa y el mantenimiento de mi casa no me posea a mí. Podemos tener posesiones, pero las posesiones de este mundo no nos deben de poseer a ninguno de nosotros. Y eso es de lo que nosotros debemos de tener cuidado. El mundo, entonces, acá es este amor al sistema, a las cosas que están en este mundo que suelen en contra de Dios, porque cualquiera que los tenga, volvamos al versículo número 15, dice, si alguno ama al mundo, aquí viene la evidencia. El amor del Padre no está en él. Ahora, esta última porción de la Escritura es muy debatida en el significado. ¿Qué significa que el amor del Padre no esté en él? Y algunas personas llegan a decir, bueno, esta es una referencia al amor de Dios que se ha manifestado a través de Jesucristo en nosotros y somos recipientes del amor de Dios. Es una buena interpretación. Otros dicen que no, que se refiere al amor verdadero que un cristiano tiene por Dios. Y una biblia estudio parece que le pone balance a esto y es la ESV y dice Juan dice que tampoco vemos al mundo ni las cosas que están en el mundo. Y esto es lo que tiene el versículo 16. Pero decir que el amor del Padre no está en él, puede ser que se refiera a las dos cosas. Porque es el amor del Padre en nosotros que produce el amor hacia Dios. Y en realidad, el fruto del Espíritu en la vida de nosotros es el amor. Por lo tanto, el amor que Dios ha depositado en nosotros a través de su Santo Espíritu, por la obra de Cristo, por el amor de Cristo, es aquello que genera este amor por el Padre. Y vean aquí hermanos, la evidencia de un cristiano. Un cristiano verdadero no es el que dice solamente con su boca que es cristiano. Tiene que mostrar, dar evidencias de que es cristiano porque no está atado al amor de las cosas de este mundo. No es consumido por los deseos de su carne, por los deseos de sus ojos o por vivir en la vanagloria falsa de esta vida. Más bien es dominado por el amor de Cristo, por el amor del Espíritu de Dios que lo mueve a hacer la voluntad de Dios, lo mueve a amar a Dios, lo mueve a amar a las personas, a los hijos de Dios. Porque de otra manera nosotros no tendríamos la certeza. Si yo estoy amando a Dios y estoy amando a los hermanos, yo puedo vivir en esa certeza de que soy hijo de Dios, de que Dios me ha salvado. Porque de otra manera no amaría. A Dios no es así hermanos. Entonces el que ama el mundo, el amor del Padre no está en él. El amor al mundo Echa fuera el amor de Dios. El amor al mundo y el amor al Padre no pueden coexistir juntos. No hay lugar para los dos. Les voy a decir algo como aplicación en broma. Pero en mi casa tenemos un perro. Ustedes ya lo conocen, ¿no? Se hizo popular. El Chente. Y es un perro muy dominante. Y él quiere dominar. Pero yo he tenido algunas conversaciones con él. Lo he educado. Y digo, gente, aquí hay lugar para un solo perro. Y ese perro no eres tú, soy yo. Traducción para ti, para un líder. Tú no puedes vivir en esta casa. Cuando yo entro a la casa, tú no me brincas y me saltas encima. Tú me recibes calmadito y con la cabeza agachada. Hermanos, así lo hacen. No porque me entendió, porque lo hice entender desde chiquito. El punto es que tiene que haber un dominio. Tiene que haber un dominio a esas cosas. Y cuando vamos a llegar al punto acá de los deseos de la carne, una persona no nacida de nuevo no tiene ese dominio. No existe en él. En ninguna forma lo puede producir. La carne no se somete a Dios ni tampoco puede. Entonces el que tiene el amor de Dios es una evidencia que ahí está. No va a amar a aquello que no debe de amar porque la naturaleza de Dios está en él. Ahora, no quiero ser legalista ni tampoco quiero mandarlos apabullados a su casa. diciendo que la vida cristiana es perfecta. No, es una lucha. ¿No es así? Es una lucha donde muchas veces triunfamos sobre el pecado. En otras ocasiones caemos en el pecado. Pero la diferencia está en que el cristiano verdadero se levanta Pide perdón, pide ser limpiado y tiene la bienaventuranza de experimentar el gozo y la restauración a la comunión con Dios. Y ama esa esa comunión, desea esa limpieza. Entonces el que no es nacido de nuevo lo va a amar. Juan está hablando a los creyentes aquí porque quiere que ellos tengan certeza. Versículo 17 La última parte, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Noten la palabra pero, que la voy a explicar un poco más en detalle adelante. Pero es un contraste de lo que el versículo 17 dice. El mundo pasa y sus deseos, o sea, van a dejar de ser, de existir, serán exterminados. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Entonces, si no amamos el mundo, nosotros podemos tener esta certeza de que somos creyentes, de que permaneceremos para siempre y no pasaremos con el mundo. Esta es la certeza que está aquí. Entonces hermanos, el amor de Dios que ha sido depositado en nosotros genera el amor por el Padre. Y la pregunta que nosotros nos tenemos que hacer es, ¿estamos amando a Dios? O sea, ¿si nos preocupa amar a Dios? ¿O nos deleita amar a Dios? ¿O estamos amando más las cosas de este mundo que a Dios? ¿Estamos amando al mundo más que a Dios? ¿Está el amor al mundo impidiendo que amemos a Dios como le debemos amar? Entonces es algo en lo que tenemos que meditar. Segundo punto. la información para la obediencia a este mandato. Note que aquí Juan va a dar una información. Ya dijo en primer lugar que no amamos al mundo porque el que ama al mundo el amor del Padre no está en él. Ahora en el versículo 16 va a describir lo que hay en el mundo para que estemos seguros de lo que no debemos de amar. Porque todo, porque todo, todo hermanos, lo que hay en el mundo Los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no proviene del Padre, sino del mundo. En primer lugar, vean esta declaración que es absoluta. No tiene espacio para términos medios. Dice todo lo que hay en el mundo. Todo lo que hay en el mundo no proviene del Padre, sino del mundo. Y ya hemos visto la descripción. lo que está en el mundo. Aquí está en el versículo número 16 entonces. Y ahora Juan va a dar una razón para que los creyentes no amen el mundo. Y la razón es porque lo que hay en el mundo no proviene de Dios. No viene de Dios. Y lo que no viene de Dios, mis amados hermanos, no nos hace ningún bien. Destruye nuestra vida. Y eso debemos de tenerlo muy en cuenta. Juan dice que lo que está en el mundo no proviene del Padre, es decir que es contrario al Padre, no proviene del Padre, es antimundo. Antidios, perdón. Dios es antimundo y Él está en contra del mundo. Aquí hay algo que, una referencia cuando tengan tiempo, no están ni notas pero viene a mi mente. Y es que Pablo dice que él está crucificado juntamente con Cristo y ya no vive él, sino que vive Cristo en él. Y lo que ahora vive, lo vive en la fe del Hijo de Dios, el cual lo amó y se entregó a sí mismo por él. Pablo estaba muerto al mundo y el mundo estaba muerto para él. Y se refiere a esto específicamente. Entonces, ¿qué hay en el mundo? Primero vemos los deseos de la carne. La palabra deseo es una palabra que tiene que ver o se puede utilizar en un sentido positivo y negativo en español. Si alguien puede decir, yo deseo comer porque tiene hambre, no está mal. Pero en el sentido en el que está traducido aquí es en un sentido malo, perverso. Pero por ejemplo, un sentido positivo en Filipenses capítulo número 1, en el versículo número 23, Pablo dice, porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de participar y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor. Pero acá en este versículo, Juan usa el término negativo para hacer o para aludir a un deseo fuerte por las cosas malas y perversas. En Romanos capítulo 1, en el versículo número 24, Romanos 1.24, por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos. Noten aquí que Dios los entregó a la inmundicia y dicen la concupiscencia. Es aquellos deseos malvados, perversos, que tienen que ver con todo lo que Dios desprecia. En mismo Romanos 6, 12. Romanos 6, 12. No reina pues el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que le obedezcáis en sus concupiscencias. Es decir, en la misma palabra, ese deseo perverso, malvado. Entonces, cuando Juan está diciendo acá, los deseos de la carne tienen que ver con todo aquello que le prende la mecha a la dinamita que es la carne. Nuestra naturaleza pecaminosa, caída, es como una dinamita que solo necesita un fósforo para causar grande daño. En Gálatas capítulo número 5, en el versículo número 16 en adelante se mencionan los deseos de la carne que son antitéticos en oposición a los deseos del espíritu que produce en cada uno de nosotros. Vean ahí hermanos, Gálatas capítulo número 5. En este versículo número 16 comienza todo. Digo, pues andad en el espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne. O sea, no les des de comer. No, no, no les des lo que quieren. ¿Cuáles son los deseos de la carne? Versículo 19. Manifiestas son las obras de la carne que son adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas acerca de las cuales os amonesto. Como ya os lo he dicho antes, que los que practican, o sea, lo que dice aquí en el contexto, los que satisfacen, las personas que son conocidas, marcadas por satisfacer los deseos de su carne, esas personas no pueden creer, aunque hayan hecho una profesión de fe, que heredarán el reino de Dios. Si la vida está marcada por satisfacer nuestros apetitos carnales continuamente, eso significa que no hay esperanza de vida eterna. Entonces, esta es la primera cosa que dice Juan acá, que habla de los apetitos de la carne, los apetitos de la carne, ya los leímos. Entonces, aquí la carne es un término que se refiere a la naturaleza pecaminosa del hombre rebelde y dominado por el pecado que se opone a Dios por la inclinación propia. Ahora, un creyente, aunque lucha con su carne, no está dominado por su carne. Y ese dominio, ese poder de operación, lo rompió el Señor Jesucristo en el momento de la conversión. En Romanos capítulo número 6, Romanos capítulo número 6. Pablo describe esta operación, esta obra. Romanos 6, 6 en el versículo número 6. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él para que el cuerpo del pecado, escuche esto, sea destruido. Esta palabra significa sea inoperante, o sea que todavía sigue aquí en nosotros pero ya no tiene el poder de control como se describe en Efesios 2 dice vivías haciendo los deseos de la carne los deseos de la mente y eras por naturaleza hijos de ira lo mismo que los demás o sea que seguíamos haciendo lo que la carne quería la carne hacía en nosotros pero en Cristo Se le ha quitado el poder de operación. Todavía está ahí. Todavía surge. Pero en Cristo ya no tiene gobierno sobre nosotros. Ya no nos domina. En Cristo somos más que vencedores. Entonces vemos ahí, se ha destruido a fin de que no sirvamos más al pecado. Antes éramos siervos del pecado. Ahora somos siervos de la justicia. La segunda cosa que hay en el mundo, los deseos de los ojos. Aquí Satanás, hermanos, utiliza los deseos que tienen nuestros ojos. Los ojos, hermanos, son un beneficio para nosotros, ¿no es así? Podemos ver, disfrutar. Mire, póngase en un plato de comida. Tiene un plato de comida bueno enfrente, ¿no? Una buena comida. Yo les he platicado, la primera vez que fui a comer con Pius Mozingo, el misionero africano, él no cierra los ojos cuando ora, en la comida. Tiene los ojos abiertos y dice, mmm, señor, mmm, te doy gracias por el olor. ¡Qué rico huele! Señor, los colores. ¿Cuántos colores son? Y qué rico sabe. Gracias Señor en el nombre de Cristo Jesús. Amén. Nos dio estos sentidos para disfrutarlos. Lo vio, lo olió, lo saboreó, le gustó. Entonces, en un sentido, lo que vemos es bueno, es una puerta de entrada hacia nosotros. Pero, por causa de la naturaleza pecaminosa, hay cosas que son encendidas dentro de nosotros por lo que vemos. Sansón, Sansón, le dijo a sus padres, he visto una mujer. ¿Se recuerdan? ¿Y cómo murió? Sin ver nada. Hay ejemplos en la Escritura. Por ejemplo, el ejemplo de Acam en Josué 7, 20 al 21. ¿Ustedes recuerdan esa historia? Dice específicamente, lo vi Josué 7.20. Y Acán respondió a Josué diciendo verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel y así y así he hecho. Saben hermanos que tengo como tres años buscando esta frase y así y así. Porque un maestro de hebreo me dijo que no existía y le dije si está en la Reina Valera. Ya me recuerdo. Perdón me hice una pausa. Versículo 21. pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno y 200 ciclos de plata y un lingote de oro de peso de 50 ciclos, lo cual codicie y tomé y aquí que está escondido bajo la tierra en medio de mi tienda y el dinero debajo de ello. ¿Recuerdan la prohibición? vayan, exterminen al pueblo, pero no tomen nada del botín y él desobedece y como consecuencia el pueblo no puede ganar la guerra. El pueblo está siendo conquistado hasta que se descubre el pecado, pero este pecado vino por los deseos de los ojos. No todo lo que uno desea es bueno. Pero puede ver algo y lo puede desear y puede trabajar para adquirirlo legítimamente bajo las reglas establecidas. Eso no está prohibido. Pero tomarlo en contra de la voluntad de Dios, en contra de la palabra de Dios, eso es lo que está prohibido acá. Segundo ejemplo, en 2 Samuel 11.2, el pecado de David. David Está en los tiempos en que los reyes van a la guerra y en lugar de ir a la guerra, dice el versículo 2. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real. Y vio desde el terrado una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Y ustedes conocen el resto de la historia. Un hijo que muere, siendo expuesto al pecado y dos salmos de confesión de pecado. Mateo capítulo 5, 29. Mateo capítulo 5, 27 al 29. El pecado de la fornicación viene por la codicia de los ojos. Vean ahí hermanos. Oísteis que fue dicho, no cometeréis adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira, escucha esto, que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Entonces ven aquí que esto es producido por los deseos de los ojos. Entonces no hay que amar las cosas del mundo, que pueden verse porque no tienen valor eterno, hermanos. Y es una de las cosas que debemos de considerar. Que puede ser el deseo muy intenso. Yo no ocupo de explicarles qué se siente, porque ustedes lo sienten. Pero debemos tener cuidado de no ser engañados por eso, porque eso no tiene valor eterno. Y finalmente, volviendo a Primera de Juan, por favor hermanos, Primera de Juan, vemos ahí nosotros que está la vanagloria de la vida. ¿Qué significa la vanagloria de la vida? Primero, la palabra vana es vacío, es hueco, sin contenido, sin esencia. y es la vana gloria de la vida. Lo que el mundo ofrece como algo glorioso en realidad es vano, no tiene solidez. y vivimos en una época donde la gente se quiere exaltar, donde es una época... Si alguno de ustedes puede leer o le gusta leer, lean un libro. Es un libro cristiano que se llama Generación Z. No es un libro entretenido, es un libro que tiene información, pero es un libro que describe la generación en la que nosotros vivimos. no lo recomiendo así como 100%, por eso a los curiosos que les gusta leer mucho y describe la generación en la que vivimos. Cuando en la época de los ochentas decían que mira el sermón no lo hagas tan largo porque la gente tiene un problema de atención, 30 minutos es lo más y de 30 minutos hermanos lo redujeron a 15. ¿Y sabe ahorita cuántos minutos duran aproximadamente los videos de YouTube, los que son más conocidos? Cinco. Porque según ellos prueban que cinco minutos es lo que llama la atención de la gente. Yo no creo eso. Porque una persona puede estar dos horas sentada viendo una película que le cauta y que le gusta. No es así. No es un problema de atención, es un problema de deseos. ¿Qué es lo que los ojos desean? Entonces aquí el mandato, como lo dice un comentarista bíblico, no hay que amar las cosas del mundo que se pueden ver, pero que no tienen valor eterno. Jesús ha, Jesús ha curado nuestra ceguera espiritual para que podamos ver la importancia y el alcance de la salvación que ha traído a este mundo. Entonces esta, esta, esta, esta vanagloria de la vida, Esto es, la vanagloria de la vida es aquello que produce arrogancia en una persona. Estaba escuchando a un comentarista, perdón, leyendo un comentarista que decía que hay, no perdón, escuché en un audio, no un comentarista, que decía que hay muchos pecados que nosotros no practicamos porque no tenemos los recursos económicos para poder practicarlos. Y eso es cierto. A veces dicen, pero oye, X persona, ¿por qué son tan perversos? Tiene todos los recursos para hacerlo. No tiene límites. En primer lugar, no restringe sus deseos. Segundo lugar, lo que sus ojos ven es lo que quiere. En tercer lugar, busca la vanagloria de esta vida y usa todo su ser, toda su economía para llevarlo a cabo. Y muchos de nosotros no hacemos eso porque no tenemos Usted puede decirle a alguien, mira que despota es, es que tiene dinero. Yo me pregunto si usted y yo no haríamos lo mismo, si tuviéramos mucho dinero. Lo más seguro es que sí. Lo más seguro es que lo haríamos. O estuviéramos tentados a hacerlo, no lo sé. Entonces hermanos, eso es de lo que Juan aquí está exhortando. Santiago 4.16 nos dice, Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. Esta soberbia es la vanagloria de la vida. Lo que el mundo cree que es lo que debe de tener para exaltarse y para vanagloriarse. Entonces, hermanos, vamos ahora al versículo 17. ¿Qué es lo que el versículo, perdón, versículo 10 es el final? No proviene del Padre, sino del mundo. ¿Por qué no debemos de amar al mundo? Porque todas esas cosas que hemos escrito no tienen procedencia del Padre, no vienen del Padre. Es decir, son foráneas a la voluntad de Dios. Nosotros no las recibimos. lo que el mundo, lo que el mundo proporciona. Aquí no viene el padre, el mundo es el enemigo del cristiano y por esta causa hay una rebelión, hay una oposición directa y por esa razón no debemos de nosotros de recibirlo. El mundo y otra razón que da Juan acá es en el versículo 17. El mundo pasa y sus deseos. Este versículo, hermanos, sumariza el libro de Eclesiastés. ¿Han leído el libro de Eclesiastés? Supongo que ya lo leyeron. ¿Cuál es la palabra clave en Eclesiastés? Vanidad de vanidades. Todo es vanidad. Si ustedes pueden leer un libro, en inglés está, se llama Living Life Backwards. Living Life Backwards. Es un comentario del libro de Eclesiastés. Es un comentario buenísimo. Y comienza ese libro diciendo, nace, crece, conoce a Cristo, sirve a Cristo, muérete y que nadie te recuerde. Es el todo de la vida. Pero la gente quiere dejar legado. La gente quiere dejar nombre. Y la palabra vanidad ahí tiene que ver con vapor. Tiene que ver con aquello que es neblina, que rápido desaparece. Y esa es la vanagloria de la vida. Pero esa vanagloria de la vida, de acuerdo al versículo 16, no proviene del Padre, sino del mundo. Y esto que proviene del mundo siempre pasa. De hecho, hermanos, la palabra pasar es un verbo que tiene que ver con una acción continua, o sea que está pasando. Este mundo es como sentarse a las orillas de una vía férrea, sentarse y ver que el tren viene, ver que el tren va pasando, por muy largo que esté, va a pasar. ¿Qué está haciendo el tren cuando está en movimiento? Está pasando. Este mundo está pasando. Y esto es algo que tiene que ver con la escatología, con el final de los tiempos. Esto va a pasar. El mundo como es va a una culminación. Y cuando llega a esa culminación, entonces se terminará, se acabará y jamás volverá a ser. No será más. El mundo pasa. ¿Qué también pasa? Sus deseos. Hermanos, cuando yo estaba chiquito, de algunos 10 años, había un balneario cerca de nuestra casa, muy profundo el agua, ahí se ahogaban muchos que no sabían nadar. Le decía a mi papá, déjeme ir al balneario, papá. No, hasta que tengas 13 años y sepas nadar. Yo tenía 11 años. Y dije, de aquí a que se pasen 12 años, Y cuando cumplí los 13 años, ya no tenía ganas de ir a nadar. Y hay muchas cosas en este mundo que uno quiere hacer, desea hacer, pero se dan cuenta que todo pasa, hermanos. Todo pasa absolutamente. Todo pasa. Las modas pasan. Todo pasa absolutamente. Yo recuerdo cuando escuché la primera vez hablar de YouTube. Decían, es como televisión gratis, donde cualquier persona puede producir. Guau, era una gran novedad. Ahora YouTube está en su apogeo. YouTube va a pasar. Todo va a pasar. Todo en este mundo pasa. Y esta frase, y el mundo pasa y sus deseos, están en contraposición de la enseñanza principal, de la razón principal para obedecer el texto. No amar al mundo ni las cosas que están en el mundo. ¿Por qué no debo de amar al mundo ni las cosas que están en el mundo? Primero, no provienen de Dios. Segundo, están pasando. Tercero, El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Dos razones negativas primero. La primera es que no proviene de Dios. Esta negativa no proviene. La segunda ahí es que el mundo pasa y sus deseos también es un negativo. Y la tercera dice ahí pero. Este pero en la escritura, en la gramática, es lo que se llama una conjunción que establece un contraste. Es totalmente lo opuesto. Es el día y la noche. Es lo blanco y lo negro. No hay término gris a medias. No hay colores. ¿Qué es lo que pasa a los que no aman el mundo? ¿Qué es lo que les sucede a los que hacen la voluntad de Dios de no amar al mundo ni las cosas que están en el mundo? Pero Él que hace la voluntad de Dios. Él. Esta frase Él tiene que ver con cualquiera. Cualquiera que haga la voluntad de Dios permanece para siempre. Esta es la promesa hermanos. Que nos debe de atrapar para obedecer a Dios. Nos debe de mantener. Si nosotros amamos el mundo, mostramos que Dios no está en nosotros, que el amor del Padre no está en nosotros. Si nosotros amamos al mundo, pasaremos junto con el mundo. Pero si hacemos la voluntad de Dios, permaneceremos para siempre. Para siempre. Y este es el tercer punto, la obediencia que da certeza de vida eterna. Esta obediencia, hermanos, es para nosotros, es para ti, es para mí. Si yo estoy obedeciendo al Señor, tengo ese gozo, tengo esa confianza. Y de hecho, miren, déjenme, quiero mostrarles. ¿Dónde está el versículo que no te encuentro? Más adelante, déjeme encontrar un versículo. En el versículo número 27 de esta misma porción, perdón, versículo número 28, dice Ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste tengamos confianza para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él. ¿Qué le ocurrirá a los que aman el mundo? Huirán de su presencia avergonzados. Pero si hacemos la voluntad de Dios, entonces permanecemos para siempre. Ahora, Entonces aquí Juan establece el contraste. Dice lo contrario. Si el mundo pasa, los que hacen la voluntad de Dios permanecen. Vean los contrastes. Pasar, permanecer. Juan dice aquí que la voluntad de Dios es que el creyente permanezca. Cualquiera, cualquiera que hace la voluntad de Dios permanecerá, no pasará. El que ama al mundo pasará con el mundo. Agustín de Hipona escribió lo siguiente, dice, en un sermón sobre este texto dice, aférrate a Cristo, por vosotros se hizo temporal para que tú participes de la eternidad. Esto lo encuentra en la Biblia de Estudio ESV o la Biblia de Estudio Teológica de Reina Valera con un comentario a este texto. En el Salmo 125, en el versículo número 1 y versículo número 2, dice, los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo. Proverbios 10.25 dice, Como pasa el torbellino, así el malo no permanece. mas el justo permanece para siempre. Juan 4, 14 dice, mas el que bebiere de esta agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente que salte para vida eterna. En conclusión, hermanos, en conclusión. Hemos visto en este pasaje que Los que amamos a Dios, perdón, lo que amamos verifica lo que creemos como actuamos. O sea, como dijo el Señor Jesús, donde está su corazón. ¿Qué está ahí hermanos? Su tesoro. Su tesoro está en su corazón, al revés. El amor Tanto a Dios como a los demás es la responsabilidad central del cristiano. No somos mandados a amar ninguna otra cosa. El amor al mundo sofoca y exprime el amor de Dios, o sea que lo echa fuera. No puede permanecer el amor de Dios y el amor del mundo ahí. Hermanos, si deseamos vivir la certeza de la salvación que Dios ofrece, Vivamos en obediencia como Dios requiere. ¿Qué es lo que requiere? No ames al mundo ni las cojas que están en el mundo.
No Amen Al Mundo
Series 1 Juan
Sermon ID | 11023442185551 |
Duration | 56:42 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 2:15-17 |
Language | Spanish |
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.