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Nosotros le damos gracias al Señor porque podemos celebrar 36 años adicionales de vida eclesiástica y todo esto hermanos ha sido posible primero por la misericordia de Dios y segundo por esa misma misericordia derramada en los corazones de muchos hombres y mujeres comprometidos con la vida de la iglesia, comprometidos con el servicio a los santos. y para que eso pueda seguir siendo una realidad en nosotros. Tenemos que pedirle al Señor siempre y estar dispuesto siempre a abundar en obras, a abundar en trabajo, a abundar en sacrificios para que el servicio a los santos pueda continuar. El involucramiento en el trabajo dentro de la iglesia siempre ha sido un asunto de actualidad. Nunca ha pasado de moda y en especial el trabajo en la iglesia local siempre ha sido un tema, si lo pudiéramos decir, que está en la primera plana de los periódicos. Pero por otro lado, esa falta de interés en el trabajo y colaboración en la misión de los santos ha sido una preocupación constante desde los más tiernos inicios de la Iglesia. Ya escuchábamos al Señor Jesucristo instar a sus discípulos orar para que el Señor envíe obreros a su miez. Es decir, que antes de que la iglesia se formase, ya estaba esa preocupación en Cristo de que iban a haber pocas personas dispuestas a trabajar en la obra de Dios. Nos dice Mateo capítulo 9, verso 37, 38. Entonces dijo a sus discípulos, a la verdad, la miez es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Sucede, hermanos, que involucrarse en el trabajo de la obra de Dios en la iglesia local no genera muchos beneficios cuando se realiza en la forma en que Dios espera que se realice. En tal sentido, resulta que, como una consecuencia natural, pocas personas se quieran involucrar en el trabajo sacrificial de la iglesia. De un lado, no hay beneficios atractivos, y del otro lado, tal involucramiento implica hacer ciertos ajustes, ciertos recortes de tiempo de ocio, de diversión, de descanso, para dedicarlos a un servicio desinteresado a beneficio de los santos, pero a la vez a un servicio altamente interesado en el bienestar de los santos. Nuestra sociedad no se identifica con estas cosas. Siempre buscamos un interés detrás de todo esto. Y resulta que la historia nos muestra y nuestra experiencia nos muestran que esa fórmula de trabajar sin beneficios, como lo plantean las escrituras, no parece funcionar muy bien. De ahí que algunos que realizan este trabajo lo hagan sin el debido cuidado, de propósito, de seriedad que implica tal trabajo en la casa del Dios viviente. Siempre habrá quienes, por simplemente ostentar un cargo, un protagonismo, una simple mención o aplauso, se quiera colar. Y aún así, hermanos, será bienvenido a tal digna labor. Como bien dice el apóstol Pablo, ya sea por certeza o por envidia, el evangelio es predicado. Y aún así. Le damos la bienvenida a aquellas personas que quieren contribuir con alguna labor en la iglesia, a pesar de sus malas intenciones. Obviamente, todo esto pondrá de manifiesto si se es escoria o si se es oro. De aquí, hermanos, que los que deseen involucrarse en la obra de nuestra iglesia local deben ser pre y post. Es decir, antes y después de su elección, ser cuidadosamente entrenados en la piedad y en el servicio de los demás. Esa es una enseñanza que recibimos de la palabra de Dios y la que quisiéramos y necesitamos que se lleve a cabo. Una educación continuada, un seguimiento continuado a aquellos que sirven en la iglesia para que su vida pueda inspirar a otros. Más adelante vamos a hablar un poco más acerca de esa inspiración que produjo el Señor Jesucristo en sus discípulos y que produjo el apóstol Pablo en sus colaboradores. Aún así, la escasez de los hombres fieles involucrados en la obra de la misión de los santos no ha tenido, no ha detenido el avance de la iglesia. Más bien, el Señor ha usado estos pocos hombres para inspirar a otros pocos más involucrados. Pero de seguro, hermanos, que no es la voluntad de Dios que nosotros mostremos apatía ni desinterés en el servicio de la obra del ministerio. que mostremos apatía en involucrarnos en el trabajo de la obra de Dios en nuestra iglesia local o en algún ministerio externo. En esta mañana nosotros vamos a hablar acerca de la bendición de servir en la casa de Dios. La bendición de servir en la casa de Dios. Y para ello vamos a usar el texto de Filipenses capítulo 2 verso 19 al 30. la carta de Pablo a los filipenses capítulo 2 19 al 30 los dice el señor Espero en el Señor Jesús, verso 19, enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado. Pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, de Timoteo. que como hijo a padre ha servido conmigo en el Evangelio, así que a este espero enviarlos, luego de que yo vea cómo van mis asuntos, y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros. Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, administrador de mis necesidades, porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque había hizo oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir, pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. Así, que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo os gocéis y yo esté con menos tristeza. Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo, y tened en estima a los que son como él, porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que le faltaba en vuestro servicio para mí. El apóstol Pablo, si bien le expresa a la iglesia de Filipo su enorme amor que siente por ellos, también le expresa cierta indignación por no poder contar con hombres fieles suficientes y dispuestos a involucrarse en la obra del ministerio. Recordemos que al momento de el apóstol Pablo escribir esta carta, él se encontraba preso en Roma y de seguro que desde allí habría contactado algunos hermanos a ver si podían ir a Filipos a completar esta obra o hacerse cargo de esta obra. Sin embargo, vemos por las escrituras que al parecer solamente contaba con Timoteo y Epafordito. Por un lado, los que podrían estar disponibles para ir a Filipos, no tenían el ánimo ni el sincero interés en lidiar con las situaciones de la iglesia a los filipenses. Eso lo dice Pablo. Y por otro lado, la escasez de tal perfil de hombres se debía a que en su mayoría, los hombres con los que Pablo tenía contacto buscaban su propio interés y no el interés del Señor Jesucristo. Sin lugar a dudas, mis hermanos, que esta es un escenario similar al día de hoy. Dice Pablo, todos buscan lo suyo propio. Todos buscan lo suyo propio, pero hermanos que nosotros podamos reflexionar sobre el interés que tenemos acerca de involucrarnos en la obra de Dios. Tal vez pareciera que tenemos mucha disposición para hacer las cosas, pero en realidad hace falta mucho trabajo en la iglesia local. y para que esto pueda llegar a un punto de beneficio debe haber un cambio en nuestra mente de cómo nosotros vemos el servicio en la obra del ministerio, cómo nosotros vemos el servicio a los santos y un cambio de todos nosotros, de todos. La historia pareciera sugerirnos que el desarrollo de la iglesia se ha caracterizado por la abundante labor de unos pocos hombres en cada época. Además, la historia nos muestra cómo esa labor de pocos hombres se ha multiplicado en el tiempo. Y esto nos conduce a deducir que esto ha sido solamente posible, porque matemáticamente no puede ser posible. Esto solamente ha sido posible por la intervención sobrenatural del Dios Todopoderoso. Lo que un hombre puede hacer en 40 años, el Señor lo puede hacer en 5 minutos. Y la labor en la iglesia local requiere de paciencia y de mucho tiempo. Inspirar a otros a que se interesen en la labor de la iglesia local requiere tiempo. No se puede perseguir de un día para otro. Requiere constancia en lo que hacemos. Así las cosas podemos decir que aunque el avance de la iglesia no está en las manos de los hombres, el desarrollo de la iglesia local ha estado soportado por hombres, aunque pocos, comprometidos y dispuestos, cual Epafrodito y Timoteo, a dar su vida por la misión y servicio de los santos. Yo quisiera no dejar en el aire el término misión de los santos. ¿Cuál es la misión de los santos conforme las escrituras? La misión de los santos en esta tierra es predicar a Cristo. Y la pregunta a reflexionar en esta mañana es, ¿de qué manera yo estoy contribuyendo para que esa misión de los santos se lleve a cabo? Más allá de venir a la iglesia, más allá de yo estar dispuesto a participar una vez al mes o al año, cada seis meses. ¿Qué yo estoy haciendo que contribuya a esa misión de los santos? A ese trabajo puesto por Dios en los hombros de cada uno de nosotros. En ese trabajo puesto por Dios en algunos para servir específicamente a un a un misionero, por ejemplo, ¿qué estamos haciendo nosotros para soportar esa misión? ¿Qué estamos nosotros haciendo para soportar el trabajo de los pastores? ¿Qué estamos haciendo nosotros para soportar el trabajo de los diáconos? Pero como decía anteriormente, para nosotros tener una visión más completa acerca del trabajo en la iglesia, tanto los miembros como los pastores, como los diáconos, como los misioneros, tenemos que ver en su correcta perspectiva la bendición de tener personas dispuestas a trabajar. La bendición de acompañar y formar hombres que hayan expresado su deseo de trabajar. y la importancia de que estos hombres, como Timoteo y Pafrodito, cuenten con ese background, con esa retroalimentación que recibían de estas iglesias. Estas iglesias, hermanos, anhelaban ver a estos hombres. No tenían quejas de estos hombres. Y de esa misma manera, las personas que sirven en la iglesia, de alguna manera, tienen que gozar de ese perfil, Las acciones de gracias recurrentemente expresadas por el apóstol Pablo en sus diferentes cartas respecto del trabajo de aquellos que sirven a los santos nos enseñan del alivio, la esperanza y el descanso que produce el contar con perfiles de hombres que se puedan hacer cargo del trabajo en la iglesia, sabiendo que lo harán con un nivel de entrega, dedicación y compromiso que expondrán aún sus propias vidas, su confort, sus recursos y su tiempo para atender las necesidades de aquellos por los cuales Cristo murió. Y yo sé, hermanos, que esto es mucho pedir. Es mucho pedir. Pero vemos que en la historia el Señor no ha contado con cantidades. El Señor ha contado con unos pocos hombres comprometidos con la verdad. Eso nos habla del estándar de Dios y el perfil de hombres con los que Dios ha trabajado toda la vida. Toda la historia nos muestra ese perfil de hombre, el perfil de una persona que sirve a los demás. Debe ser una persona que exponga su vida, como dice Pablo de Pafrodito. que se enfermó por ellos, por los filipenses. Lo que pasa que muchas veces el servicio a los demás tiene fronteras. Y eso es muy lamentable. Servicio a los demás tiene límites. Y cuando tocan mis intereses, eso crea un límite. Cuando el tiempo de mi ocio está tocado, eso crea un límite. Cuando mis finanzas tengo que involucrarlas para el servicio de los santos, eso crea un límite, crea una frontera, crea un muro. Por eso, este perfil de hombres lamentablemente no es abundante. El Señor lo quiso así, no todos seremos así. Pero los que están de esa forma, por eso Pablo nos llama a honrarles y reconocerles su trabajo. Entonces el perfil de aquellos que están dispuestos a trabajar en la obra del Señor tienen que parecerse mucho a Epafrodito y a Timoteo. Dice Primera Edad de Santa Dolicencia capítulo 1, versos 2 y 3. Hablando acerca de la misericordia que expresaba el apóstol Pablo, dando acciones de gracia por este trabajo, dice, damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante de Dios y Padre nuestra obra, de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Eso lo vemos constantemente a Pablo. dando gracias a Dios por contar con hombres dedicados al servicio de la obra del ministerio, al servicio de la obra de los santos. Es una misericordia porque Pablo no lo podía hacer todo. Y cuán desgastante es cuando usted tiene el deseo de hacer algo y no puede contar con otras personas que lo acompañen en ese deseo. El diseño con el que Dios concibió a la iglesia supone una estructura en movimiento, dinámica, que se va renovando en el tiempo, no una estructura estática que se deteriora con el tiempo y tiende a desaparecer. Así hermanos, la labor que tenemos que hacer para que esta estructura y movimiento se mantenga de esa forma consiste en la identificación, formación y acompañamiento de esos perfiles de siervos que nos presentan las Escrituras. Nosotros hemos orado por algunos meses para que el Señor nos conceda hombres con este perfil, diáconos que puedan ayudar en la iglesia, más pastores que puedan apacentar la Grecia. ¿Con qué criterio nosotros vamos a escoger y acompañar y a formar estos hombres? Con el criterio de Cristo, no con nuestro criterio. Del texto base, Filipenses capítulo 2, nosotros aprendemos y podemos identificar que Pablo conocía bastante bien a sus colaboradores. Es una enseñanza trascendental para nosotros. Pablo conocía bastante bien a sus colaboradores a tal punto de saber respecto de sus verdaderos intereses. Seguro que Pablo tenía muchos colaboradores y sin embargo, estando preso y viendo la necesidad de la iglesia de los filipenses, No pudo contar sino solamente con Timoteo y Pafrodito. Desde nuestra perspectiva, pienso que eso fue desgarrador. Unos no tenían el ánimo ni el sincero deseo y otros buscaban sus propios intereses. Pareciera que el trabajo de la obra del Señor estaba por caer. Eso es un escenario desgarrador. Sin duda alguna, esto nos sugiere que Pablo tenía una relación muy, muy cercana con los que servían en las iglesias. Muy cercana con los que servían en las iglesias. Esto, hermano, nos trae una enseñanza a aplicar en medio de nosotros. Nosotros no podemos esperar, hermanos, sería extremo que nuestros pastores conozcan a todos los miembros de la iglesia. Esto sería algo extremo, sería mucho pedir y honestamente se lo digo, sería hasta abusivo exigirle que los pastores tengan conocimiento de la vida familiar, de la vida laboral y social de cada uno de nosotros. Ahora lo que yo identifico por las escrituras es que los pastores sí deben de conocer de manera específica en la vida familiar, laboral y social de los que sirven en la iglesia. No solamente de los diáconos, sino de todo el que se para aquí a hacer alguna labor pública. Todo el que hace una labor en la iglesia debe tener una relación personal íntima, cercana con los pastores. Y por eso le decía ahorita que la visión y la perspectiva de lidiar o de tener personas dispuestas a trabajar, tiene que producir un cambio en todos nosotros. Nosotros debemos ajustarnos a lo que las escrituras nos llaman, nos enseñan, para que las cosas anden bien. Pablo podía, podía expresarse libremente de estos hombres. Timoteo y Epafrodito, de su carácter, su entrega y dedicación porque los conocía de manera muy cercana. Y hay algo en la vida de estos hombres que fue parte de su formación evangélica y fue que Pablo inspiró a estos hombres. Pablo inspiró a estos hombres. Pablo fue para Timoteo y para Afrodito un mentor que inspiró la vida y ministerio de estos hermanos. Y al mismo tiempo vemos cómo estos hombres replicaron esa inspiración, esa mentoría en las iglesias que sirvieron. Imaginemos, hermanos, por un momento qué sería la Iglesia Bíblica de la Trinidad en los próximos 30 años con este modelo aplicado en medio de nosotros. De igual manera, y aunque no ostentemos algún cargo en la iglesia, sí tenemos la responsabilidad de inspirar a otros, a nuestros discípulos, los que discipulamos, a nuestros hijos, a nuestros colaboradores. Hermanos, si yo quisiera detenerme por lo menos dos minutos para hablarle un poco acerca de la crisis que tenemos en la sociedad respecto a los influencers y a los coaches. Las escrituras no nos hablan de estas cosas, ni lo enseñan, ni por kilómetros. Lo que sí las escrituras nos enseñan es acerca de la mentoría bíblica. Las escrituras nos enseñan de cómo un mentor puede inspirar a sus discípulos. Y las escrituras nos dan muchos parámetros de qué es inspirar. Cuando nosotros escuchamos yo no puedo hablar de influencers porque los influencers lo que hablan es mucho, muchos disparates en realidad y no es ofensivo porque un disparate es una idea que dispara que no se corresponde con la otra eso es un disparate porque dispara para que no se vayan a ofender algún influencer entonces los coaches por su lado, son personas que motivan. ¿Pero qué sucede con la motivación? La motivación busca una respuesta inmediata, un cambio o una toma de decisión, más bien. En cambio, hermanos, la mentoría que nosotros aprendemos de las Escrituras tiene que ver con una expresión, con un ejemplo hacia otros a largo plazo. A largo plazo. nosotros queremos todo ahora por eso buscamos una persona que nos de lo que necesitamos ahora que yo necesito hacer para conseguir esto ahora y yo le pregunto a ustedes padres que necesitan ustedes hacer para que sus hijos cambien? llevarlos a un coach? exponerlos a influencer? no, ustedes tienen que ser mentores de sus hijos Ustedes tienen que tomar la iniciativa, identificar las debilidades de sus hijos y trabajar en consecuencia. Eso no es un trabajo de un día, porque tampoco ellos crecen en un día. Eso es un trabajo de años. Y es lamentable, hermanos, cómo muchos padres se han desconectado de la vida de sus hijos y no los conocen. Y ¿saben qué? Hermanos, es bueno, es loables, hasta bendito, diría yo. Es bueno. Una bendición que usted como padre tenga los recursos para sacar a sus hijos a Rizor, a acampamentos, a viajes y esas cosas. Pero yo le voy a decir una cosa. Lo que los hijos suyos van a recordar Siempre, siempre son las pequeñas cosas. Cuando yo estaba enfermo, mi papá, mi mamá estuvo conmigo, se levantaba, dormía conmigo, esas cosas se le van a recordar al niño. Cuando yo tenía algo que hacer, yo le decía, mamá, papá, mira, ayúdame con esto. Esas pequeñas cosas son lo que van formando el carácter del niño, porque en esas pequeñas cosas es que nos da la oportunidad para nosotros poder transmitirle el valor. Usted va a un resort y usted se desconecta. Usted no está atento a su hijo. Usted es lo que está atento a que el niño disfrute. Pero en la casa en esos momentos que usted debe sacar para trabajar con cada uno de sus hijos en particular, es que usted debe de identificar sus debilidades. Si nosotros como padres no hacemos nuestro trabajo de manera contemporánea, No esperemos que cuando llegue la adolescencia, nosotros vamos a tener hijos correctamente formados. Y yo le digo algo. Yo me atrevo a hablar de estas cosas. Teniendo aún niños pequeños, yo sé que para mí es un reto hacerlo. Pero yo confío que la palabra de Dios es útil. Yo confío que la educación que nosotros como padres le podemos dar a nuestros hijos es útil. Si la educación bíblica, si la educación secular fuera inútil, entonces ¿para qué nosotros estamos formando a los muchachos? No tendría sentido mandarlos a la escuela, porque es inútil. Así también, hermanos, en nuestra iglesia tenemos que ser mentores de aquellos que están trabajando con nosotros. Los diáconos deberían tener mentores que lo vayan a sustituir en el ministerio. Los pastores deberían ser mentores de aquellos que lo van a sustituir en el ministerio. Nosotros cuando predicamos el evangelio tenemos un estudio bíblico personal con alguien. Tenemos que convertirnos en mentores de esa persona para que esa persona cuando reciba a Cristo, reciba la verdad, pueda replicar esa mentoría en otro. Tenemos que ver apropiadamente la bendición de servir en la casa de Dios. La dinámica de la iglesia supone que los futuros siervos o servidores aprendan a servir por el ejemplo de los más maduros. Y eso lo enseñan las escrituras. Así de los diáconos se dice. Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 13. Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús. Es de esperarse que los diáconos inspiren a otros en el servicio a los santos. Eso lo esperamos. Que su conducta, su vida espiritual, su vida familiar, su vida laboral, no busque lo suyo propio, sino lo de Cristo Jesús. Es de esperarse que el deseo de otros en servir, además del puesto por Dios, provenga del ejemplo de inspiración que ha impactado la vida de los demás. Y yo pregunto, hermanos, a los que sirven en la iglesia, ¿por qué están sirviendo? ¿Cuál ha sido su marco de referencia? ¿Cuál ha sido su inspiración? ¿Quién ha sido su inspiración para servir en la iglesia? ¿Le ha salido de ustedes simplemente por el deseo de cambiar las cosas? ¿De que las cosas se hagan bien? Eso es peligroso. ¿O han tenido un marco de referencia, alguien que lo haya inspirado a servir? Y eso habla, hermanos, de cómo nosotros, cómo la iglesia está funcionando. Esa es la dinámica con la que Cristo diseñó la iglesia. Aquí los pastores ni los diáconos son eternos, ninguno de nosotros somos eternos. La iglesia en el tiempo se va renovando. Uno enseñando a los más maduros, a los más jóvenes. Las mujeres ancianas enseñan a las más jóvenes, dice Pablo. Y así, ese perfil de hombres de Timoteo y Epafrodito se mantiene a lo largo de la historia de la iglesia. Por otro lado, el apóstol Pablo le dice a Timoteo, que el que aspire a lo obispado buena cosa desea. Hermanos y qué bendición qué bendición es cuando en medio de esta sociedad que todos andan buscando sus propios intereses que nadie se quiere involucrar de manera correcta en el servicio de los santos que nadie está dispuesto a sacrificarse por el desarrollo de la iglesia que algún hermano exprese su deseo de cuidarla de la ley de dios es una bendición es una bendición hermanos porque muchos no podemos muchos no queremos involucrarnos y el no querer involucrarse muchas veces está hasta hasta legítimo no es pecado no querer pero mucho no queremos involucrarnos pero el que quiere involucrarse hay que darle el apoyo hay que acompañarlo, formarlo conforme al perfil de Cristo y que ese hombre pueda ser de bendición para la iglesia qué bendición, qué bendición nadie quiere hacerlo imagínense a Pablo qué bendición poder contar tan solo con Epafrodito y Timoteo qué maldición no poder contar con más personas qué estamos haciendo para que personas, hermanos, muestren su deseo en servir en la iglesia de Dios. ¿Estamos poniendo obstáculos? Porque los obstáculos significan que estamos frenando el avance de la iglesia, aunque no depende de nosotros, pero sí estamos frenando el desarrollo de la iglesia local. Muchas iglesias en Estados Unidos y en Europa han desaparecido porque no han encontrado hombres y cuántas iglesias el pastor conoce que no tienen pastor porque nadie se quiera hacer cargo cuánto tiempo duró cristo rey sin pastor porque nadie quería hacerse cargo y alguna vez hasta una bendición porque un hombre sin el perfil de las escrituras sin el compromiso sin ese deseo sacrificial obviamente que no va a ser de nada en la iglesia ¿Cuántas iglesias carecen de un pastor? Y nosotros esperamos que por los próximos 30 años, 100 años, aquí haya pastores, pastores comprometidos con la verdad, que podamos formarlos conforme a ese perfil de las Escrituras. Es una bendición. Es una bendición y una oportunidad para formar y acompañar a ese hermano en la obra del ministerio. Llama la atención que Pablo le indica a Timoteo que un obispo o pastor debe ser, y esto es importante, esto es importante, debe ser. Pablo no está diciendo debe tener. Debe tener tal o cual requisito porque si no nadie accediera al ministerio. Pablo dice debe ser en presente y ese presente que está ahí es en ahoristo que significa en griego que es un presente continuo desde ahí para siempre debe ser Pablo no está estableciendo requisitos para acceder al ministerio más bien Pablo está indicando cómo debe vivir un pastor por eso Pablo dice el que aspira el que está dispuesto a Bueno, pues si todo está dispuesto, habrá un trecho que correr entre el deseo y el ser. Yo quiero ser, bueno pues, para llegar a ser, enseña el apóstol Pablo, hay que aprender a vivir como Cristo ha establecido. Esto supone que el aspirante a pastor debe contar con la mentoría e inspiración de los pastores a cargo. Ah, yo quiero ser, mañana tú eres pastor. No, eso no lo enseña la escritura. Yo quiero ser, bueno, gloria a Dios, qué bueno. Vamos a formarte. De cerca. Identificar, mira, la escritura dice que un pastor no debe ser dado al vino. La Escritura dice que un pastor no debe ser pendenciero. Y yo he visto que... pero eso es la mentoría. No conforme a mi estándar. No conforme al estándar de los pastores que lo están mentoreando. Yo no soy el estándar de Cristo. Por eso, en lo personal, creo que es peligroso hablar de requisitos, porque los requisitos lo que atentan a la comparación. Tú vas a ser como yo, bueno, tú tienes que estar a mi altura. No, no es verdad. Tienes que estar a la altura de Cristo. Del ejemplo de Pablo apreciamos que Timoteo y Epafrodito se convirtieron en los encargados de la iglesia de Éfeso y Filipos por la mentoría e inspiración que recibieron del apóstol Pablo. Hermanos, la bendición de servir en la iglesia local radica en su funcionamiento. en su desarrollo, su renovación en el tiempo, en el impacto que produce en las vidas de quienes inspiran a otros. ¿Quién está inspirando la vida de tus hijos, hermano? Es desgarrador cuando Un muchacho dice, yo no quiero ser como mi papá. Yo no quiero ser como mi papá. Yo no quiero ser cristiano. ¿Saben por qué? Porque muchas veces les mostramos el lado oscuro de nuestro pecado. Y una de las cosas que Pablo le indica a Timoteo, con relación a los pastores y a los diáconos. Y en general a los que sirven, porque tienen que tener tiempo para servir, es que deben de gobernar bien su casa. Y eso es un punto importante, hermanos. El que sirve en la iglesia de Dios debe de gobernar bien su casa. Y Pablo da por sentado de que el servidor de la iglesia debe de tener ese entrenamiento en la casa. Los padres sabemos que lidiar con las situaciones de los muchachos no es fácil. No tenemos que ser juez, fiscal, policía, abogado, de todo. Y muchas veces las decisiones que tomamos no son las mejores. Y muchas veces tomamos decisiones erradas. Después nos arrepentimos porque le pegamos o lo castigamos sin razón, suficiente, con duda. Nos damos cuenta que estamos dedicándole más tiempo a otras cosas que a su mentoría, a su educación. Ese es entrenamiento que nos va a capacitar para poder ir a la iglesia, como dice Pablo, si no gobierna bien su casa, ¿cómo gobernará la iglesia de Dios? Y esas son de las cosas que tenemos que considerar. El equilibrio del tiempo. Porque si ese tiempo que nosotros pasamos con nuestros hijos no les sirve para ellos más que para vernos y dormir, para vernos e irse a la escuela, pues entonces no estamos haciendo nada en la casa. Esa inspiración que nuestros hijos van a ver en nosotros tiene que ser continua y con el propósito de que se realice a largo plazo. Si usted quiere que su hijo sea organizado, usted tiene que comenzar inspirando a que sea organizado, tomando usted la iniciativa, tomando usted la idea de cómo se puede organizar el muchacho. Yo recuerdo que cuando nosotros, mi esposa y yo, pusimos a mi hijo mayor a fregar, la primera vez. De repente me dice, papá, tú no puedes usar la misma cuchara que tú usaste, es para no fregarla. Y yo, ah, te das cuenta, te das cuenta que eso cuesta trabajo hacerlo. Y yo, qué bueno que te estás dando cuenta que las cosas sucias hay que limpiarlas. Y yo estaba maquinando los otros, mira, no sucien tanto que esto que lo otro. Bueno, normal, porque está afajado. Está afajado. Entonces eso crea responsabilidades. Y así en otras áreas. Pero nosotros como padres tenemos que mentorear a nuestros hijos. No verlo como un trabajo sacrificial para ellos, tomarles pena. Es su formación. Hay un error, una idea errónea en la sociedad que dice que yo no quiero, yo quiero darle a mis hijos lo que yo nunca tuve. Es decir, una locura. Porque hermano, lo que yo nunca tuve, eso fue lo que me formó, eso fue parte de mi formación, lo que yo nunca tuve. Entonces, si yo les doy a ellos lo que yo nunca tuve, les estoy diciendo que ellos no van a conseguir, tal vez, digo tal vez, porque son personas diferentes, tal vez no van a conseguir la formación que yo quiero que ellos tengan. Aunque hay un estándar en el ser humano, es a través del trabajo que el hombre se forma, es a través del trabajo que el hombre quiere responsabilidades, es un estándar. Entonces hermanos, lo que nosotros hacemos en nuestra casa, nosotros venimos a la iglesia a replicarlo. Si nosotros queremos contar con personas que se dediquen a la obra del ministerio, a la misión de los santos, Tenemos que ser mentores. Aún no siendo creyentes, amigos que nos visiten esta mañana, aún no siendo creyentes, tú puedes inspirar a tus hijos. ¿Cuántas personas que no son creyentes han inspirado a sus hijos? A que sean hombres productivos, gente productiva en la sociedad. Esa inspiración, hermanos, amigos, viene dado por la responsabilidad paterna que el Señor nos dio a nosotros y tenemos que ejercerla. Dice un amigo, ningún padre está orgulloso de que su hijo sea homosexual. Y eso es verdad. yo no he escuchado el primer padre que diga yo me siento orgulloso porque mi hijo es homosexual o yo me siento orgulloso porque mi hijo es un ladrón o yo me siento orgulloso porque mi hijo es un holgazán no hermano uno se siente devastado el padre se siente devastado arruinado ¿Y tu hijo? Ah, él tiene 30 años. ¿Y qué está haciendo? Está ahí en la casa. Haciendo nada. Eso es desgarrador para un padre. Pero para nosotros ver esa producción, ese éxito, esa prosperidad en nuestros hijos, tenemos que trabajar ahora a largo plazo. A largo plazo. Eso es lo que nosotros vemos en la vida del Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo duró tres años y pico. con los discípulos. ¿Y saben qué? Los discípulos cuentan la historia de Cristo como la persona más impactante que ha pisado la tierra. Cuando usted lee los evangelios, la forma en el desrelato, el relato en que los discípulos cuentan la historia de Cristo, es como que si este hombre fuera extraordinario. Y a mí me impacta. Y cuando pasamos allí, él dijo esto y tuvo compasión. De hecho, le voy a decir algo. La vida de Cristo nos muestra que Cristo tomaba siempre la iniciativa. Siempre la iniciativa. Los discípulos aprendieron de Cristo. No solamente lo que le decía. Mucha palabrería, muchas cosas. El Señor también daba ejemplos. Y eso lo inspiró a los discípulos. Dice Timoteo, capítulo 3, 14, pero antes, una iglesia dinámica que forma, entrena e inspira, se convierte en lo que Pablo le dice a Timoteo qué es la iglesia. Dice Pablo, 1 Timoteo 3, 14, esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte. Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente. Columna y baluarte de la verdad. Y esta expresión, columna y baluarte de la verdad, tiene mucho significado para nosotros. La columna tiene que ver con el fundamento de la iglesia. pero tienen que ver también con la asamblea de la iglesia. Y el baluarte tiene que ver con la proclamación del evangelio, con la proclamación de la verdad, con el púlpito de la iglesia. Cuando una persona desde el púlpito de una iglesia proclama la verdad, la iglesia dice amén. Y eso es precisamente lo que Pablo le está diciendo a Timoteo. La iglesia del Dios viviente, que es columna y baluarte de la verdad. La proclamación del Evangelio no se hace sola. Nadie se puede predicar aquí solo. ¿A predicar qué? ¿Soportado en qué? El apóstol Pablo nos enseña que su predicación estaba soportada en la transformación de los hermanos. en la obra de Cristo en las iglesias. No era en el aire. Era con hechos poderosos. Entonces, hermanos, que sea la voluntad de Dios que nosotros podamos ver qué bendición es tener hombres y mujeres comprometidos, conforme las Escrituras, con el Timoteo y el Pafrodito, a dar su vida por la obra del evangelio, por la misión de los santos, a involucrarse en la obra del ministerio, involucrarse en el trabajo de la iglesia local. Necesitamos personas que se involucren. No todos estamos dispuestos, no todos tenemos el tiempo, y eso es normal, hermanos. Cada uno tiene su problema, su tiempo. Pero qué bueno cuando hay alguien dispuesto a hacer el trabajo que yo no puedo hacer. Es una bendición. Es una bendición. Es una bendición, hermanos, porque dentro de ese proceso nosotros nos vamos santificando unos con otros. Los que desarrollan un ministerio dentro de la iglesia deben ser santificados por la iglesia. No deben verse como estatuillas, como trofeos, como biscuit, como algo inalcanzable. Son parte de nosotros. y tenemos nosotros que santificarlo. Esta mañana fue de mucho gozo para mí el hecho de que dos hermanas, y no voy a mencionar su nombre por respeto y estima, me amonestaron. Hermano, usted dijo que hay hermanos invisibles, y usted me pasa por el lado, mi hermana, y qué bendición fue recibir esa amonestación, porque somos santificados Somos santificados. Yo no me estaba dando cuenta. Yo no me estaba dando cuenta. Y, honestamente, lo hacía sin ningún tipo de resentimiento ni nada, porque no me daba cuenta. Pero qué bueno eso, hermano. Hermano, usted habla de lo invisible, usted no trata como invisible. Gloria a Dios por eso, hermano. Gloria a Dios por eso. Y los que sirven en la iglesia tienen que estar sometidos a ese régimen de disciplina. de que se confronte, de que usted dice una cosa y hace otra. Eso está bien, qué bueno que esa hermana se acercó de frente y me dijo, yo lo estoy amonestando, gloria a Dios por eso, hermana. Qué bueno. Y así nosotros esperamos contar con todos, que todos seamos de ese mismo ánimo, que con respeto, con amabilidad, tú te haciendo esto mal. Qué bueno, gloria a Dios por eso. Hermanos, sigamos orando para que el Señor nos conceda hombres y mujeres que continúen sirviendo e involucrándose en la obra de esta iglesia. Oremos. Señor y Padre que estás en los cielos, nosotros una vez más te damos gracias porque tu palabra es luz. Tu palabra es la guía que nos conduce hacia la verdad, que nos conduce hacia ti, Señor. Y nosotros queremos continuar siendo guiados por Ti, Señor. Tómanos de las manos, Señor, y que nosotros podamos encontrar en Tu Palabra esa luz siempre. No nos permitas apartarnos, Señor, de la derecha a la izquierda. Líbranos, Señor, de aquella maldición que invocaste sobre los profetas falsos de Israel. Líbranos, Señor. que esta iglesia, Señor, esté conformada por hombres comprometidos, fieles, para que tu obra, Señor, se desarrolle y podamos ver la bendición que es servir en tu casa. Te lo pedimos, Señor, en el nombre de Jesús. Amén.
La bendición de servir en la casa de Dios
La bendición de servir en la iglesia local
Sermon ID | 103023238266531 |
Duration | 53:38 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Philippians 2:19-30 |
Language | Spanish |
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