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Hoy regresamos a la vida de David. Ahora sí vamos a cubrir el capítulo 30 que dejamos pendiente. Comentábamos la semana pasada que en la historia de David hemos llegado a un punto de inflexión. Todo está a punto de cambiar en su vida. Pero antes de ver lo que pasa tras la muerte de Saúl, vamos a pasar una semana más en Primera de Samuel. Recuerden que dejamos a David llegando a su casa en Ziklag Aquí lo tuvo que despedir de la gran batalla con Israel porque los líderes filisteos ya sospechaban que no estaba David realmente con ellos. Así que los filisteos se van a la batalla y David regresa tranquilo a su casa, tal vez pensando en pasar tiempo con la familia, tal vez pensando en la carne asada que lo esperaba. Pero lo que encuentra es su casa quemada y su familia secuestrada. Dios sigue poniendo a David en las situaciones más difíciles. apenas le da tiempo de respirar y viene la siguiente oleada ahora como vamos a ver lo que pasa en este capítulo tiene que ver con nuestra reacción a la gracia nuestra reacción a la gracia tiene que ver con cómo reaccionamos ante la gracia de dios en las vidas de otros entonces vamos al capítulo 30 de primera de samuel no lo vamos a leer todo vamos a cubrir absolutamente todo lo que hay aquí pero vamos a leer la mayoría tenemos otros textos que cubrir así que sólo vamos a leer partes de esto y luego vamos a pedir la ayuda de Dios en oración como siempre lo hacemos 1 Samuel capítulo 30 versículo 1 cuando David y sus hombres llegaron a Siklag el tercer día los amalequitas habían hecho una incursión en el Negev es decir en el sur y en Siklag habían atacado a Siklag y le habían incendiado También se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban en ella, desde el menor hasta el mayor. Pero no mataron a nadie, sino que los tomaron cautivos y siguieron su camino. David y sus hombres llegaron a la ciudad, y aquí que estaba incendiada, y sus mujeres, sus hijas y sus hijos habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que estaba con él alzaron su voz y lloraron hasta que les faltaron fuerzas para llorar. También habían sido tomadas cautivas las dos mujeres de David, Aginoán de Jerreel y Abigail, que fuera mujer de Naval de Carmel. David estaba muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo. Todo el pueblo estaba con ánimo amargado, cada uno por causa de sus hijos y sus hijas, pero David se fortaleció en Jehová, su Dios. Entonces David dijo al sacerdote aviatar, hijo de Ajimelec, tráeme por favor el efod, y David consultó a Jehová diciendo, ¿He de perseguir a estos saqueadores? ¿Los podría alcanzar? Y Jehová le respondió, persíguelos, porque de cierto los alcanzarás y librarás a los cautivos. Entonces David partió con los 600 hombres que estaban con él y llegaron hasta el arroyo de Besor, donde se quedaron algunos de ellos. Pero David continuó persiguiendo con 400 hombres, porque 200 se quedaron atrás, los cuales estaban muy agotados para pasar el arroyo de Besor. Y hallaron en el campo a un hombre egipcio y lo llevaron a David. Le dieron pan para comer y agua para beber. Entonces, voy a saltarme un poco aquí, pero resulta que este egipcio era esclavo de uno de los amalequitas del grupo que estaban rastreando, persiguiendo. Al egipcio lo abandonaron porque estaba aparentemente enfermo o ya no podía continuar, estaba con problemas. Así que David logra que este hombre lo lleve Le dan de comer, le dan agua y le pide que lo lleve a donde estaban los malequitas, a su escondite o donde sea que estaban. Versículo 16. Entonces los llevó, y es aquí que estaban desparramados sobre la superficie de la tierra, comiendo, bebiendo y haciendo fiesta por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. Y David los atacó desde antes del amanecer hasta la tarde del día siguiente. Ninguno de ellos escapó, salvo unos 400 jóvenes que montaron en camellos y huyeron. Así libró David todo lo que habían tomado los amalequitas. Asimismo, David libró a sus dos mujeres. No les faltó cosa alguna, ni pequeña, ni grande, ni de los hijos, ni de las hijas, ni de las cosas robadas, ni de nada cuanto habían tomado para sí. Todo lo recuperó David. David tomó también todas las ovejas y las vacas, llevándolas delante del otro ganado. Decían, este es el botín de David. Y ahora sí llegamos a la sección crítica de nuestro tema el día de hoy. Entonces David vino a los 200 hombres que se habían quedado muy agotados para seguirle, a los cuales habían hecho quedar en el arroyo de Besor. Ellos salieron a recibir a David y la gente que venía con él, y cuando David se acercó a aquella gente le saludó, diciéndoles paz. Pero intervinieron todos los malvados y los perversos que había entre los hombres que habían ido con David y dijeron, puesto que no fueron con nosotros, no les daremos del botín que hemos salvado, excepto a cada uno su mujer y sus hijos, que los tomen y que se vayan. Pero David respondió, no hagáis eso, hermanos, con lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha protegido y ha entregado en nuestra mano la banda que vino contra nosotros. ¿Quién nos escuchará en este asunto? Igual parten de tener los que descienden a la batalla y los que se quedan con el equipaje, que se lo repartan por igual. Y sucedió que desde aquel día en adelante, David hizo que esto fuera ley y decreto en Israel hasta el día de hoy. Cuando David llegó a Ziklag, envió parte del botín a sus amigos de los ancianos de Judá, diciendo, he aquí un regalo para vosotros del botín de los enemigos de Jehová. Y nos dan aquí toda una lista de pueblos que fueron recipientes de esta repartición de David. Y cierra el versículo 31 diciendo que repartió a todos los lugares donde David habían dado con sus hombres durante estos años en los que Saúl lo perseguía y lo trataba de matar. Así que vamos a orar y vamos a pedir la ayuda de Dios. Padre, acudimos, acudimos a ti otro domingo, Señor. Reconociendo cuán bueno eres, cuánto has hecho por nosotros, cuánta gracia, cuánta bondad hemos gozado de tus manos, que muchas veces ni siquiera tenemos agradecido. Padre, te pedimos que Nos ayudes a amar la administración de tu gracia, a reconocerla en nuestras vidas, a reconocerla y amarla en las vidas de los demás. Enséñanos, Padre, a gozarnos con los que se gozan. Ábrenos tu palabra nuevamente y muévenos con ella. Muéstranos, Padre, nuestra profunda necesidad de ti. Muéstranos que no tenemos nada sin ti. Que sin ti estamos completamente desamparados. No tenemos nada, no somos nada, no podemos hacer nada sin ti. Te rogamos que apliques tu palabra con poder entre nosotros el día de hoy. En nombre de Cristo Jesús, amén. Acabamos de leer cómo Dios vuelve a darle otra gran victoria a David, prácticamente milagrosa como muchas que hemos visto. Porque por muy superiores que fueran David y sus hombres como guerreros, Si Dios no hubiera obrado que providencialmente se quedara atrás el esclavo egipcio, tal vez nunca habrían dado con los amalequitas. Habrían estado buscando ahí por semanas o por meses. Tal vez nunca habrían dado con ellos. Y si no los hubieran tomado por sorpresa, pudo ser mucho más difícil esta batalla que libraron aparentemente con gran éxito. Pudieran haber muerto muchos en el intento. Entonces claramente estuvo la mano de Dios con David y sus hombres. Y David inmediatamente reconoce eso. Sus hombres como que tienen la idea de que recuperaron todo por sus propias fuerzas, no? Es que nosotros somos muy buenos guerreros. Nosotros tuvimos la fortaleza de seguir en la persecución y llegar y acabamos con todos. Pero David les dice no, no, no, no, no se equivoquen. Recuperamos todo porque Dios nos ayudó, porque Dios es bueno. Entonces, aquí al comienzo tenemos un recordatorio de lo prontos que hemos de ser para darle las gracias y la gloria de Dios por cualquier victoria o bendición en nuestras vidas. eso es algo que seguido pasamos por alto, ¿no? Andamos orando y andamos pidiéndole a Dios por un tema que nos angustia, Dios contesta, nos libra, y estamos del otro lado y ni siquiera le damos las gracias, ni siquiera volteamos a reconocer que Dios contestó, Dios sobró a nuestro favor, Dios nos mostró gracia, muchas veces se nos olvida. Algo bueno pasa en tu vida, en mi vida, Y si pasa, viene de la mano de Dios. Nunca lo podemos olvidar. Otra lección inicial es que cuando Dios nos bendice, hemos de tener el deseo de bendecir a otros. Eso es lo que David tiene aquí con los 200 que se quedaron atrás porque ya no aguantaron el ritmo de la persecución. Eso es lo que quiere hacer. Tiene compasión. Dice, Dios fue bueno con nosotros, así que nosotros vamos a ser buenos con ustedes. David tiene este deseo de imitar a Dios. Y la actitud de David Me recuerda al pasaje de Mateo 10 cuando Cristo envía a sus discípulos a predicar. Les dice, de gracia habéis recibido, da de gracia. Este debe ser un principio en la vida de cualquier creyente. Todo lo que tenemos lo hemos recibido de gracia y hemos de andar buscando dar también a otros de gracia. Lo que tenemos, sea lo que sea el evangelio en el contexto de este pasaje o talentos o recursos, todo nos vino de la mano de Dios. Nada lo merecíamos. y hemos de imitarlo a Él siendo generosos con otros cuando tenemos la oportunidad. Según 1 Corintios 11, los creyentes tenemos la meta de ser imitadores de Dios. Y Dios es el que todo el tiempo anda administrando gracia, siempre anda siendo bondadoso, mostrando su bondad. Nosotros hemos de ser imitadores de Él. Eso es algo que seguido se nos olvida. Pero ese es nuestro gran objetivo como creyentes. Cada día tenemos la meta de imitar a Dios, ser imitadores de Dios. Y esa es la actitud que vemos en David. Pero no todos los que seguían a David eran verdaderos creyentes. Esto ya lo hemos visto antes. Habían muchos hombres malvados que los seguían, que eran rebeldes, que estaban en contra de Saúl, en contra de su reinado, estaban molestos y seguían a David, pero simplemente eran rebeldes. No era que eran creyentes, no era que habían encontrado en David un líder espiritual. Habían hombres inconversos muy malvados y de esos malvados corazones salen estos llamados a dejar a los 200 que se cavaron atrás sin nada. Parece increíble pero no sólo les quieren retener el botín adicional que capturaron, ni siquiera les quieren regresar lo suyo que les fue robado por los amalequitas. David es el único en términos humanos que frena a estos hombres malvados de lo que querían hacer. Y desde la perspectiva de David es fácil ver motivos para la generosidad que mostró en esta ocasión. Dios por años lo ha rescatado de las peores situaciones, incluso de decisiones pecaminosas como su deseo de matar a Naval, ¿se acuerdan? David es consciente de que si Dios no me hubiera rescatado una y otra vez, habría terminado mi vida en un desastre hace mucho. Eso lo mueve a mostrar misericordia y gracia a otros. Eso lo mueve a ser un imitador de Dios. Busca imitar lo que Dios ha hecho con él. Pero ahora la pregunta es, ¿qué tan conscientes somos nosotros de la misma realidad de nuestras vidas? Si no fuera por Dios rescatándome a mí una y otra vez, mi vida habría terminado en desastre. ¿Creemos eso? estamos convencidos de eso y si lo creemos como lo reflejamos entonces el mensaje de hoy se trata de nuestras reacciones a la gracia el título del mensaje es molestos por la gracia vamos a tomar este evento en la vida de david y vamos a expandir más el tema con la ayuda de dios para aplicarlo a nuestras propias vidas así que los invito a buscar en mateo capítulo 20 mateo 20 Aquí encontramos una de las parábolas de Cristo que nos va a ayudar a entender lo que estaba pasando en los corazones de los hombres de David. Y no solo los vamos a ver a ellos. Vamos a examinarnos también a nosotros mismos para ver si hemos tenido la misma reacción a la gracia que tuvieron estos hombres, entre comillas, malvados. Comenzamos la lectura en el último versículo del capítulo 19. Como saben las divisiones de capítulo y versículo en la Biblia no fueron inspiradas divinamente, las divisiones fueron agregadas mucho tiempo después y aunque no son muy útiles no siempre cortan en el mejor lugar. Entonces Mateo capítulo 19 termina diciendo muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros. Esta tremenda afirmación llega como respuesta a una pregunta que le hizo Pedro a Cristo. Más adelante lo vamos a ver. Cristo le responde a Pedro diciéndole que muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros. Y la parábola del capítulo 20 está ligado al mismo tema. Es parte de la respuesta que Cristo le dio a Pedro. Así que comenzamos leyendo en 20 versículo 1. Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre dueño de un campo que salió al amanecer a contratar obreros para su viña. habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió también como a la tercera hora y vio que otros estaban en las plazas, en la plaza, desocupados, y les dijo, y también vosotros a mi viña, yo os daré lo que sea justo, y ellos fueron. Salió otra vez a la sexta hora y a la novena hora e hizo lo mismo. También alrededor de la undécima hora salió y vio que otros estaban ahí y les dijo, ¿por qué estáis aquí todo el día desocupados? Le respondieron, porque nadie nos ha contratado, así que les dijo, y también vosotros a la viña. Al llegar la noche, dijo el señor de la viña a su mayordomo, llama a los obreros y págales el jornal. Comienza desde los últimos hasta los primeros. Entonces vinieron los que habían ido cerca de la undécima hora y recibieron cada uno un denario. Y cuando vinieron, los primeros pensaron que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, murmuraban contra el dueño del campo, diciendo, estos últimos trabajaron una sola hora y los has hecho igual a nosotros que hemos soportado el peso y el calor del día. Pero él respondió y dijo a uno de ellos, amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conveniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Pero quiero darle a este último como a ti. No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío. ¿O tienes envidia porque soy bueno? Así los últimos serán primeros y los primeros últimos. Hay varias aplicaciones de este pasaje. Probablemente la más conocida tiene que ver con cómo los creyentes somos llamados por Dios y salvados en diferentes etapas de la vida. Esa aplicación es fácil de entender. La vemos ilustrada aquí mismo, aquí entre nosotros el día de hoy. Llega a pasar que Dios salva a niños que apenas van comenzando sus vidas. Después tenemos a jóvenes también convertidos a una edad temprana. Podríamos pensar que entre los 15 y hasta los 30 años de edad. Muchos son convertidos como si fuera el mediodía a la mitad de sus vidas, entre los 30 y los 50. Luego están los que conocen a Cristo de los 50 en adelante. Y finalmente están los que son convertidos al final de sus vidas, faltándole sólo unos años o unos días o unas horas por vivir. Hay pocos casos así, pocos, tanto en la Biblia como en nuestra experiencia, pero sí existen. Entonces, esa tal vez es la aplicación más conocida de esta parábola de los obreros. Hay otras, pero la aplicación que tenemos en la mira relacionada a las quejas de los hombres de David es esta. La aplicación de los que se molestan por la por la gracia. Los 200 hombres de David no querían compartir con los 400, no querían compartir con los 200 que se quedaron atrás. Eso es lo que nos interesa hoy. Vamos a hablar de las reacciones que tenemos a la gracia soberana de Dios. La reacción que tenemos cuando Dios le muestra gracia y favor a otros. ¿Cómo reaccionamos cuando Dios derrama gracia en otro que no sea yo? Esa pregunta nos dice mucho acerca de nosotros mismos, mucho acerca de nuestro corazón. Así que esto es lo que nos toca en la porción de la vida de David. Y aquí nos vamos a estacionar por hoy. La mayoría de nosotros diríamos que la gracia es uno de los grandes distintivos de esta iglesia. Hablaríamos de las doctrinas de la gracia como una de las doctrinas más importantes de la Biblia. Algo que nos diferencia de otras iglesias. Ahora, sabemos que la gracia no es lo único importante en la Biblia. Toda la Biblia es importante. No podemos hacer caso omiso de nada. Toda la Biblia es la palabra de Dios. Pero la gracia es central al entendimiento del verdadero evangelio y el verdadero camino de salvación. La palabra gracia está en nuestro nombre como iglesia. Muchas de nuestras iglesias hermanas también tienen la palabra gracia en su nombre y es porque en este país y en el mundo la mayoría de las iglesias no creen ni entienden la gracia. La mayoría de las iglesias, incluso las que llamaríamos evangélicas e incluso muchas bautistas en México, desechan la gracia, ignoran la gracia, niegan la gracia, al punto que en muchas iglesias el pastor ni siquiera entiende de qué se trata la gracia. Si le pidiéramos una explicación clara, no la podría dar. Por eso son tan importantes los medios para comunicar doctrina sana, por eso son tan importantes los institutos pastorales, Por eso es tan importante nuestro testimonio como creyentes que creemos en la gracia de Dios. La gracia es favor no merecido. Es recibir algo que no mereces, que no te ganaste y que incluso puede ser completamente contrario a lo que sí mereces. Dios dice que todas las cosas buenas que Él da a los hombres, sea lo que sea, nuestra vida, nuestras bendiciones temporales, todo es por gracia. Todo es por gracia. es algo que no merecemos. Ahora, hay dos tipos de gracia, gracia común o general, que nos alcanza a todos, dándonos cosas buenas que no merecemos en esta vida. Pongan ustedes lo que quieran en la lista, salud, trabajo, dinero, familia, pongan ustedes lo que quieran. Cualquier cosa buena es parte de la gracia común. Y luego está la gracia especial o salvadora, que Dios da solo a los que quiere salvar eternamente. Nadie merece esta gracia especial. Pero aún así, Dios la otorga a quien quiere y vean, a nadie le da explicaciones. Dios a nadie le da explicaciones, salvo lo que nos dicen romanos. Vamos a leer en Romanos 9 y en Efesios 2. La única explicación que Dios da a por qué Él elige a algunos para salvación y a otros no los elige, en Romanos 9.15. Tendré misericordia del que tendré misericordia. Me compadeceré del que me compadeceré. Así que no es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Y nos dice lo mismo en Efesios capítulo 2, versículo 8. Gracias, soy salvos por la fe. Esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe. Ahora, al mismo tiempo, Dios nos dice que es responsabilidad de todos buscarlo. Al mismo tiempo nos dice esto. Todos somos responsables de buscar la salvación en Cristo. Y muchos no entienden esto. Les parece contradictorio. Muchos huyen de iglesias donde se predica todo el evangelio. Donde se predica lo que hay aquí. Lo que Dios dice. Huyen de esto porque les parece contradictorio. Pero el problema está en nosotros. En nuestra mente. En nuestro corazón. El problema no está en Dios. El problema está en nosotros. Que nosotros no podamos entender esto del todo, no cambia nuestra responsabilidad de creerlo. Cristo afirma que todo lo que el Padre me da, vendrá a mí. Y al que a mí viene, no lo echo fuera. Aquí están las dos cosas en un solo versículo. La Biblia enseña tanto la gracia soberana de Dios como la responsabilidad del hombre. Aquí afirmamos creer ambas verdades. Nadie tiene la capacidad de entregarse a Cristo si Dios no lo trae, pero nadie podrá culpar a Dios por su propia perdición. Nadie podrá culpar a Dios por su propia perdición. Entonces, yo sé que muchos de ustedes conocen esto al derecho y al revés, o eso espero. Pero hay que repasarlo de vez en cuando. La pregunta de hoy es si realmente amamos que Dios es soberano en aplicar su gracia. Y vamos a ver que esa pregunta no es tan sencilla como parece ser. Muchos de nosotros diríamos que amamos la gracia, que la gracia es nuestra doctrina favorita. Pero tal vez no nos gusta tanto. Como como decimos. Realmente nos gusta ver la gracia de Dios en la vida de otros. Cualquier creyente sincero tiene que reconocer que más de una vez ha sentido dolor, molestia y hasta decepción con cómo Dios administra su favor no merecido. Todos hemos sentido que Dios no me dio lo que debía alguna vez o que Dios le dio a otro lo que debió darme a mí. Y vean, no somos los únicos que nos hemos sentido así. Elías se sintió así bajo el enebro. Job se sintió así, sentado en cenizas después de perderlo todo. Los apóstoles en más de una ocasión se sintieron así. Creían merecer más que otros. Se peleaban por quién sería el mayor en el reino de Dios. Todos tenemos problemas con cómo Dios administra su gracia. Todos, como vamos a ver. Nos inconformamos con cómo nos ha tratado y nos molesta cuando Dios derrama su gracia en otro que no sea yo. Pensamos, Señor, ¿por qué le das eso a él y a mí? No. ¿Por qué mi hermano tiene esto y yo no? Señor, ¿por qué tengo que ver el éxito que quiero para mí en la vida de otros? A resumidas cuentas, pensamos que Dios está siendo injusto con nosotros. que Dios nos quedó a deber. ¿Será posible eso? ¿Que Dios nos quede a deber? ¿Realmente será posible? Todos hemos caído en la trampa de formarnos expectativas sobre cómo va a ser nuestra vida. Asumimos que sabemos lo que va a ser Dios y cómo nos va a bendecir. Y cuando no pasa, damos lugar a este tipo de pensamientos necios. Dios me quedó a deber. Entonces, retomando el pasaje, Regresemos al capítulo 19 de Mateo para ver más del contexto de la parábola que leímos en el capítulo 20. Hay una pregunta que hace Pedro en el versículo 27. La pregunta viene después de que Pedro observa todo el discurso entre Cristo y el joven rico, que termina con Cristo diciéndole en 1921, si quieres ser perfecto, vende tus bienes, dalo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo. pero ahí no acaba, dice, y ven, sígueme. Vean, Cristo no le estaba diciendo compra tu camino al cielo. Le está diciendo, deja tu pecado favorito, deja las riquezas que controlan tu corazón y sígueme. Pero Pedro escucha esta promesa de que tendrás tesoros en el cielo y en el versículo 27 pregunta lo siguiente. He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué hay pues para nosotros? Pedro escucha todo el discurso con el joven rico y se pone a pensar. Yo sí, yo dejé todo. Yo tenía un buen negocio de pesca, lo dejé. Lo que este joven rico no quiere hacer, yo ya lo hice. Así que hace su pregunta. Nosotros le hemos dejado todo, te hemos seguido. ¿Qué hay para nosotros? Vean, tienen un compromiso. quiere un contrato de parte del señor y ven la respuesta de Cristo en el versículo 28 de cierto de cierto os digo que en el tiempo de la regeneración cuando el hijo del hombre se siente en el trono de su gloria vosotros que habéis seguido os sentaréis también sobre 12 tronos para juzgar a las 12 tribus de Israel y todo aquel que deja casas o hermanos o hermanas o padre o madre o mujer o hijos o campos o sea posesiones por causa de mi nombre recibirá cien veces más y heredará la vida eterna en pocas palabras la respuesta de cristo para pedro es no te preocupes pedro yo si cumplo mi recompensa es cien veces más que cualquier sacrificio que hayas hecho por mí nadie nunca se va a arrepentir de sacrificar en la causa de cristo pero ahí no termina al final viene una cosa más una advertencia Cristo dice, pero aguas, aguas, Pedro. Cuidado, Pedro. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros. ¿Por qué la advertencia? Cristo procede a explicarlo con la parábola que vimos en el capítulo 20. ¿Qué pasa en esta parábola? El dueño de un campo decide contratar obreros que le trabajen su viña. Así que al amanecer, a las seis de la mañana, va y contrata, contrata trabajadores. A estos obreros les espera una jornada de 12 horas. De las 6 a las 6, 12 horas les esperan. Les promete un denario, el salario mínimo. Un día de trabajo valía un denario. Así que el acuerdo con todos estos que comienzan a las 6 es, ustedes trabajan 12 horas, yo les doy un denario. Pero ahí no se acaba. Después sale el dueño a las 9 am, a las 12 del día, a las 3 y a las 5 de la tarde. Cada vez invitan más obreros a su viña. Ahora, ¿cuál es la diferencia entre los que empezaron a las 6 y todos los demás? ah pues fácil hermano empezaron a trabajar más tarde sí pero la otra diferencia es que no acordaron un sueldo no acordaron un sueldo no hubo un contrato ni una promesa sobre la cantidad que recibirían por su labor los demás el primer grupo acordó nosotros trabajamos todo el día tú nos pagas un denario pero los que entraron a las 9 a las 12 a las 3 a las 5 no acordaron nada El dueño solo dijo, les daré lo que sea justo, ustedes vayan, ustedes pónganse a trabajar. Entonces vamos de vuelta al texto, en el versículo ocho. Al llegar la noche, dijo el señor de la viña a su mayordomo, llama a los obreros y págales el jornal. Comienza desde los últimos hasta los primeros. A los que trabajaron todo el día, los puso al último, hasta el final de la fila. El dueño invierte el orden por completo, puso primero a los de las cinco, luego a los de las tres, etcétera. Normalmente, ¿qué haríamos en esta situación? Diríamos, los que llevan todo el día están cansadísimos, pónganlos al principio, páguenles y que se vayan a descansar. Pero el dueño en la parábola de Cristo quería que los últimos en la fila vieran lo que iba a pasar con los primeros. Versículo 9, entonces vinieron los que habían ido cerca de la undécima hora, a las cinco, recibieron cada uno a un denario y cuando vieron los de las seis a M, pensaron que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario. O sea, los de las 6am, ven, están ahí en la fila esperando, ven lo que está pasando y dicen, ¿ya vieron? Fíjense, algunos hay distraídos. Oigan, ¿ya vieron lo que está pasando aquí? Todos los que trabajaron una hora o tres o medio día, les están dando un denario. No, hombre, ahora sí nos va a ir bien. Ahora sí nos va a tocar. Pero les tocó lo mismo, un denario, lo que habían acordado. ¿Y qué hicieron? Al recibirlo, murmuraban contra el dueño del campo, diciendo, estos últimos trabajaron una sola hora y los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor del día. Se enojaron estos cuates. A pesar de que tenían un acuerdo y el dueño cumplió con el acuerdo. Están enojados, se sienten abusados. Creen que el dueño se aprovechó de ellos. Y el dueño se percata, se acerca a uno de ellos y le dice, no te hago ninguna injusticia. Conveniste por un denario conmigo, toma lo que es tuyo. Yo quiero darle a este último como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿Tienes envidia? ¿Porque soy bueno? Así los últimos serán primeros y los primeros últimos. Ahora, recuerden que esta parábola surgió después de una pregunta de Pedro. Pedro se identificaba o se veía como uno de los de las seis AM. en la parábola. Él decía, yo soy como el de las seis, yo desde el principio, yo estuve aquí, estuve talachándole, estuve siguiendo, es un creyente que ha dejado todo, estoy siguiendo a Cristo, quiero saber cuál va a ser mi recompensa, quiero un contrato como los de las seis a M. A veces parece que nosotros nos autoapontamos para ser los policías de la gracia. Dios le da un carro al hermano de al lado y nosotros por más que juntamos no alcanzamos. Dios le da un buen trabajo al hermano de al lado, y nosotros por más que buscamos, no damos con uno. Dios le da pareja al hermano de al lado, a nosotros no. Así que andamos por ahí pensando, tú no te mereces eso. Vemos cómo Dios bendice a alguien más, y pensamos, tú no te mereces eso. Mi hermano no se merece eso. Y vean, es verdad. No lo merece, pero no lo merece nadie. Es la gracia de Dios. Empezar a pensar en términos de lo que me merezco, siempre es mala idea. Siempre es mala idea. Reclamarle a Dios, dame lo que merezco. Grave error. Porque lo que merezco es el infierno. Es lo que todos merecemos. Ahora, regresando al ejemplo de los obreros, los que comenzaron a las 6am tenían un contrato, un acuerdo. El señor de la viña cumplió. Hizo lo que acordaron. Ninguno de los que salieron a las seis podía decir, es que él quedó en esto y no nos cumplió. Nos quedó a deber, me robó, incumplió. Es lo mismo con todos nosotros. Ninguno de nosotros puede decir, Dios me ha hecho mal. Lo que me prometió, no me lo ha dado. Nadie puede decir eso. Quien crea que sí, está en pecado y en una situación muy peligrosa. Dios es bueno. ha sido bueno con nosotros. Y vean, en un sentido, en cuanto a la bondad de Dios, todos somos los de las seis y todos somos los de las cinco. Ninguno de nosotros puede decir que Dios ha incumplido una sola de sus promesas y todos hemos recibido infinitamente más de lo que merecemos, como los de las cinco. Somos los de las seis y somos los de las cinco. Así que, entendido eso, cuando vemos la gracia de Dios aplicada en la vida de otro creyente que no soy yo, Dios quiere que nos gocemos con los que se gozan. Cuando Dios es bueno con otros, debemos gozarnos. Cuando Dios usa a otros, debemos gozarnos. Amargarnos cuando Dios bendice a otros tiene su raíz y su origen en una soberbia inflada. Viene de sobreestimarnos. George Whitefield, uno de los pastores más usados de Dios en la historia, Un hombre que muchos piensan predicó a más personas que cualquier otro desde los días de los apóstoles, o al menos hasta antes de que tuviéramos medios modernos de comunicación, pidió que se escribiera en su tumba, aquí yace el siervo inútil del señor George Whitefield. Entonces, si eso fue George Whitefield, ¿qué seremos nosotros? Todos debiéramos vernos como se veía Whitefield. Y cuan lejos de esa perspectiva correcta está el descontento con Dios o la envidia porque Dios le dio algo a mi hermano que yo quería para mí. Todos debemos de tener esta perspectiva de nosotros mismos. Entonces, lo primero que tenemos. Lo primero que tenemos que decir. Es que si eres un creyente. Tú no necesitas un contrato de parte de Dios. No necesitas un sindicado que abogue por ti, que garantice tus derechos. Dios siempre nos da más de lo que merecemos. Su paga es infinitamente mejor que la del mundo. Si tú te identificas con los de la 6am, si fuiste siguiendo la historia y pensaste, pues sí, ¿cómo se le ocurre al dueño hacer eso? Estás peleando contra la gracia de Dios. Te estás peleando con el mismo favor no merecido que te salvó y te dio todo lo que tienes. Esa es la misma actitud malvada que tenían los hombres de David. A veces no nos gusta tanto la soberanía de Dios. Se nos olvida que no merecemos nada y empezamos a pensar otra vez en términos de mérito. Empezamos a pensar que no merezco esto o si merezco esto, a pesar de que decimos querer y amar la gracia. Un ejemplo de esto lo vi en un viaje hace años. En ese viaje me llevé unos regalos para un buen amigo. Pero cometí el error de darle los regalos a la vista de otros. Yo, torpemente, no pensé en la reacción que pudieran tener otros, no lo hice a propósito, como el señor de la viña, queriendo que otros lo vieran para dar una enseñanza o algo por el estilo. Simplemente nunca pensé que eso sería un problema. Estaba muy equivocado, muy equivocado. Varios se ofendieron, hasta hubieron reclamos por debajo del agua, por distintos canales. ¿Cómo es posible? A las personas que me vieron no les gustó que se administrara gracia en alguien más. Yo di esos regalos no porque le debiera algo a mi amigo, se los di por pura buena voluntad, pura gracia, pero eso causó molestia en otros. Y lo mismo pasa cuando vemos que Dios da bendiciones o prosperidad económica o puestos de servicio a otros. De repente estamos pensando en términos de mérito, como los que se quejaron en la parábola. Pensamos que estamos en una competencia con otros creyentes. Yo llevo más tiempo como creyente. Yo he sido más fiel. He trabajado más. Pensamos como los de la 6am. He soportado la carga y el calor del día. Yo merezco esto. Yo merezco más que ellos. olvidamos que Dios es soberano en la administración de su gracia en todas sus formas. Incluso es redundante decir gracia soberana. Es un pleonasmo. Si es gracia, es soberana. Por definición, la gracia no es una deuda, no es una obligación. Por lo tanto, puede ser dado a cualquiera, en cualquier forma, en cualquier cantidad, sin condiciones, de manera soberana. Dios no nos debe su gracia. Y si somos los de la 6am, si no estamos de acuerdo y nos sentimos con Dios por cómo y dónde administra su gracia, su respuesta es la misma que dio en la parábola. ¿No me licito hacer lo que quiero con lo mío? ¿Tienes envidia porque soy bueno? ¿Tú eres el policía de la gracia? ¿Dios te ha dado la tarea de andar vigilando cómo Él administra la gracia? No. No nos debemos de meter en el error de andarle reclamando, de pensar que merecemos más, de pensar que nos robó, que nos incumplió. Hemos de gozarnos con los que se gozan. Eso es lo que Dios quiere en nosotros. En el siglo XIX, en Londres, había un pastor que se llamaba James Wells. James pastoreaba una congregación de 1,200 personas. Era un hombre admirado, aunque cuestionaríamos si esa es una palabra correcta para usar en términos de un pastor o un ministro, pero admirado por muchos, talentoso, escritor, pero de repente llega a su ciudad un nuevo pastor de solo 19 años. Ese joven empieza a predicar y no hay templo ni edificio en Londres donde entren todos los que quieren escucharlo. El joven se llama Charles Spurgeon. Más de uno reaccionó mal a cómo Dios derramó gracia en el hermano Spurgeon y por medio de él. Hemos visto otras historias como esta y hay muchas, hay múltiples historias acerca de este mismo tema con Spurgeon. Hubieron miembros en la iglesia de James Wells que dejaron su iglesia para ir a escuchar a Spurgeon. James le predicaba a una congregación de 1,200. Hoy día consideraríamos que Dios lo estaba abusando tremendamente, que Dios estaba bendiciendo muchísimo la obra. Pero tenía al lado a un Spurgeon que llegó a predicarle a más de 20,000. Entonces, ¿cómo reacciona James? Empieza a escribir en contra de Spurgeon. Incluso publicamente, escribir públicamente atacándolo. Empieza a difamarlo. James era considerado uno de los grandes defensores de las doctrinas de la gracia en sus días. Pero de repente Dios muestra gracia en la vida de otro y ya no le gusta. Ya no le gusta tanto. Por eso Cristo dijo muchos primeros serán últimos. Y muchos últimos serán primeros. ¿Qué significa eso? Significa que muchos que creen ser primeros, muchos que son primeros en su propia opinión, van a descubrir que son últimos. Muchos que parecen ser primeros serán últimos. Así que cuidémonos de caer en esta trampa, hermanos. Ahora vamos a tocar algunos puntos finales. Primero, si tú tienes lugar en el reino de Dios, si Dios te ha salvado de tu miserable vida sin él, gózate en eso. ¿Qué más queremos? Regocíjate en eso. He visto varias veces hermanos que dan el ejemplo de si Dios simplemente nos salvara y nos dejara aquí sin todas las promesas del cielo y del mundo venidero y nos dejara aquí para servirle eternamente, Sí, en los cielos nuevos, la tierra nueva. De todos modos nos había bendecido de una manera increíble. Sería grandioso. Pero nos ha prometido muchísimo más. Entonces, si tienes lugar en el reino de Dios, regocíjate. Tú te has de levantar cada día considerándote creyente, si tu vida está entregada a Dios, si estás en Cristo, si tienes una relación verdadera personal con Él, todos los días te debes de levantar sintiéndote de las personas más afortunadas sobre la faz de la tierra. ¿Qué más pudo haber hecho Dios por ti que salvarte de ti mismo, que dar a su Hijo? para salvarte como cantábamos al principio, cuando nosotros sobre de él fueron nuestro pecado, nuestra maldad. ¿Qué más pudo haber hecho por nosotros? Hemos de levantarnos todos los días sintiendo que somos las personas más afortunadas sobre la faz de la tierra. Si caemos en este error de pensar de no, es que yo quisiera ser como aquel y yo quisiera estar colocado como este y quisiera tener aquello, cuán grande es nuestro error. Ahora, si además tienes oportunidad de servir a Dios y hemos visto en las semanas con el hermano Tomás que estuvo predicando sobre esto, hemos visto que todos tenemos oportunidades grandes de servir a Dios. Si además de que somos salvos y estamos en Cristo, tenemos oportunidad de servir, hay que regocijarnos más. Más. Teniendo estas dos cosas, Tú eres más privilegiado y bendecido que todos los billonarios que viven sobre la faz de esta tierra. Las personas en mayor eminencia, más famosas, más ricas, que viven en los palacios de este mundo, somos más privilegiados. Entonces tenemos que vivir recordando esto todos los días. Todos los días. Tenemos que levantarnos recordando esto. En segundo lugar, no hagas contratos con Dios. Esta es una trampa muy peligrosa. No trates de llegar a acuerdos con Dios. Esto lo vemos todo el tiempo. Lo vemos en las películas, lo escuchamos de la boca de personas que nos rodean. Dios, si tú haces esto, te prometo que tal y cual. Y te juro que tal y cual. Si me das esto, yo te voy a dar esto. No trates de llegar a acuerdos con Dios. No te hagas expectativas de que Dios va a hacer las cosas en tu vida y tu futuro conforme a tu plan. No pienses, Dios, si yo hago esto, tú me das aquello. Siempre un error, siempre un error. Muchos quieren dictarle a Dios lo que Él les va a dar, lo que Él tiene pensado para sus vidas. Como yo soy hijo de Dios, va a darme un trabajo así y asá, luego va a darme una pareja como la que siempre he querido, mis hijos van a ser grandes éxitos, voy a vivir tanto tiempo. Otro grandísimo error, grandísimo error. Me voy a jubilar a tal edad, me van a dar tal puesto de servicio. Eso es tratar de obligar a Dios a hacer lo que tú quieres. ¿Dios va a hacer lo que tú quieres? No. Va a hacer algo mejor. Pero no como predican en las iglesias de la prosperidad, ¿no? Tú quieres mil y te va a dar cien mil. Y tú quieres un Mazda o tú quieres un Chevy y te va a dar un Mercedes. No, no, no. Eso son mentiras. En términos espirituales va a hacer cosas mucho mejores, mucho más maravillosas de lo que tú jamás soñaste. No te hagas expectativas sobre lo que Dios va a hacer o lo que va a darte aquí en este mundo. Busca primero su reino y pídele que te ayude a vivir contento con su plan. Ponlo en el primer lugar a él. Deja de preocuparte por lo que te va a dar Dios. Sus planes siempre son mejores que los tuyos. En tercer lugar, debes estar convencido siempre que Dios ha sido bueno contigo. Yo pienso que en la vida de los creyentes, uno de los pecados más grandes es la ingratitud. La falta de gratitud. Dios nos ha dado siempre más de lo que merecemos. Cada día de nuestras vidas. Si no estás convencido de eso, no has entendido nada. Si te permites estar dudando de eso siempre, solo te estás dañando a ti mismo. Dices, pero Dios está tratando mejor al hermano fulanito. ¿Cómo sabes? ¿Tú no sabes eso? Sólo ves las apariencias. ¿No sabes qué luchas tiene tu hermano? ¿Es imposible para ti realmente compararte con otro y saber que Dios le ha dado más? Y si sí le ha dado más, es su prerrogativa. Nosotros no merecemos nada. Además, la perspectiva para todo creyente de sí mismo debe ser la que nos da Pablo en 1 Timoteo, la misma de George Whitefield. 1 Timoteo 1, versículo 15. Fiel es esta palabra, digna de toda aceptación, que Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores de los cuales yo soy el primero. La única perspectiva válida, y esto es algo que yo estoy convencido, debe estar en el continuo en la mente de cada creyente, en sus oraciones, en sus pensamientos, contraatacando contra el descontento, contra la molestia por la gracia en la vida de otros, Debemos estar pensando siempre, yo soy el primero de los pecadores, yo soy el último de los creyentes, yo estoy al final de la fila, yo merezco estar al final de la fila, todos los demás deberían estar adelante de mí. La única perspectiva válida que puedes tener de ti mismo es esta, a la luz de la palabra de Dios. Eso significa, o sea, interpretado significa que tú debes estar convencido que Dios ha sido mejor contigo más bondadoso contigo que con cualquier otro entonces esto de no es que como que Dios está bendiciendo más al otro al hermano de al lado como que Dios y ya vimos en cuanto a los inconversos la semana pasada cómo se interpreta eso ellos están en deslizaderos ellos no tienen a Dios por supuesto que Dios te ha bendecido más a ti que a una persona que no conoce a Cristo pero si tú andas como policía de la gracia juzgando lo que Dios está haciendo en la vida de otro hermano Ya incumpliste con esto. Ya te saliste de esta perspectiva. Esta es la perspectiva. Dios ha sido más bondadoso conmigo, mejor conmigo que con cualquier otra persona sobre la faz de la tierra. ¿Por qué me salvo a mí? Que soy el peor de los pecadores. Cuarto. Tenemos que aprender a gozarnos en toda la gracia de Dios. Gózate en la gracia de Dios para contigo. Gózate en la gracia de Dios para con otros. vas a ser una persona mucho más feliz, mucho más contenta, mucho más agradable a Dios, si aprendes a gozarte y darle gloria a Dios por lo que está haciendo en la vida de otros. Eso es lo que somos llamados a hacer, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Somos llamados a estar felices, igual de felices, si Dios hace algo por otro, como si lo hubiera hecho para mí. El que entró a las seis, que se enojó con Dios y se enojó también con el de las cinco, o sea, no solo se enojó con Dios, se enojó con el de las cinco también, porque tú no te mereces eso. Pudo haber estado feliz. Gracias a Dios, hermano, te pagaron a ti, me pagaron a mí, los dos tenemos que llevar a nuestras familias. Qué bueno. Gracias a Dios. Esto es lo que hizo David cuando repartió el botín que recuperaron entre los doscientos que se quedaron atrás. Nosotros hemos de recordar sus palabras, las palabras de David en el Salmo 145, versículo 17. Justo es Jehová en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. Dios ha sido más que bueno contigo y conmigo. Somos tan malvados que hemos pasado días enteros a veces largas temporadas de nuestras vidas como creyentes pensando que Dios no ha sido bueno conmigo nunca nos ha tratado de manera injusta todo lo contrario es gracia sobre gracia y si tú estás sin él el día de hoy este mensaje ha sido principalmente para creyentes pero si tú estás sin él el día de hoy y estás pensando que vale más la pena perseguir las vanidades de este mundo Que el mundo tiene más que ofrecerte que Dios Que vas a ser feliz sin Dios Nunca vas a hallar lo que buscas Dios puso la eternidad en el corazón de los hombres Nada puede llenar esa hambre, ese deseo con el que te levantas todos los días y andas todos los días buscando con qué llenarlo, con la próxima compra, con la próxima ganancia, con el próximo evento, con la próxima fiesta, con el próximo puesto en el trabajo. Es que si solo llego a tal nivel, es que si solo vivo tal experiencia, es que si solo alcanzo esto, va a desaparecer esa hambre que hay en mi corazón. Nunca se va a desaparecer. Y este solo es comienzo de dolores. Porque sin Cristo te espera una eternidad hambriento, una eternidad en dolor, una eternidad en sufrimiento. Sin Cristo no tienes nada. Lo que tienes ahorita por su buena voluntad, por su gracia común, se esfumará en un abrir y cerrar de ojos. Y ya no habrá más gracia de Dios para ti. Habrá solo juicio. Habrá solo justa retribución. Justicia, venganza. Si tú estás en Cristo el día de hoy, te estás robando a ti mismo de lo mejor. De una relación con tu Creador, para lo que fuiste diseñado. Dios te creó para disfrutarlo a Él, para encontrarte en Él, para tener vida en Cristo. Si tú no buscas eso, todo lo demás que estás buscando es basura Dios te te lleve en su gracia y su misericordia a Cristo vamos a orar Padre cuán bueno has sido con nosotros gracias por abrirnos tu palabra una vez más Perdónanos por tanto descontento, tantos pensamientos necios, tantos reclamos. ¿A quién tenemos en los cielos si no eres tú? Padre, te rogamos que cada persona aquí pueda decir en verdad que tú eres nuestro tesoro. que en la salvación nos has bendecido más allá de nuestros sueños más locos y exagerados. Si estamos en ti, Padre, tenemos más de lo que jamás soñamos tener. Es asombrosa tu gracia y asombrosa tu misericordia y tu paciencia con los peores pecadores sobre la faz de la tierra. los últimos entre tus siervos. Ayúdanos a buscar primero tu reino, ayúdanos a levantarnos cada día y asombrarnos otra vez porque tú nos has salvado, porque estamos en Cristo, porque te tenemos a ti. Ayúdanos a ver la feria de vanidades de este mundo en su justa proporción, a ver lo que es a estar dispuesto siempre a cambiar todo lo que hay en este mundo por ti, a dejar todo y seguirte a ti. Te lo rogamos en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Molestos por la Gracia
Series La vida de David
¿Cómo reaccionamos cuando Dios derrama gracia en otro que no sea yo…?
Sermon ID | 1030232343263565 |
Duration | 51:30 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Samuel 30 |
Language | Spanish |
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