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Padre, tú que moras en las alturas de los cielos, en esta mañana nosotros alabamos y glorificamos tu nombre, te damos a ti las gracias, Señor, por este hermoso privilegio que tú nos das, donde nosotros podemos compartir tu palabra, podemos aprender de ella, podemos ser edificados a través de ella, podemos alimentarnos espiritualmente hablando, podemos encontrar esa luz en el camino, esa lámpara que nos guía en nuestras sendas. Podemos encontrar en tu palabra también esa confrontación que nos lleva a ser transformados, hasta ser conformados a la imagen y semejanza de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Te damos las gracias por ello. Ahora pedimos, oh Dios, que en tu gracia y misericordia nos concedas el poder captar estas enseñanzas de este tema y que no seamos tan sólo oidores de la misma, sino que también seamos hacedores. Condúcenos, oh Dios, durante este día que tú nos has dado para que nosotros podamos dar mayor gloria y honra a tu nombre a través, oh Señor, de esa obra gloriosa, maravillosa, que tu Espíritu Santo está haciendo en nuestras vidas. Esto te lo pedimos, oh Dios, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador personal. Amén y amén. Bien. Entonces en esta mañana nosotros continuamos el estudio del libro Hábitos de Gracia y hoy nosotros vamos a hablar un poquito bajo el tema Crece en Gracia en la Mesa de la Comunión. Crece en Gracia en la Mesa de la Comunión. Cuando nosotros hablamos de este tema estamos hablando de lo que es la Cena del Señor y debemos de verlo como un banquete, como una celebración, como un momento especial en el cual el Señor nos concede el estar en su presencia junto a la comunión de otros hermanos también que están en las mismas condiciones que nosotros. Entonces, yo puedo decir que la Cena del Señor es un medio ordinario de la gracia de Dios para su iglesia, y digo que es ordinario porque es algo a lo cual nosotros somos llamados a participar con cierta regularidad, independientemente de la dinámica que acostumbren a utilizar las iglesias locales. Podríamos decir, una iglesia local puede hacerlo de manera mensual, o podría hacerlo de manera quincenal, o podría hacerlo de manera semanal. No importa la dinámica, lo cierto es que toda iglesia local debería de tener un orden establecido de los días en que se celebra la cena del Señor. Y nosotros lo vemos como una forma en que Dios entonces está impartiendo esa gracia constantemente al nosotros participar de ello. Entonces cuando nosotros comemos y bebemos de ese pan, de ese vino, pues debemos de verlo como una experiencia excepcionalmente poderosa. ¿Por qué? Porque nosotros estamos entrando en una relación espiritual fortalecida a través de esa celebración. Junto con el bautismo, la cena es uno de esos dos sacramentos que el señor ha instituido para su iglesia, especialmente lo ha instituido como una señal, como un sello y como una forma de él fortalecer a su pueblo, a ese pueblo del nuevo pacto. la gente, diversas iglesias lo llaman ordenanzas y está bien, no hay ningún problema con que una iglesia lo llame ordenanza, principalmente las iglesias bautistas, las iglesias pentecostales, pero la cuestión no es tanto el término que nosotros utilicemos para estos medios de gracia, para estos sacramentos, sino lo que significa. lo que debe de significar para nosotros. Y si administramos estos dos medios de la gracia de Dios como lo manda el Señor, entonces podremos ver que estos medios van a llevar, a moldear, a guiar lo que es la vida de la iglesia a través de esa relación de pacto que Dios ha establecido con su pueblo. prometido desde la eternidad pasada, ¿verdad? Ese pueblo que Dios determinó que habría de salvar por pura gracia, no por nada que haya en nosotros. Entonces, como nosotros hemos visto una y otra vez, los medios de gracia son los distintos canales que Dios ha designado para proveer regularmente poder espiritual a su iglesia. Estos medios de gracia como son los sacramentos, como es la oración, la lectura, lo que hacemos hoy, cuando nos reunimos como iglesia, pues son los medios que Dios ha establecido soberanamente para traer poder sobre su iglesia. Esos medios que el autor de este libro los ha llamado a oír la voz de Dios, ¿Se acuerdan? ¿A través de qué? De su palabra, oír o hablarle al oído a Dios, ¿a través de qué? La oración y su cuerpo, que es la Iglesia. Entonces, las diversas disciplinas y prácticas que el Señor nos ha dado, son esas formas de escucharle, de nosotros hablarle, y todo esto se hace en el contexto prioritariamente, mayoritariamente, del pueblo reunido, que es su iglesia. Se hace en ese contexto. Entonces, cuando nosotros vemos estos medios que Dios nos ha dado, nosotros podemos encontrar que existen diversas formas prácticas de llevar a esa comunidad del nuevo pacto a ser fortalecidos. Nosotros hemos visto de que las iglesias se reúnen en diversos horarios. tienen un tipo de... tienen sermones que son predicados de diversas áreas de las escrituras. Y hoy se van a estar cantando diversos himnos, pero eso lo que hace es contribuir a ese... a ese como ese gran... ¿cómo le diríamos? buquete de flores, así es. que está lleno de diversas flores, rosas, orquídeas, pero todo como con esa gloriosa majestad del Señor que busca darle a él toda la gloria, toda la honra, por los siglos, de los siglos, Amén. Esa es la idea. Toda iglesia debe de seguir por lo menos estos principios regulativos de lo que es la adoración como lo es la predicación de la palabra, la celebración de los sacramentos y la adoración en comunidad. Esa es la clave. Pero dentro de la celebración de los sacramentos, dentro de ellos la cena del Señor, pues nosotros podemos ver el autor del libro nos lleva a considerar cuatro aspectos de lo que es la Cena del Señor. Y eso es precisamente lo que vamos a ver en esta mañana. Este estudio, en comparación con los otros capítulos que hemos visto en los domingos pasados, pues este es un estudio corto. Así que vamos a ver cuatro aspectos de la Cena del Señor para considerarla, al contemplarla como un medio de gracia. Y ahí terminamos con esos cuatro aspectos. Número uno, la gravedad del asunto, bendición o juicio. La gravedad del asunto, bendición o juicio. Una de las primeras cosas que nosotros debemos de notar es que la cena del Señor no se debe de tomar a la ligera. Nosotros, cada vez que nos reunimos, pues previo a entrar a la celebración en sí de la cena del Señor, pues invitamos a las personas a que hagan que cosa. Tengan un momento de examen, ¿verdad? ¿Por qué? Porque la Biblia nos dice que administrar o recibir los elementos de manera indigna pudiera ocurrir algo en nuestras vidas. Y esa es la razón que Pablo le da a los corintios para que se examinen, para que disiernan. ¿Por qué? Porque si no lo hacen, 1 Corintios 11, bueno 27 al 30 todos esos versos nos hablan acerca de ello, pero hay una parte de allí que nos dice, por esa razón si no disiernen, si no consideran con un corazón arrepentido lo que significa participar de esta celebración, pues entonces pudiera darse el caso de que hayan personas débiles, enfermos, en medio de esos que participan sin discernir el cuerpo y la sangre de Cristo, y muchos, muchos duermen. ¿Y qué quiere decir dormir? Entonces eso es lo que ocurre, ¿verdad? En el peor de los casos una persona puede morir cuando no disierne correctamente, cuando no se examina, cuando no se prueba a sí misma. Muchas cosas están en juego, entonces cuando la iglesia se reúne alrededor de la mesa de su Señor muchas cosas están en juego, la bendición y el juicio están en la balanza bendición y juicio están en la balanza y al igual que los otros medios de gracia nosotros no podemos decir que hay neutralidad decir no, bueno yo participo pero no estoy seguro si lo hice correctamente y quizás el señor me va a tener me va a dejarlo pasar por alto verdad porque yo imagínate no hay neutralidad cuando nosotros participamos de este de todo verdad pero estamos hablando de la cena del señor cuando participamos de la cena del señor pues sabemos que o vamos a ser bendecidos al participar de ella o va a llegar juicio a nuestras vidas si no lo hacemos de manera correcta si no participamos de manera correcta Segunda de Corintios, capítulo 2, verso 15 al 16, nos dice que el Evangelio, dice el apóstol Pablo, es fragante aroma de Cristo. Somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden. Para unos, olor de muerte, para muerte, y para otros, olor de vida, para vida. Entonces, mis hermanos, Ese sermón, como dice el autor del libro, es un sermón visible, no es hablado, sino es visible. Ese sermón visible de la Cena del Señor nos lleva de la vida hacia la vida o de la muerte hacia la muerte. De la vida hacia la vida o de la muerte hacia la muerte. La Mesa del Señor no nos va a dejar a nosotros indiferentes, sino que el participar de la Mesa del Señor nos llevará más cerca de nuestro Salvador o nos endurecerá más si participamos de ella indignamente. No quedamos siendo neutrales, Entonces la pregunta que nosotros tenemos que hacernos, ¿qué está haciendo, cómo está obrando la mesa del Señor en nuestras vidas? ¿Nos está llevando a ser indiferentes al participo? Porque a fin de cuentas es un pedazo de pan y una copita, ¿me da lo mismo? o por el contrario yo le doy su real significado y valor al participar de esos elementos que no tienen nada de mágico en sí mismo pero que tiene un gran significado cuando los recibimos por fe. ¿Cómo reaccionamos? ¿Indiferentes o nos acerca más al Señor? No hay neutralidad, no es que me quedo igual, No hay neutralidad. O me acerca o me endurece. cómo obra el participar de la Cena del Señor en nuestras vidas. Eso es lo primero que tenemos que analizar acá y hoy vamos a tener Cena del Señor, así que desde ya usted tiene que comenzar a ver cómo el Señor puede obrar en su vida para su salud espiritual o para el contrario, para endurecerle más y que el Señor envíe juicio si aún no le ha conocido. Entonces, visto este primer punto, el segundo aspecto de la Cena del Señor nos lleva a considerar el pasado repaso del Evangelio, el pasado repaso del Evangelio. Cuando el Señor Jesús instituyó la Cena, Él instruyó a sus discípulos diciéndole hagan esto ¿Cómo fue que dijo? En memoria de mí. Lucas 22, 19 nos habla al respecto. Pero no sólo hoy, no solamente nuestro Señor sino que también el apóstol Pablo utiliza esa misma frase, en memoria de mí, en la primera carta a los Corintios, el capítulo 11, versos 24 y 25, no sé si usted se había dado cuenta, pero allí el apóstol Pablo lo repite dos veces, en memoria de mí, en memoria de mí. Entonces la Cena del Señor es nada más que un banquete conmemorativo que nos lleva nuevamente al pacto sellado en el Calvario, en el Sacrificio de Cristo, en el cual Él se entregó por nosotros. Nos lleva allá, al pasado, en ese momento histórico. Y como dice el autor de manera, yo lo veo Lo dice de manera graciosa pero con verdad, como dice el refrán, yo me río pero es verdad, así es que dice, es un refrán popular. ¿Cómo es que dice Rachel? Yo me río pero es verdad. Él lo dice de manera graciosa allí. Él dice que el bautismo, la cena del Señor, pero también el matrimonio y un buen funeral nos recuerdan a nosotros el sacrificio de Cristo. Y usted preguntará, está bien, el bautismo ya sabemos lo que significa, ya lo vimos, lo hemos visto, la cena del Señor lo estamos viendo, pero por qué el matrimonio? Y por qué un funeral? Y él dice que los casamientos y los funerales pueden ser considerados como medios de la gracia de Dios cuando son abordados con fe. Él dice así. En el casamiento vemos la descripción del pacto entre Cristo y su iglesia, ¿verdad? Eso es lo que representa el matrimonio. Y Él dice, en un funeral, la muerte de la persona que está siendo honrada nos recuerda no sólo que nuestra vida es como la neblina, acorde a Santiago 4.14, sino que también nos recuerda nuestra propia finitud, las consecuencias del pecado y la venida final de Cristo victoriosa sobre el pecado y la muerte, como dice 1 Corintios 15, 54 al 58. Entonces Él dice que estos, la cena del señor, el bautismo, el matrimonio y un buen funeral son recordatorios útiles del evangelio y que pudieran servir cuando una persona lo aborda correctamente como medios de gracia para los que tienen fe. Tiene razón, tiene razón, yo no lo había visto así, pero efectivamente cuando nosotros participamos de un funeral, estamos allí recordando la vida de esa persona y la certeza, si esa persona era cristiana, de que nosotros como cristianos nos volveremos a reencontrar en el más allá, pero eso solamente es posible a través del sacrificio de Cristo. ¿verdad? Y así mismo el matrimonio representa la unión mística entre Cristo y la Iglesia. Cristo es el novio, la Iglesia la novia que se está preparando para aquella gran boda del Cordero. ¿Qué le parece? Interesante, ¿verdad? Interesante. Entonces, la cena del Señor, nosotros no tenemos otras celebraciones muy seguidas el bautismo no se da todos los días, no se da toda la semana ni todos los meses, porque no todos los meses vamos a tener a alguien para ser bautizado, tampoco tenemos bodas todos los meses. tampoco tenemos funerales, verdad? y la idea es que tampoco estemos celebrando muchos funerales, verdad que no? esa es la idea, bueno fuimos hechos para vivir eternamente el pecado fue que rompió esa esa eternidad de nosotros entonces como no tenemos esto todos los días la cena del señor pues viene a ser como ese hábito regular de recordar, de repasar aquello que es de mayor importancia, que es nuestro estado final. Porque la Cena del Señor sí la celebramos, somos llamados a celebrarlo de manera regular, no importando la dinámica que utilicemos para celebrarlo, ya sea mensual, quincenal o semanal, no importa. Lo que importa es que tiene que haber una cierta regularidad. Entonces, esa celebración, ese sacramento, nos lleva entonces a constantemente reimplantar la centralidad del Evangelio en la compañía de los redimidos. Es decir, volvemos a ver de manera visible lo que es el Evangelio en nuestras vidas, juntamente con lo que es la predicación, lo que es la oración y cualquier otro medio de gracia. es una señal, es un sello visible de lo que es el Evangelio. Entonces, esta celebración nos da una representación, una representación divinamente autorizada del Evangelio, porque no es un invento humano, es algo establecido por el Señor. Entonces, cuando nosotros como cristianos recibimos espiritualmente este medio de gracia, mediante los sentidos físicos del gusto, del tacto, del olfato, de la vista, pues cuando lo vemos así, cuando lo estamos recibiendo por estos sentidos, estamos allí viendo de manera dramatizada el cuerpo, partido, la sangre derramada de nuestro Señor y Salvador Jesucristo por nosotros. Así es que lo vemos. Así es que, bueno, por fe debemos de verlo así. Así es que debe de ser recibido por el cristiano. La mesa es un acto de renovación del nuevo pacto que Dios inauguró a través de su sangre. Es un rito repetido de comunión permanente y de perseverancia continua en nuestra aceptación del Evangelio. Nos ayuda a retener la palabra, como dice 1 Corintios 15 2, nos ayuda a permanecer cimentados y constantes, sin movernos de la esperanza del Evangelio. como dice Colosenses 1.23, nos ayuda a ello. Entonces ese es el punto número 2. El punto 2 nos hablaba acerca del pasado, lo que ocurrió allá, nos lleva allá al pasado. El número 3 nos habla acerca del presente, proclamación de su muerte, proclamación de su muerte. Entonces, la Mesa del Señor es más que una simple conmemoración. Ese gran recuerdo que nosotros tenemos del sacrificio de Jesús y la recepción de los elementos con fe conllevan también una proclamación presente de su muerte, de su significado. Eso fue lo que el apóstol Pablo inspirado nos dejó en 1 Corintios 11.26. Todas las veces que coman este pan y beban esta copa, ¿qué nosotros hacemos? Proclamamos la muerte del Señor, ¿hasta cuándo? Hasta que Él venga. Entonces, este sermón visible, al igual que la predicación audible, nos afirma en esa verdad, conforme al Evangelio. conforme también a esa bendición final que el apóstol Pablo le dio a los romanos, romanos 16-25. Todo esto que ustedes reciban sean afirmados en estas verdades. Esto nos reafirma. Pero para poder ser reafirmados en esa verdad, ¿qué debemos de hacer? En la verdad de la palabra, en la verdad de la celebración de la cena del Señor, ¿qué debemos de hacer? Yo estoy solo y no es del domingo pasado, pero no estoy oyendo bien, hablen alto con toda confianza. Tenemos que estar en contacto con la presencia del Señor y orar para que se reciba. Sí, exacto, pero ¿cómo se recibe? Por fe. Por fe, esa es la clave. Todo esto, la predicación, la participación de la Cena del Señor, el bautismo debe de ser recibido por fe. y aquel que participa sin fe es culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Esto debe de ser recibido por fe, como un hecho cierto para mi vida y para los que están ahí a mi lado, ¿verdad? Porque participamos de ello en la comunión de los santos, junto con otros santos. La cena del Señor no se celebra de manera de manera individual. Y mire que, creo que la semana pasada escuché de alguien decir, yo dije, wow, pero todavía tienen la iglesia católica encima, de que había un enfermo y le iban a llevar la cena a la casa. Pero de dónde se inventaron eso. Y me acordé que eso es una costumbre de la iglesia católica romana. de todavía, cuando hay alguien enfermo toman la hostia y se la llevan, pero no, la Biblia nos habla que siempre el participar de estos sacramentos debe de hacerse en el contexto de la iglesia reunida, donde todos participamos de ella. Ok, entonces debemos de verlo así, Nosotros debemos de participar de la Cena del Señor y hacerlo de manera digna, con fe. Estamos participando del cuerpo y de la sangre de Cristo, no físicamente, ¿verdad? No físicamente, sino espiritualmente. Espiritualmente somos nutridos por la fe, con los beneficios que Él obtuvo mediante su muerte, y resurrección. Recibimos esos beneficios. ¿Cuándo los recibimos? Por fe. Entonces, la Cena del Señor es un camino poderoso para profundizar y sostenernos en la vida cristiana. Es un medio de gracia que el Espíritu Santo usa para traer bendición a la iglesia. por eso participamos de ello. Cuando nosotros nos reunimos para participar de la Cena del Señor, con fe, pues debemos de esperar que el Señor nos dé una bendición espiritual al participar de la Cena del Señor. Y no es lo único, Yo estoy haciendo énfasis porque ese es el tema de esta mañana, la cena del Señor, pero también cuando yo participo de la predicación y participo con fe, cuando participo del culto y participo con fe, cuando me uno a los redimidos y canto y lo hago con fe, cuando yo escucho atentamente la palabra de Dios leída y lo hago con fe, cuando yo oro o cuando yo escucho al hermano orar y lo hago con fe, hay una bendición espiritual para mi vida. Quise hacer como ese paréntesis para que entendamos que no solamente es la Cena del Señor que provoca esa bendición espiritual o trae esa bendición espiritual a nuestra vida, sino también todos los demás medios de gracia que Dios nos ha dado. Cuando lo hacemos con fe, pues hay una bendición espiritual a nuestras vidas. y es el Espíritu Santo quien trae esa bendición. Hay una unión espiritual entre los creyentes y con el Señor que es fortalecida y consolidada en la Cena del Señor, por lo tanto no debe de ser tomada a la ligera, nunca debemos de tomar de la Cena del Señor de manera indiferente a la ligera sin darle su debida importancia. Entonces, la Cena del Señor habla acerca del pasado, nos remonta ya lo que el Señor hizo, el presente, cuando traemos estas bendiciones a nuestra vida ahora y participamos con fe de ella, y número cuatro, nos habla acerca de el futuro, a la espera del banquete. a la espera del banquete. La confesión de fe de Westminster, el capítulo 29, sección 1, dice que la mesa recibida con fe es para nuestra nutrición espiritual y crecimiento en él. Eso dicen las escrituras. No sólo fortalece nuestra unión con Jesús, sino también nuestra comunión con los demás creyentes en Cristo. No solamente es hacia arriba, no es solamente soy fortalecido verticalmente, ahí he conocido, en los tiempos que tengo conociendo al Señor, cristianos que ven su relación con el Señor solamente de manera vertical, no es con Dios solamente, pero la Biblia no habla de eso, la Biblia habla de una relación vertical con Dios pero que debe de manifestarse en una relación horizontal con mis semejantes. Entonces la Cena del Señor también nos fortalece en ese sentido, fortalece mi comunión con el Señor pero también con los demás creyentes. Cuando nosotros venimos juntos a la Cena para alimentarnos espiritualmente de Cristo Él nos acerca, no solamente hacia sí mismo, no somos solamente acercados hacia Cristo, sino también hacia otros en el cuerpo. No solamente hacia Él que soy acercado, sino que juntos somos acercados. Primera de Corintios 10, 17 nos dice, puesto que el pan es uno, Nosotros que somos muchos somos un cuerpo porque todos participamos de aquel mismo pan. Es una palabra bonita. ¿Lo leo de nuevo, Esmirna? Sí, gracias. Primera de Corintios 10.17. Puesto que el pan es uno, nosotros que somos muchos somos un cuerpo, porque todos participamos de aquel mismo pan. Entonces, en la mesa nosotros escuchamos la voz de Jesús, nosotros hablamos al oído del Salvador, nos conectamos con él y con otros en su cuerpo. Nosotros recibimos nuevamente el Evangelio representado a través de estos elementos, nosotros respondemos con fe y unimos nuestros corazones en el pan y la copa que compartimos. Es precioso eso. Entonces cuando nosotros participamos de esto, no solamente estamos mirando hacia el pasado, recordando lo que ha ocurrido, no solo eso, es parte, pero no se queda allí en el pasado, ni tampoco solamente estamos viendo el presente y nuestra creciente unión con Cristo, no sólo eso, no se queda allí, oiga bien, no se queda en el pasado, tampoco se queda en el presente, el pasado es muy importante, el presente es muy importante, pero también tenemos que ver hacia adelante, hacia el futuro, hacia el bangete, hacia el bangete venidero de la gran cena de bodas del cual nos hace referencia a Apocalipsis 19. Y como veíamos hace un ratito, como decía nuestro hermano José Miguel, pues todas las veces que nosotros comemos de ese pan, todas las veces que nosotros tomamos de esa copa, proclamamos la muerte del Señor hasta que Él venga. Nosotros solamente comemos pequeñas porciones de pan, ¿verdad? pequeñitas, algunos más grandes porque se parte de diferente forma, pero siempre son pequeñas, pequeñas porciones de pan y bebemos pequeñas copas. Y al verlo así, lo que hay un... Un teólogo dice que al verlo así, al comer tan pequeño y tomar tan poco jugo, lo que eso quiere decir, dice ese autor, que es como un adelanto, es un adelanto de lo que vendrá más adelante. Yo estaba pensando que los supermercados cuando tienen algún producto nuevo la gente y quieren darlo a conocer ¿qué hacen? toman pequeñas cosas y se los regalan a la gente para que la gente le vaya tomando el gusto ¿verdad? y si le gustó mucho y anda con dinero dice ¿dónde lo compro? ¿verdad? es así y el que no anda con dinero dice oye estaba bueno para la próxima yo voy a traer más, voy a traer dinero para comprarlo. Entonces así mismo es la cena del Señor, también viene a ser como ese preámbulo, como ese adelanto de aquel gran banquete que está preparado para nosotros. Entonces participemos así, mis hermanos, viendo lo que ocurrió en el pasado, la forma en que nos fortalece en el presente y lo que nos queda para el futuro. Veámoslo así y participemos y celebremos este sacramento con fe, con fe. Y eso nos va a llevar entonces a crecer, como es el título del estudio de esta mañana, a crecer en gracia en la mesa de comunión. ¿Qué les parece? Pues vamos a dejarlo hasta acá, mis hermanos, y vamos a aprovechar unos minutos. Como les dije, el estudio es corto hoy, entonces tenemos unos cuantos minutos más para ver si hay algunas preguntas, inquietudes o algún aporte con respecto a este tema.
Crece en gracia en la mesa de comunión
Series Hábitos de GRACIA
La Cena del Señor es nada menos que un banquete conmemorativo que nos lleva nuevamente al pacto sellado en el Calvario con el sacrificio de Cristo en el que se entregó por nosotros.
Si te interesa conocer más acerca de este tema, te invitamos a que te comuniques con nosotros a través del número: +1(809)234-7795 y el correo electrónico: [email protected]
La versión de la Biblia que utilizamos es la Nueva Biblia de Las Américas (NBLA)
Sermon ID | 102824193773579 |
Duration | 37:49 |
Date | |
Category | Sunday School |
Language | Spanish |
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