00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Hemos llegado ahora al ministerio de la Palabra de Dios. Como siempre, vamos versículo a versículo en el libro de Marcos. Y como ustedes saben, estamos en el discurso del Monte de los Olivos ahora mismo. Vamos a cubrir los primeros a vesículos del discurso del Monte de Olivos. Entonces oremos, hermanos, para preparar para nuestro sermón. Padre Celestial, gracias por tu bondad al darnos tu palabra. En tu palabra encontramos corrección. En él encontramos instrucción. En él encontramos el glorioso Evangelio. Nos condenas con tu ley. Y nos llevas a Cristo. Y en Cristo podemos encontrar perdón. Podemos encontrar salvación. Estamos muy agradecidos por tu palabra, Padre. Ayúdanos hoy, Padre. Darnos lo que necesitamos esta mañana. Ayúdame como pastor y predicador a alimentar a tu pueblo con tu palabra. Por favor, haz que te comprendan y te conozcan. Ayúdales a crecer en gracia. Haz que confíen en ti y solo en ti, no en su inteligencia No en su pastor. No en sus buenas decisiones del pasado. Solamente en ti. Que se gloríen en tu hijo. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. Amén. Por favor, van conmigo en sus Biblias a Marcos capítulo 13, versículo 1 al 4. Marcos capítulo 13, desde el versículo 1 al 4. Dice así, Marcos 13, 1 al 4. Cuando Jesús salía del templo, uno de sus discípulos le dijo, maestro, Mira qué piedras y qué edificios. Y Jesús le dijo, ¿ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. Y estando él sentado en el Monte de los Olivos, Frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban en privado. Dinos, ¿cuándo sucederá esto? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas se hayan de cumplir? Amén. La semana pasada, llegamos a este capítulo y te hice una introducción. Hablamos de que este capítulo concreto de las escrituras puede ser muy difícil de entender. Puede que sea difícil, pero no es imposible. Es posible entender la palabra de Dios. Es la intención de Dios escribir su palabra para nuestra instrucción. Entonces, cuando llegas a un punto en la escritura que es difícil para ti, debes decir a ti mismo que yo puedo entender este texto. Simplemente hay que trabajar. Hay que aplicar esfuerzo, entender. De hecho, con trabajo duro y concentración es muy factible. Y también es una razón que debemos estar aquí en la iglesia. asistiendo fiel, es para entender la palabra. Dios nos dio pastores, maestros, no porque son personas especiales, pero él dio dones a ciertos hombres para explicar su palabra para nuestro bien. Entonces es porque estamos aquí. Es porque estoy aquí predicando este texto para tu entendimiento, para tu bien. Pero para comprender debemos ser muy cuidadosos. A veces es muy fácil saber lo que dice la Biblia. Puedes leer un versículo o un capítulo y puede valer por sí solo muy bien. A veces la afirmación es tan fácil que la entiendes casi sin pensar. Algunas veces como pastor, yo leo una escritura y yo pienso, ¿qué más puedo decir? Es muy claro, claro la escritura. Pero hay cosas más difíciles en la escritura. Hay cosas que requieren más estudio. Y cuando lleguemos a cualquier escritura, fácil o difícil, debemos prestar atención a cómo estudiamos. La semana pasada vimos cómo debemos estudiar utilizando exégesis. Debemos dejar que la Biblia hable por sí misma, exégesis. Debemos considerar quién hablaba y a quién hablaba. Debemos asegurarnos de que no estamos insertando nuestras propias ideas en el texto. Y a veces eso puede ser difícil. Porque cada uno de nosotros tiene un conjunto interno de prejuicios. Y esos prejuicios pueden venir de muchos sitios. La persona que dice que no tiene prejuicio, Es una persona que no entiende la condición de su propio corazón. Cada persona tiene muchos prejuicios. Esos prejuicios pueden proceder de cosas que nos han enseñado en el pasado. Pueden provenir de cosas que simplemente hemos asumido basándonos en nuestra experiencia. Pueden proceder de nuestra propia historia con el pecado. Al final nadie llega a la Biblia con una pizarra perfectamente limpia. Nuestra pizarra es sucia, incluso mi pizarra es sucia. Debemos trabajar y luchar para dejar a un lado nuestros prejuicios y comprender el texto tal y como debe entenderse. Especialmente cuando llegamos a textos que hablan del futuro, debemos ser muy cuidadosos. Porque tenemos una tendencia natural a querer sensualizar las cosas. Tenemos tendencia a ser especulativos. De hecho, vamos a ver hoy un poco esa misma tendencia en los discípulos sí mismos. Por tanto, debemos tener cuidado de no especular. Debemos tener cuidado de no interpretar la Biblia basándonos en las noticias. En su lugar, dejaremos que hable por sí misma. No vamos a interpretar este texto del templo considerando el conflicto en Israel ahora mismo. No tenemos que hacerlo. Tenemos la palabra de Dios. No debemos pensar en Hamas o Hezbollah. No es necesario. Tenemos la Biblia. Y dejaremos que la escritura interprete a la escritura. Vamos a ver múltiples escrituras. Vamos a considerar múltiples escrituras. Y cuando yo refiero a una escritura, Debes notar esto para considerar esta escritura en el futuro. Si no tienes una hoja del esquema, Buddy, puedes dar una hoja del esquema, asegurar que todos tienen una hoja, por favor. Debes tomar tu hoja del esquema ahora mismo. Hey, Buddy, aquí Nacho necesita uno. Hoy vamos a sentar aún más las bases antes de entrar en los detalles de las palabras proféticas de Jesús. Jesús va a introducir el tema y entonces los discípulos harán preguntas. Y vamos a considerar el escenario, el templo. y el núcleo de la conversación entre Jesús y los discípulos. Y lo principal que veremos es que la verdad no se encuentra simplemente en los hechos. La verdad no se encuentra simplemente en los hechos. Es importante cómo veas los hechos. Veremos cómo la extravagancia del templo fue traicionada por la impureza de los que adoraban en él. También veremos cómo puede perderse la grandeza del futuro si nos centramos en él erróneamente. El título de nuestro sermón es Del templo a la montaña. del templo a la montaña. Y en nuestro sermón tendremos dos puntos principales. Primero en los versículos 1 y 2 veremos el engaño de la extravagancia. Y por último, en los versículos 3 y 4, veremos las preguntas por responder. El engaño de la extravagancia y las preguntas por responder. Volvamos a los versículos 1 y 2 ahora mismo para ver el engaño de la extravagancia. Dice así. Cuando Jesús salía del templo, uno de sus discípulos le dijo, maestro, Mira qué piedras y qué edificios. Y Jesús le dijo, ¿Ves esos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. Vemos pues que Jesús abandonó el templo. Durante esta última semana de su vida, pasó bastante tiempo en el templo. Lo purificó por última vez. Aunque no podemos estar del todo seguros, podría haber sido su última vez en el templo. Puede que acabara de hacer su último adiós. Pudo ser que ver a la viuda dar sus diezmos y ofrendas fuera un último buen recuerdo suyo en el templo, para decir adiós al templo. Sabemos por los otros evangelios que Jesús se alojaba en Betania con Lázaro y su familia Betania está a un corto paseo de una milla o un kilómetro y medio a las afueras de Jerusalén, en el lado oriental. Para llegar allí, debes pasar por el Monte de los Olivos. No es un monte grande. El Monte de los Olivos es más como una loma, podemos decir en nuestro lenguaje. En este caso, Jesús y sus discípulos se encuentran realmente en el Monte de los Olivos. Por eso todo este capítulo se llama el discurso del Monte de los Olivos. Desde el Monte de los Olivos había una vista absolutamente impresionante del templo. El templo que existía en aquella época era el segundo templo. El primer templo construido por Salomón fue destruido cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo invadió e hizo que lo destruyeran. También llevó cautivo a todo Israel a Babilonia. A la vuelta del cautiverio, bajo el rey persa Darío, que acabó sustituyendo a los babilonios, Israel regresó a la tierra. Y Nehemias, el nuevo gobernador de Israel, con Esra, el sacerdote, Nehemias hizo reconstruir el templo. Y no era ni de lejos tan grande como el Templo de Salomón. Cuando reconstruyeron el fundamento o el cimiento del nuevo templo, muchos de los viejos en Israel lloraban, dice la palabra de Dios, porque recordaban el otro templo. Y era muy difícil para ellos ver, wow, la grandeza se fue. Pero, pero en el siglo primero antes de Cristo, Herodes, Herodes el grande hizo reformar y ampliar el templo. El edificio estaba cubierto de gigantescas losas de mármol y chapado en oro en muchas partes. Al parecer, el oro era tan brillante que el reflejo del sol podía ser cegador. Fue considerada una de las grandes maravillas del mundo. No había lugar de culto en todo el mundo conocido más grandioso y hermoso que el templo. El gran Coliseo en Roma, que todavía está allá ahora mismo, ellos construyeron esto y pagó por el coliseo con el oro del templo que Herodes reformó. Entonces, había mucho oro en y fuera de este templo. Por eso, los discípulos señalaron a Jesús en el versículo uno, Maestro, Mira qué piedras y qué edificios. No hay nada como esto. No hay nada en Roma como esto. No hay nada en todo este mundo como este templo. Puede que lo dijeran porque sencillamente estaban naturalmente asombrados por la belleza del edificio. Pero, pero, Es posible que hay otra razón por la que los discípulos señalaron a Jesús este templo. Porque Jesús estaba hablando ya sobre la destrucción del Templo. Van conmigo en sus Biblias a Mateo capítulo 23. Mateo capítulo 23 versículos 37 a 39. Jesús en Mateo 23 Empezando en el versículo 37, Jesús estaba hablando sobre el templo antes de este acontecimiento en lo que estamos en Marcos 13. Mateo 23, versículo 37 a 39, dice así. Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella. ¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas y no quisiste? Por tanto, la casa de ustedes se les deja desierta. Cuando él dice la casa de ustedes es una referencia al templo. Se les deja desierta el siglo 39, porque les digo que desde ahora en adelante no me verán más hasta que digan bendito aquel que viene en el nombre del Señor. Este texto aquí en Mateo 23 es el texto paralelo de esta sección en nuestra sección de Marcos 13. Estas palabras son las palabras de Jesús saliendo del templo después de de los Y en el versículo 38 dijo, por tanto la casa de ustedes se les deja desierta. En el Antiguo Testamento se suele hacer referencia al Templo de Israel como su casa, su casa o la casa de Dios. Además puede que recordaran las palabras de Jesús de antes. Vayan ahora conmigo en sus Biblias a Juan. Juan capítulo 2. Juan capítulo 2. Mateo, Marcos, Lucas, Juan. Juan capítulo 2. Versículo 13 al 22. Podemos ver en Juan capítulo 2 que Jesús hablaba sobre la destrucción del templo tres años antes, cuando purificó el templo la primera vez. Cuando Él purificó el templo en la última semana de su vida, no era la primera vez. Él purificó el templo en el principio. Dice así en Juan capítulo 2 versículo 13 al 22. La Pascua de los judíos estaba cerca y Jesús subió a Jerusalén. En el templo encontró a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados. Y haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos fuera del templo con las ovejas y los bueyes. Desparramó las monedas de los que cambiaban el dinero y volcó las mesas. A las que vendían palomas les dijo, quiten esto de aquí. No hagan de la casa de mi padre una casa de comercio. Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito, el celo por tu casa me consumirá. Mira de nuevo, tu casa, el templo, en el siglo XVIII. Entonces los judíos le dijeron, ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús les respondió, destruyan este templo y en tres días lo levantaré. Entonces los judíos dijeron en 46 años fue edificado este templo y tú lo levantarás en tres días. Pero él hablaba del templo, de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto y creyeron en la escritura y en la palabra que Jesús había hablado. Jesús lo dijo al principio de su ministerio. Así pues, no es la primera vez que Jesús menciona la destrucción del templo. De hecho, no prometió simplemente que el templo sería destruido. También prometió que se reconstruiría. Pero no se reconstruiría de la forma en que muchos imaginan que se reconstruiría. Pues Juan dijo en el versículo 21 que hablaba del templo de su cuerpo, de su cuerpo. El antiguo templo físico será destruido y se construirá un nuevo templo espiritual de su cuerpo. ¿Y qué es su cuerpo? La iglesia, la iglesia. Así que ahora, de vuelta en Marcos capítulo 13, no debería sorprendernos cuando Jesús habla en el versículo 2. Dice, ¿Ves estos grandes edificios aquí en Marcos 13, versículo 2? Puedes ver que les estaba atendiendo una trampa por la forma en que hizo esa pregunta. Cuando yo imagino a Jesús diciendo, ¿ves esos grandes edificios? Puedes imaginar casi una sonrisa empezando en su cara. Y añadió, no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada. Y en el año 70 después de Cristo, esta profecía se hizo realidad. Ahora mismo no queda ni una sola piedra del templo original en Jerusalén. Lo que hay allí ahora es una mezquita gigante. la cúpula de la roca, también conocida como Mezquita de Al-Aqsa. Lo único que queda es el antiguo muro de las Lamentaciones, que ni siquiera forma parte del templo. No era más que el muro de contención construido para sostener una parte del monte del templo. El templo no está allá. Está destruido. Pero el templo está aquí. La iglesia. Y esto nos enseña hoy una gran lección. No te dejes llevar por la extravagancia de las cosas. No idolatres la apariencia de las cosas. El templo era extravagante, muy extravagante. Era una gran maravilla del mundo, pero no era indestructible. De hecho, tenía un gran problema, porque la mayoría de las personas que adoraban en ella no eran verdaderos adoradores. La extravagancia cubría una pureza que no existía. En otras palabras, era mucha espuma y poco chocolate. Extravagancia no significa nada. Además, no confundas extravagancia con utilidad. El gran teólogo J. C. Ryle dijo que muchos niños están más enamorados de las flores de amapola que del maíz. Pero maíz tiene una utilidad. Podemos comer. Mientras que la flor es solo por belleza. Es algo bonito. bonito, pero no tiene utilidad. ¿Qué significa esto, hermanos? ¿Qué significa esto? Hermanos, no juzguen las cosas por su apariencia. No juzguen las cosas por su apariencia. Juzga las cosas según la palabra de Dios. No te juzgas en función de cómo apareces ante los demás. Júzcate a ti mismo según la palabra de Dios. No te engañes pensando que eres cristiano simplemente porque sabes comportarte en la iglesia. No te engañes pensando que eres puro por dentro porque sigues las normas culturales cristianas. ¿Amas y adoras a Dios de corazón? ¿Amas y adoras a Dios en privado? ¿Amas su palabra y su enseñanza? No te dejes engañar como muchos fariseos. No seas como los que pasaron por alto a la viuda fiel. Cristo no respeta las apariencias. Él no respeta las apariencias. Lo mismo ocurre con todos los adornos de la religión. Hay muchas iglesias grandes que a los ojos de Dios no son iglesias en absoluto. Hay muchos pastores y maestros populares que a los ojos de Dios no son pastores ni maestros en absoluto. No dejes que la pompa, la extravagancia y el carisma de alguien te engañen haciéndote creer que es santo. No dejes que tu propia pompa, extravagancia y carisma te engañen haciéndote creer que eres santo. Tenemos un verdadero problema en muchos círculos cristianos. Muchos ven grandes iglesias y suponen que es la bendición de Dios. Ven a predicadores populares y suponen que Dios ha bendecido su ministerio. Y puede que sea cierto, pero no llegues a esa conclusión basándote en las cifras. No muestres más diferencia hacia alguien o hacia una organización basándote en los números. Y no desprecies lo poco que el Señor te ha dado incluso aquí. En su lugar, céntrate en la santidad y la fidelidad. Piensa en la viuda en el templo y piensa en el hecho de que Dios no dijo nada a ella. Él no dijo nada a ella. Ella con fe y fidelidad dio su ofrenda y nadie dijo nada a ella. Ella llegó, olvidaba, y salió olvidada. Ya. Incluso Jesús no dijo nada. Pero él reconoció lo que hizo ella. Acabo de llegar de una conferencia muy grande de la capital ayer. en una conferencia en una iglesia muy grande, con muchos asientos, más que puedo contar. El aire acondicionado era muy bueno. Y había muchos pastores populares hablando. Pastores buenos, no pastores malos. Pero, ¿qué pasó después de cada tiempo de enseñanza? Una fila muy grande de personas para saludar a los pastores. Y estoy seguro que muchas de estas personas no tienen un mal corazón, solamente tienen mucho agradecimiento. Pero también hay algunos que quieren saludar al pastor porque, mira, él está en la televisión. Mira, él es muy importante porque su iglesia es muy grande. Y pueden ver la extravagancia. Y cuando eligen una iglesia para asistir, no piensan en la calidad de la enseñanza. No piensan en el alimento espiritual. No piensan en la confraternidad de los hermanos. piensen, hay muchas personas aquí y simplemente siguen la multitud, siguen la multitud. No debemos tomar decisiones, no debemos adorar y venerar cosas o personas por la extravagancia y la pompa. Debemos juzgar todas las cosas según la palabra de Dios. Grandes o pequeñas según la palabra de Dios. No podemos medir las cosas espirituales con la regla del mundo. Pasemos ahora a los versículos 3 y 4 de Marcos 13. Dice así. Y estando él sentado en el monte de los olivos, frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban en privado, dinos, ¿cuándo sucederá esto? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas se hayan de cumplir? Así pues, ahora vemos que Jesús tomó asiento en el Monte de los Olivos y tiene a cuatro de los discípulos con él. Este es el grupo de discípulos más cercano a él. Una cosa interesante de que Jesús estuviera sentado en el Monte de los Olivos es que hay mucho significado en este monte. En Ezequiel, capítulo 10 y 11, antes de la destrucción del primer templo, Dios profetizó el juicio de Israel. Ezequiel tuvo la visión de que la gloria del Señor se había alejado del templo y de Jerusalén. El texto nos dice que la gloria del Señor se elevó del templo y se detuvo en un cierto lugar. ¿Y qué es este lugar? El Monte de los Olivos. Dice en Ezequiel 10 y 11, el monte al este de la ciudad, que es el Monte de los Olivos. Es sorprendente que ahora con el segundo templo, la verdadera gloria del templo en Jesucristo, acabe de salir del templo. Y él también en este texto está ahora sentado en el Monte de los Olivos. Él también pronuncia un juicio sobre Israel y su templo. y se iniciará un nuevo templo a partir de su propio cuerpo. Entonces, en la primera destrucción del templo, podemos ver una imagen de la segunda destrucción del templo. Y podemos ver la gloria saliendo del templo, llegando al Monte de los Olivos. Y aquí, Cristo, quien es la gloria del templo, sentando en el Monte de los Olivos. Otro significado del Monte de los Olivos, más claro, es que se trata del mismo monte desde el que Jesús ascenderá pronto al cielo tras su resurrección. Y cuando vuelva, volverá sobre el mismo monte de los olivos. Incluso su acto de sentarse en la montaña era una postura habitual de un maestro también. Sólo Jesús tiene autoridad para juzgar a todos los hombres. Sólo Él tiene autoridad para decirnos lo que ocurrirá en el futuro. Él es el preeminente, y los discípulos podrían haber empezado a comprenderlo. Al menos sabían que tendrían una respuesta a su siguiente pregunta. En el versículo 4 preguntaron, Dinos, ¿cuándo sucederá esto y qué señal habrá cuando todas estas cosas se hayan de cumplir? Estas dos preguntas son la clave de lo que Jesús responde en todo este capítulo. Recuerda que debemos leer la Biblia por lo que dice y debemos leerlo según el público original. Cuando Cristo está hablando en Marcos 13, no está hablando con nosotros directamente. Él está hablando con cuatro hombres. Con él en el monte de los Olivos. Debemos recordar que aquí, en este contexto, hay un diálogo. Hay un diálogo. Hay un público original. Jesús no dijo algo de la nada. Él estaba respondiendo a una pregunta que ellos dieron a él. ¿Daron o dieron? ¿Entendieron? Gracias. Cuando habla en Marcos 3.13, está respondiendo a una serie concreta de preguntas. Van conmigo a Mateo 24, versículo 3. En este pasaje, encontraremos las mismas preguntas. Es el texto paralelo, pero con un poco más de detalle en este texto. Dice así, Estando Jesús sentado en el Monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos en privado y le preguntaron, dinos, ¿cuándo sucederá esto? Pregunta número uno, ¿y cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo? Entonces mira, su venida y la consumación de este siglo. En Mateo 24, versículo 3, podemos ver que los discípulos no solo preguntaban por la destrucción del templo, también preguntaban por la señal de la venida trunfada de Jesús para ocupar el lugar que le corresponde como rey. Está bastante claro que aquí ni siquiera pensaban en el cielo. Pensaban en la venida de Jesús para iniciar una nueva época de la historia humana cuando se apodere del mundo como el gran rey mesiánico. Si ustedes pueden recordar de la semana pasada, yo refería a cómo podemos ver montañas en la distancia. De aquí, algunas montañas pueden parecer una montaña. Pero cuando acercamos a las montañas, podemos ver, oh, no, hay múltiples montañas aquí. Hay uno aquí, hay uno aquí, hay uno aquí. Y los discípulos, por tanto, estaban combinando erróneamente los dos acontecimientos. Los discípulos se dieron cuenta de que Jesús no hablaba solo de la destrucción del templo. Parecían pensar que la destrucción del templo coincidiría con la gran toma de poder mesiánica. Esperaban un gran acontecimiento. Esperaban la llegada de un nuevo orden mundial. Y en cierto sentido, ese nuevo orden mundial estaba llegando. Pero aún no había llegado. En las próximas semanas veremos que es necesario hacer más. Existe un proceso. Hay un medio para llegar al fin. Si quieres ser ingeniero, tienes que aprender primero. No puedes decir, OK, yo quiero ser ingeniero. Mañana soy ingeniero. No. Tienes que aprender cómo ser ingeniero. Hay un medio para llegar al fin. Y eso nos lleva a otra lección que aprender. Debemos aprender de la confusión de estos discípulos. Les resultaba muy fácil pensar en la gran victoria del futuro. Pero pronto Jesús les indicaría no solo la victoria, sino su responsabilidad actual. Hay dos trampas en las que podemos caer. Algunos caen en la trampa de la especulación interminable sobre el futuro. Se dedican a discutir hasta lo más mínimo sobre el futuro. Pero pierden de vista el mensaje principal de Jesús en todo este mensaje. Belén, él dice, Belén. Debes permanecer despierto y vigilante porque se acerca el juicio, Belén. Pero hay otra trampa. Algunos caen en la trampa de pensar solo en el hoy. Actuamos como si Jesús nunca fuera a volver. Actuamos como si el futuro no influyera en el presente. Y a esa persona siempre le faltará el ánimo porque ha olvidado el final. Debemos pensar en el todo. Debemos ver nuestra responsabilidad ahora mismo y debemos mirar con esperanza al futuro. Y mientras miramos, debemos recordar que es la verdadera santidad. No debemos pasar el tiempo construyendo castillos de arena. Debemos dedicar nuestro tiempo a vivir y trabajar para Cristo de corazón, confiando solo en Él y en su Evangelio, velando, velando. Si esta mañana no eres cristiano, mi llamada es a que consideres tus caminos. O puedo decir, la llamada de Cristo es a que consideres tus caminos. Igual que el templo será destruido un día, este mundo será destruido. Y debes estar en Cristo. No confíes en tu santidad exterior, tu amabilidad, tu capacidad para hacer amigos o tu conformidad con la cultura. En el día final, no importa si todos tus prójimos piensan que eres cristiano. No importa tu aspecto. No confíes en lo que los demás piensen de ti. Necesitas la verdadera santidad que sólo Cristo puede proporcionar. Conoce todos tus secretos. Él conoce todos los pecados que has olvidado. Nunca podrás engañarle. Del mismo modo que no se dejó engañar por la belleza del templo, no se dejará engañar por tus obras exteriores. Cristo no está interesado en tu extravagancia. Necesitas que Él te cambie. Si no, Él te destruirá. Ha muerto por los que ven sus obras externas como trapos de inmundicia y se vuelven a Él en arrepentimiento y fe. Y también para los que son cristianos. Como cristiano eres una parte del nuevo templo. Y el templo no tiene su gloria tampoco en su aspecto, en su extravagancia. Tu gloria no es en tu habilidad de mostrar un tipo de santidad fuera. Tu gloria es en la santidad adentro, la santidad que solo viene de Dios. Es como un ladrillo, una piedra viva. En el templo tienes la responsabilidad de vivir santo, de corazón, ante Dios, sobre su opinión. Debes tener la mente de ser. Debes tener la habilidad de ser. Estoy, ahora mismo, estoy viviendo por mi Dios. Estoy haciendo cosas ante él. Todas mis ambiciones, todos mis deseos son para él. Toda mi vida es suya. Yo soy parte de su casa, la casa de Dios. Y puedo decir que su casa es una casa de oración. Y Él no tiene que destruir este templo, porque este templo es el cuerpo de su Hijo. Y voy a cumplir mi responsabilidad con el poder de Dios. La semana que viene empezaremos a ver la profecía de Jesús. Hablará del comienzo de los dolores de parto. Y como ocurre con una mujer embarazada, los dolores de parto van y vienen. Pero con el tiempo aparecen con una frecuencia y una intensidad cada vez mayores. Y estas cosas no solo eran una señal de la próxima destrucción de Jerusalén, también son una señal de la venida de nuestro Señor Jesucristo. Y recuerda, la destrucción del templo es un tipo de la destrucción del mundo. La venida de Cristo para destruir el templo es un tipo de la venida de Cristo para juzgar todo el mundo. Oremos, hermanos. Padre celestial, gracias por todo lo que aprendemos de tu palabra. Ayúdanos, Padre. Ayúdanos a no ser esclavos de lo que ven nuestros ojos terrenales. Ayúdanos a no ceder a la extravagancia de lo que nos rodea. Además, ayúdanos no solo a pensar en lo que vendrá en el futuro, sino también a pensar en nuestra responsabilidad ahora mismo. Ayúdanos a velar y estar atentos, estar vigilantes. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.
Del Templo A La Montaña
Series Exposición de Marcos
Sermon ID | 1026241953362822 |
Duration | 52:46 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Mark 13:1-4 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.