Sansón y Dalila: El Punto de No Retorno

Todo pecado tiene su punto de no retorno. No que Dios no lo pueda perdonar. Sino que el punto donde ya se han sobrepasado las consecuencias de tal manera, que es imposible volver al punto en el que estaba antes de cometerlo. Sansón, después de tanto jugar con el pecado llega a ese punto en el que Dios lo abandona en su pecado, lo entrega a sus enemigos y las consecuencias de sus acciones finalmente le pasan factura.
Nuestro relato de hoy nos muestra cómo se mira una persona que seducida por el pecado decide ceder a sus nefastas pretensiones. También como el enemigo de nuestra alma, astuta y sigilosamente nos va envolviendo en el placer hasta que finalmente nos atrapa reduciéndonos a la impotencia sin podernos librar de sus garras si no es por el poder de Cristo en la regeneración.